"..Cuando se rompen las reglas de juego y se otorga la impunidad a un grupo de delincuentes a cambio de sus escaños, se quiebra algo mucho más importante que la gobernabilidad del país. Lo que se destruye es la confianza en el sistema y la legitimidad de sus gobernantes que no solo deriva de una mayoria parlamentaria, como sostiene esta infumable Izquierda.."
CERTEZAS
En un mundo occidental sin valores absolutos,sin sólidos principios y en cuyas sociedades se ha instalado el relativismo, vivimos sin certezas.
René Descartes, se planteó la posibilidad de que el pensamiento solo fuera un sueño. Pero superó esta idea mediante el sistema en el que basó la tesis de su filosofía: pienso, elucubro, dudo, luego existo.
Es recomendable leer su “Discurso del Método”. También conocer que muchas verdades consideradas absolutas en el ámbito de la Ciencia, acabaron resultando falsas. Dudar es propio de personas inteligentes. Pero no se puede ser coherente a nivel individual ni construir una sociedad en la que exista una buena convivencia, sin ninguna certeza. No se puede ni se debe vivir sin algunas certezas. Por ejemplo, creer absolutamente en los principios que recoge el Derecho Natural; o en los diez Mandamientos para los católicos practicantes. Algo, ¡unos principios irrenunciables!.
Pero esta sociedad vive instalada en la incertidumbre que se deriva del vacío del relativismo.
Yo afortunadamente tengo algunos principios inalienables. Y también certezas.
Tengo la certeza de que la famila, como el lugar de nacimiento, es decisiva y determinante, para bien o para mal, en la vida de una persona. Es la unidad social básica donde el individuo se forma desde su niñez. Es por tanto, la célula principal de la sociedad.
Tengo la certeza de lo que es y representa mi patria, España.
Tengo la certeza de que el comunismo es la peor lacra que puede sufrir la humanidad. Lo que me sorprende profundamente es que no todos lo tengan igual de claro tras los ejemplos del pasado y del presente (Rusia-URRSS, China, Cuba, Corea del Norte, nuestra Segunda República, Venezuela, Chile, Colombia, Méjico, etc).
Tengo la certeza de la imperiosa necesidad de cambios en nuestra sociedad y en nuestra Constitución, en cuanto a Educación, en cuanto a suprimir las Autonomías o al menos recuperar para el Gobierno central competencias cedidas a éstas, así como la independencia del Poder Judicial; cambiar la Ley Electoral, ilegalizar aquellos partidos cuyos programas sean contrarios a la Constitución (Bildu, ERC, Junts, PNV, y todos los comunistas, tengan la denominación que tengan), y muchas cosas más.
Tengo la certeza de que una Ley de Amnistía es inconstitucional y terminaría de destruir el ya muy tocado Estado de Derecho.
Tengo la certeza de que el fin no justifica los medios.
Resulta ilícito, por ejemplo, engañar a los votantes, traicionar los compromisos, pactar con delincuentes fugados, vulnerar la Constitución, obligar a prevaricar a los miembros del T. Constitucional, y en definitiva escribir con renglones torcidos, incluso si la finalidad fuera buena, como sostiene el felón Sánchez y su banda:
”por la pacificación de la sociedad catalana”, que por supuesto es un pretexto falso y que produciría el efecto contrario, para que un psicópata de libro haya podido ser investido presidente y seguir destruyendo España.
Es importante proteger los principios y la base moral que sustenta nuestra gravemente herida democracia. Cuando se rompen las reglas de juego y se otorga la impunidad a un grupo de delincuentes a cambio de sus escaños, se quiebra algo mucho más importante que la gobernabilidad del país. Lo que se destruye es la confianza en el sistema y la legitimidad de sus gobernantes que no solo deriva de una mayoria parlamentaria, como sostiene esta infumable Izquierda.
Por todo lo dicho y por mucho más, tengo la certeza de que hemos de luchar implacablemente contra la tiranía del “sanchismo”.
En la vida uno debe perseguir siempre sus ideales y sus sueños, incluso si parecen imposibles o irracionales.
No debemos perder nunca la pasión por vivir, incluso en un mundo que nos repugna.Intentémos cambiarlo. No tengamos miedo a luchar por lo que creemos, sin importar cuan inalcanzables puedan parecer nuestros ideales.
Debemos combatir la autocracia que nos están imponiendo.
Cuando la tiranía se hace ley, la rebelión se vuelve legítima.
Eduardo Balbás
Madrid, 07.XII.2023
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