martes, 2 de enero de 2024

El progresismo progresa hacia el abismo / Rafael Comino Delgado

Miembros del Gobierno  de la dictadura en la gala de los Goya

"..Al final siempre perdurará lo verdadero lo autentico. El progresismo, ésta religión sin Dios, esta dictadura que campa por el mundo, y especialmente por España, como una pandemia peor que el Covid 19, que engaña a los que se quieren dejar engañar, o no tienen entendederas suficientes para darse cuenta de que todo lo que predican es mentira.."

El progresismo progresa hacia el abismo

Rafael Comino Delgado
Catedrático de la Universidad e Cádiz
Oímos hablar a Sánchez y su banda, y en general a toda la izquierda radical española, pues ya no queda izquierda moderada o socialdemocracia, de progresismo, de que su gobierno es progresista, pero nadie, que sepamos,  ha conseguido una definición exacta y clara de lo que es realmente el progresismo, pues cuando creemos que avanzamos en algo puede que estemos retrocediendo en otro aspecto, pero lo cierto es que hoy día campa por el planeta tierra una ideología llamada progresismo, que muy resumidamente, trata de eliminar a Dios para proclamarse dioses los líderes de esa ideología o nueva dictadura, que al fin y al cabo es una religión dictatorial  atea. Sería, pues una religión sin Dios para así poder ellos ser los dioses, o si lo prefieren para hacer creer al ser humano que somos dioses. 

Esa nueva religión o ideología, o dictadura, la imponen los progresistas, igual que en otros tiempos los comunistas o socialcomunistas, imponían y siguen imponiendo sus ideas criminales, dentro de esa ideología generalizada llamada progresismo, o igual que Hitler y sus seguidores imponían el nazismo, o igual que Mussolini y sus seguidores imponían el fascismo, haciendo creer a sus seguidores que aquello era la verdad absoluta, lo máximo a que se podía aspirar.

Esta dictadura actual llamada progresismo se caracteriza según, y muy acertadamente, afirma el filósofo francés Michel Onfray por cinco características fundamentales, cuales son:

a) Acabar con la libertad, como toda dictadura que se precie; b) Suprimir la verdad sustituyéndola por su verdad. Eso mismo lo predicaba y predica el socialcomunismo, que tenía y tiene por lema: “Lo importante no es la verdad sino tener los medios de educación para difundir nuestra verdad”; c) Eliminar la historia sustituyéndola por otra inventada a capricho del progresista. Lo que pasó no es verdad, la verdad es lo que ellos nos quieren contar, adaptado a sus deseos; d) No hay diferencia entre los sexos. Solo hay un sexo con una amplia gama de orientaciones; e) Difundir todo lo que se pueda el odio a quien piense diferente. Esto lo ha tomado el progresismo del socialcomunismo, cuyo lema por encima de todo es odiar al otro, y también en parte del nazismo, que odiaba no solo a los  judíos sino también a las etnias que no fueran la aria. 

A estas características hemos de añadir, en nuestra opinión, tres más, que son, ser ateo o todo lo más agnóstico, querer humanizar a los animales irracionales, o animalismo ( enorme negocio con el que se están haciendo de oro muchos progres), y utilizar un lenguaje inclusivo al máximo. Nunca habrán visto a un verdadero progre decir, “juro”, siempre dicen “prometo”, y de un tiempo a esta parte rechazan la fiesta de los toros, dicen que es una salvajada, cuando hace pocos años eran aficionados

Por supuesto, si su mascota está enferma experimentan un gran sufrimiento, y no digamos si muere. El lenguaje inclusivo es absolutamente necesario para ser progre, de lo contrario serás rechazado por la secta. Y ello porque un progre de verdad, un progre pata negra ha de ser ateo, animalista y decir “amigos amigues y amigas, compañeros, compañeres y compañeras," por solo poner un par de ejemplos. Naturalmente todo ello hay que expresarlo públicamente cuantas más veces mejor. 

