"...No son pocos los portales, revistas y páginas web especializadas en las que todo lo hecho en el ruedo es extraordinario, sensacional y magnífico. Los de coleta destilan arte, valor y ciencia lidiadora a chorros; los toros son un dechado de bravura, nobleza y trapío como nunca se viese en plaza alguna; las asistencias, masivas a diario y las programaciones y planes empresariales no admiten un sólo pero ni objeción...
Brindis al sol (que más calienta)
Burladero/jueves, 7 de septiembre de 2023
No pierde ocasión el personal de lucirse y sacar pecho a la más mínima ocasión. Lo malo es que, muchas veces, se hace buscando provecho fácil y arrancar ovaciones, y votos, con acciones de más bien poco valor o ninguno, haciendo ilusionismo ante un público entregado de antemano o poco entendido.
No pocos matadores basan buena parte de sus triunfos en acciones de este tipo, de más envoltorio que contenido y con más fachada que interior. Pero suelen ser los políticos -paisanos que de un tiempo a esta parte han encontrado en la administración de la cosa pública un medio de vida que no exige titulación, preparación ni formación y una muy generosa remuneración por, en un también muy alto porcentaje, rascarse sus partes- los que más se sirven de aquellos trucos y cortinas de humo.
Tras dos años de veto por parte de la ex alcaldesa de Gijón, Ana González, del PSOE, que se valió de una absurda polémica por los nombres de dos toros que se lidiaron en El Bibio en la feria de 2021, la nueva regidora de la ciudad asturiana, Carmen Moriyón, de Foro Asturias, que gobierna gracias a los apoyos de PP y Vox, revocó la prohibición del anterior consistorio socialista y hace unos días la ciudad asturiana volvió a disfrutar de su feria taurina.
Sin embargo, al presidente de Asturias, Adrián Barbón, no le sentó nada bien que Gijón volviese a tener espectáculos taurinos por las fiestas de Begoña y ser, de paso, uno de los puntos clave de la temporada estival.
Adrián Barbón, socialista como la anterior alcaldesa de Gijón, usó las redes sociales para demonizar a la tauromaquia cuando se reabrieron las puertas del coso gijonés tras años de veto del PSOE. Mostrando la foto de un toro moribundo, Barbón aseguraba que "hay cosas imposibles de aceptar", asimilando el espectáculo taurino al "maltrato animal". En su cuenta de Twitter razonaba lo siguiente: “Voy a tratar de ponerme en el lugar de las personas a las que les gusten las corridas de toros y su pretensión de justificarlas. Lo intento. Pero hay cosas imposibles de aceptar”. Fenomenal.
Pero como también, hay que cuidar al votante, dejó claro que “Dado que la Ley consigna a la tauromaquia como patrimonio cultural inmaterial de España, nuestra Comunidad no puede hacer nada más allá de no financiarlas y hacer pedagogía explicando la realidad de las cosas”. Explicaciones que no parecieron suficiente argumento a la portavoz de Podemos en la Junta General del Principado, Covadonga Tomé, que aseguraba, indignada y ofendida, que el gobierno autonómico “tenía motivos de sobra para impedir la vuelta de este festival salvaje a Xixón y no quiso. Ahora no valen excusa”. Y éstos mandan y les pagamos todos...
No perdieron ocasión de lucirse, desde el bando taurino, quienes se arrogan el papel de campeones y paladines de la defensa de la tauromaquia, que enseguida saltaron al papel, a las ondas y al ciberespacio tirándose de los pelos y arremetiendo contra la parte contraria, luciéndose de nuevo en su afán de demostrar su apoyo indudable e incondicional a la causa.
Un apoyo que, sin embargo, en su quehacer cotidiano y habitual se enmascara en una nebulosa que, desde fuera, hace que se perciba claramente como propagandístico más que otra cosa.
No son pocos los portales, revistas y páginas web especializadas en las que todo lo hecho en el ruedo es extraordinario, sensacional y magnífico. Los de coleta destilan arte, valor y ciencia lidiadora a chorros; los toros son un dechado de bravura, nobleza y trapío como nunca se viese en plaza alguna; las asistencias, masivas a diario y las programaciones y planes empresariales no admiten un sólo pero ni objeción.
Por contra, presidentes, a los que llaman prevaricadores, ladrones y filibusteros, veterinarios, a los que se acusa de hacer a la fiesta más daño que un pedrisco, y quien no sea de su cuerda y les baile el agua, perjudican y estorban.
Creen que la gente es tonta y traga con cualquier milonga y ellos confunden periodismo con publicidad, poniéndose al servicio de quien les paga por defender unos intereses que no son los de aquellos que pasan por taquilla y sostienen, en realidad, un tinglado que necesita más apaños que adhesiones inquebrantables y, por tanto, falsas como una moneda de tres euros.
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