lunes, 20 de noviembre de 2023

Grandes capoteros / por Pla Ventura


"..Han sido muchos a lo largo de la historia, desde Cagancho, Curro Puya, Manolo Escudero, Rafael de Paula, Luis Segura, El Inclusero, Antonio Sánchez Puerto, Fernando Cepeda y algunos más que se me escaparán de mi memoria infiel, hasta llegar a nuestros días en los últimos XXV años que, para nuestra fortuna, al margen de Morante, capotero y artista por todos los poros de su piel, contamos con un elenco de artistas con el capote que, sus lances nos han revivido.."


Grandes capoteros

Pla Ventura
Toros de Lidia/20 noviembre, 2023
En los tiempos que vivimos añoramos el toreo de capote puesto que, en la mayoría de las tardes, el capote no deja de ser un instrumento de trámite para los diestros anhelando de que llegue el tercio final para usar la muleta que, como dicen, es donde se consiguen los triunfos. Algunos, incluso, hasta afirman que el toreo de capote no tiene repercusión final de cara al éxito del diestro pero, me parece esa opinión muy baladí por las razones que ahora explicaré.

Ocurre que, por tratarse del primer tercio es muy difícil torear con el capote por aquello de que, el toro, tras su salida de chiqueros está entero –el que lo está- y, en muchas ocasiones, pararlo ya es un éxito. Es cierto que, existen unas ganaderías que, por su condición es casi imposible torear a gusto con el capote, los Albaserradas son el ejemplo de lo que digo. Eso sí, cuando un toro, de salida, tiene la suficiente nobleza para embestir al percal, si el torero que tiene enfrente es un artista, lo realizado por el diestro no es sencillo de olvidar; no digo que hoy puntúe esa manera bella de interpretar la verónica, entre otras muchas suertes, pero que son inolvidables, eso es más cierto de que existe un Dios.

Los aficionados que peinamos canas siempre hemos oído hablar del llamado quite del perdón y no es causa baladí. Se trata de cuando un torero no había tenido su tarde, en el quite de pudiera hacerle al toro de un compañero, en breves momentos las lanzas se tornaban cañas, de ahí el perdón o indulto que los aficionados le otorgaban al diestro en cuestión. Decían los revisteros de antaño que, por ejemplo, Joaquín Rodríguez Cagancho, la mayoría de las tardes se libraba de las iras del público por llevar a cabo el quite referido y eso tiene un mérito incalculable.

En el toreo, si se me apura, lo que queda en la mente del aficionado es la faena de muleta pero, que en el corazón de los aficionados, al marcharse, vayan dando lances por las calles por aquello que han visto en el capote de un torero determinado, eso sí tiene un valor añadido que nadie nos lo podrá arrebatar. Es más, la fuerza del capote es tanta que, muchos diestros no han sido figuras del toreo y se les recuerda por su labor capotera. Han sido muchos a lo largo de la historia, desde Cagancho, Curro Puya, Manolo Escudero, Rafael de Paula, Luis Segura, El Inclusero, Antonio Sánchez Puerto, Fernando Cepeda y algunos más que se me escaparán de mi memoria infiel, hasta llegar a nuestros días en los últimos XXV años que, para nuestra fortuna, al margen de Morante, capotero y artista por todos los poros de su piel, contamos con un elenco de artistas con el capote que, sus lances nos han revivido.


Dentro de este último período de tiempo que he aludido, tenemos, por ejemplo, a Diego Urdiales que, sin ser figura del toreo ha sido el que mejor ha toreado con el capote en los últimos tiempos; mejor y con más asiduidad. Muchas con las tardes que le recordamos capote en mano para salir de la plaza henchidos de emoción por aquello que hemos visto de sus manos y sentidos. Ahí está su actuación de Vista Alegre en Madrid hace dos temporadas cuando, el riojano, se entretuvo en ofrecernos un recital de veinte verónicas en una misma tarde. Y no digamos de su recital en Colmenar Viejo, en la mismísima plaza de Las Ventas este año y, así una larga lista de actuaciones que no hemos visto pero sí nos han contado testigos presenciales, caso de sus notables actuaciones capoteras en Logroño. Majeza, armonía, sentido creativo, la forma de mecer el capote, todo ello, aunado, nos ha mostrado la faz creativa de este diestro admirable que, si con la muleta ha conseguido triunfos inenarrables, con el capote se ha superado así mismo.


Y, como nuevos valores con el capote, tenemos a dos artistas ejemplares que, por su juventud, barruntamos que, además de lo que han creado en el primer tercio, les queda mucho por ofrecer para dicha de los aficionados que tengamos la suerte de seguir admirándoles, me refiero a Juan Ortega y Pablo Aguado que, si se me apura, no sabría a quién poner por delante. Lo ideal es verles a ambos en una misma tarde en la que los toros quieran colaborar, cosa que ya ha sucedido. Es el sentido estético que tienen, la belleza con la que interpretan el lance a la verónica, sin duda, el más hermoso y difícil de llevar a cabo si de creatividad y armonía hablamos. Juan Ortega, por ejemplo, que este año no estuvo en San Isidro, acudió a la feria de otoño de Madrid y, por unas verónicas hermosísimas que nadie hemos podido olvidar, en el próximo año figurará en los carteles isidriles.


El capote, como es obvio, te permite hacer innumerables suertes para distraer al aficionado, cosa que hacen muchísimos diestros pero, amigo, que un quite con el capote quede en la mente de los aficionados pese a que el toreo haya tenido una tarde desigual con la muleta, eso es privilegio de muy pocos diestros, así ha sido toda la vida y, como se ha explicado, siguen siendo muy pocos los elegidos para elevar el toreo de capote a la más bella expresión del toreo.

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