El periodista y escritor turco Peyami Safa dijo:

  “Si quieres destruir una nación, no hay necesidad de hacerle la guerra. Basta con hacerle olvidar su historia, perturbar su lenguaje, alejarlo de su religión”. 

Si se presta un poco de atención nos damos cuenta de que Sánchez, los llamados progresistas, el gobierno actual, ya han hecho y siguen haciendo las tres cosas, mencionadas por Safa para destruir una nación, que están incluidas en las características exigidas por el progresismo, a nuestro modo de  ver. Así pues en España “el progresismo progresa hacia el abismo, hacia la destrucción de la patria y hacia la dictadura”. Es decir, que estamos en el buen camino para ser un país muy progresista, en una España destruida, pero disfrutando la dictadura que nos hemos dado y, como es sabido, en la dictadura no hay libertad, no tendremos libertad ni siquiera de pensar por nosotros mismos, ya que si pensamos lo que no está de acuerdo con el progresismo seremos señalados y discriminados. Hay que pensar lo políticamente correcto, que es lo que dice el gobierno progresista, y el que no piense así deberá ser eliminado o por lo menos muy discriminado. Con ello están logrando que, al menos, la mitad de los españoles padezcan el llamado síndrome de Solomon Asch, caracterizado porque, “aunque se piense otra cosa se dice lo que dice la mayoría, para no distinguirse”.

Pero Jesucristo dijo, “la verdad os hará libres”, refiriéndose a Dios como la verdad absoluta, y el sabio Cicerón decía que, “así como nada es más hermoso que conocer la verdad, nada es más vergonzoso que aprobar la mentira y tomarla por verdad”, lo que a su vez nos parece “una gran verdad”, que diariamente observamos practica nuestro gobierno. Por tanto, el que está inmerso en la mentira del progresismo no es realmente libre, y vive una vida que puede ser de éxito aparentemente, pero en realidad es una vida equivocada, vergonzosa, miserable, indigna, despreciable. Santo Tomás de Aquino decida que, “una vida dedicada a la búsqueda y conocimiento de Dios (la verdad) será la más perfecta y feliz que podremos vivir”. Sin embargo, ese pensamiento tomista queda descartado para el progresismo, ya que Dios está descartado por definición. Dioses son los progresistas, y sus lideres los dioses supremos. 

No obstante, nosotros creemos que pocas cosas hay en la vida por las que valga la pena luchar hasta la muerte, y entre ellas están la verdad, la dignidad y la justicia, tres conceptos que para el progresismo no son lo que son, sino lo que ellos quieren que sean, lo que les conviene que sean en cada momento, y por el momento lo que quieren es que no se practiquen tales conceptos. Nosotros, que no somos progresistas ni de lejos, siempre hemos tenido obsesión por conocer la verdad de cada cosa, sustentada en el trípode ética, dignidad y justicia, y creemos firmemente que el hombre sabio, el hombre integro, el  hombre sensato, será veraz, enemigo acérrimo de la mentira. Lope de Vega pensaba que nadie puede apartarse de la verdad sin dañarse a sí, y nosotros decimos que, “el castillo de la mentira siempre acaba derrumbándose y aplastando a los viven dentro” , es decir, los que viven en la mentira permanente, y  creemos que para llevar  una vida moral e intelectualmente satisfactoria solo hay un camino que es la verdad por encima de todo.

