Un refrán transmite sabiduría popular en formato comprimido. Ofrece una moraleja, una enseñanza y, a la vez, nos podemos dar un chapuzón lingüístico.
Lingüísticamente el español es la tierra prometida, rico y potente en expresiones y refranes. Hay unos cien mil refranes registrados. En absoluto es de extrañar que hay once premios nobel de habla español.
«Sin decir agua va» significa «sin avisar» y se utiliza como reproche a quien nos ocasiona un daño o pesar sin habernos prevenido, sin habernos avisado. En aquellos tiempos cuando se vaciaban los orinales en la calle arrojando su contenido desde la azotea de las casas se gritaban «¡Agua va!» Parece ser que no siempre se avisaba o que el aviso venía tarde, cuando el peatón en la calle tenía ya el maravilloso contenido del orinal encima y ya no se podía hacer nada.
«Ponerle los cuernos» le decían a una mujer que le era infiel a su marido, quien le ponía los cuernos a este. Se dijo del hombre y no de la mujer, la que planteaba un dilema de honra. «Cornudo» era palabra infamante, una de las palabras mayores de las que se debía desdecir quien las decía si querría evitar batirse en duelo con el infamado.
Al fondo de esta preocupación está la necesidad que el hombre y la sociedad sienten de saber con seguridad de quién son los hijos. Por disipar la incertidumbre acerca de los hijos, es por lo que se rodeó a la mujer de especiales precauciones y se castigó duramente su infidelidad.
Desde la óptica del siglo XXI suena una práctica y actitud de hipocresía y doble moral, pero algo completamente aceptado en su época.
«Tener enchufe» es tener una recomendación que sitúa al enchufado en posición ventajosa, respecto de otros que tienen tantos méritos o más que él, para acceder a un cargo. Lo conseguido por enchufe se obtiene sin mérito suficiente para ello. En ese caso, para tener éxito, es más importante disponer de buenos contactos que estar preparado. Estos contactos con alguna persona influyente son los que a la imaginación popular le llevó a llamarlos «enchufes».
Se entiende todavía hoy en día «Las dos Españas» haciendo alusión a la España de la Guerra Civil entre nacionalistas y republicanos o entre derechas e izquierdas. No es lo que originariamente significaba.
Es una expresión por el filósofo español Jaime Balmes (1810-1848). Él llegaba a la conclusión de que hay dos Españas y que la solución no es eliminar a una de las dos, sino armonizar las dos, abrir la puerta «por la que pudieran entrar hombres de todos los partidos sin tener que bajar demasiado la cabeza.»
Las guerras carlistas muestran la existencia de esas dos Españas que no podían entenderse; por un lado, la España que quería cambiar todo y, por otro lado, la España tradicional y conservadora.
Menéndez Pelayo hablaba de la «España afrancesada» y «Los españoles de España» o de los modernistas y tradicionalistas.
Según Antonio Machado «Españolito que vienes / al mundo, te guarde Dios / Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón.»
A estas alturas recomendaría a las nuevas generaciones reescribir este capítulo de historia y cerrar las cicatrices internas de una vez por todas y así sacar la mejor versión de España en el siglo XXI.
«Estar al loro» es estar al tanto de lo que ocurre, de lo que se comenta, estar a la última noticia. En lenguaje cheli, jerga marginal, loro es una radio o se refiere a un joven madrileño de la clase popular. En Chile loro es un individuo enviado con disimulo para averiguar algo y en Colombia loro significa, en la jerga juvenil, persona muy habladora.
Los chinos también tienen una multitud de proverbios y modismos, parte consustancial del idioma. Un estudiante del chino mandarín que domine proverbios está mejor considerado que otro estudiante sin ese bagaje.
Así que «Quien lengua tiene, a Roma va» que significa que quien pregunta llega bien a todos los lugares.
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