Y es que el hombre verdaderamente hombre cabal, equilibrado, tiene como fin, en esta vida, conocer y vivir la verdad, por la cual lucha, pero al querer eliminar a Dios de nuestras vidas tenemos que eliminar también la verdad, la naturaleza, porque esta es un testimonio de Dios entre nosotros, pero la naturaleza no la podemos eliminar ni cambiar por mucho que lo intentemos; por mucho que digamos que un homosexual es un hombre o una mujer normal, sigue siendo un intersexo según la Biología, aunque debe tener todos los derechos y deberes ante la ley como cualquier otro, y no se debe discriminar por ello; por mucho que digamos que un matrimonio es la unión de dos homosexuales, seguirán siendo homosexuales (y no pueden ser matrimonio, que es la unión de hombre y mujer), por tanto intersexos, y no hombre y mujer; por mucho que digamos que un diabético es normal seguirá siendo un diabético que necesita tratamiento médico, y tampoco se debe discriminar por ello; por mucho que digamos que Dios no existe tenemos que vivir de acuerdo con unas leyes impuestas por Dios en la naturaleza, y en la mente de cada ser humano, que son las leyes naturales, porque Dios ha impreso en el intelecto y en la conciencia de cada uno esas leyes naturales, que nos hacen saber diferenciar el bien del mal, aunque luego en la realidad hagamos el mal, pero sabiendo que es mal. 

Todos sabemos lo que es el bien y lo que es el mal, y aunque nos repitan lo contario mil veces, no acabará siendo verdad como querían Lenin y Goebbels, y siguen queriendo los progresistas actuales. Cuando Sánchez y su gobierno hacen lo que hacen, es decir, destruir a España como nación, y favorecer a los delincuentes, a los terroristas, a los enemigos de España, saben lo que están haciendo, saben que ello es malo para todos los españoles, pero eso a ellos no les importa, pues su objetivo es seguir gobernado, enriqueciéndose y odiando a los que no sigan sus directrices. Recuérdese que una de las características del progresismo, según Michel Onfray, era el odio hacia el que piense distinto. 

Sócrates, Platón, Aristóteles ya intuían que las leyes naturales, es decir, la naturaleza misma, estaban dictadas por un ser Superior, por Dios. Y santo Tomás de Aquino decía que, “las leyes que dicten los hombre serán correctas si  no van contra la ley natural”, es decir, contra la naturaleza, y las leyes que dicta el progresismo van contra la ley natural, contra la naturaleza, y por mucho que insistan los progresistas siempre andarán deambulando por un abismo donde el  hombre normal, el ser humano decente, razonable,  no puede nunca ser feliz, siempre estará en contra de la felicidad que solo se encuentra en buscar y conocer la verdad, y nada hay más alejado de la verdad que el llamado progresismo, que trata de expulsar a Dios de su casa, que es la naturaleza que Él mismo creó. Y esa naturaleza, como dijera Clément Rosset, filósofo francés, es el último vestigio de Dios en el mundo actual. Y también trata de contravenir la razón, que nos dice, “por cambiar una cosa o hecho de nombre, no cambia la cosa o el hecho”. Por eso, como advertíamos, por llamar a la unión civil de dos homosexuales matrimonio, no es ya un matrimonio, que por definición es la unión de un hombre y una mujer. 

En este sentido, los progresistas tienen un problema parecido al que tuvo Nietzsche y sus seguidores, cuando dijo “Dios ha muerto”, pero con decirlo no basta, porque Dios sigue vivo, rigiendo el universo y el destino de todo lo que en él hay, entre otros seres los humanos. Y por eso, según el Pew Research Center  el 84 % de la población mundial es creyente en un Dios (datos de 2022), aunque eso a los progresistas no les guste.

Al final siempre perdurará lo verdadero lo autentico. El progresismo, ésta religión sin Dios, esta dictadura que campa por el mundo, y especialmente por España, como una pandemia peor que el Covid 19, que engaña a los que se quieren dejar engañar, o no tienen entendederas suficientes para darse cuenta de que todo lo que predican es mentira, pasará después de haber causado mucho sufrimiento, mucha miseria, a los seres humanos, pero pasará y quedará lo que nunca pasa, la verdad, que es la que nos hace libres, pues como dijera, según se cree, Abraham Lincoln, “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todos todo el tiempo”    

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