lunes, 12 de febrero de 2024

A veces llegan cartas / por Pla Ventura


"..No sé ya las cartas que Victorino Martín ha tenido que escribir a los respectivos ministros de cultura que, insisto, tengo la impresión de que Pedro Sánchez los busca a medida para que hagan todo el daño del mundo.."

A veces llegan cartas

Pla Ventura
Toros de Lidia/12 febrero, 2024
Y eso le ha pasado a Ernest Urtasun -el nombre ya lo dice todo- que ha recibido una carta de un remitente llamado Victorino Martín en calidad de presidente de la Fundación Toro de Lidia que, por supuesto, la misma, se la pasará por el entreforro de sus miserias que, si se analizan no son pocas. Se trata de una carta correctísima, escrita por el demócrata, un señor, un aficionado, un ganadero; una carta que, una vez hemos leído el texto de esta, dicha misiva debería servir para conmover hasta el más descerebrado de los políticos, pero, sospecho que no lo lograremos cuando el aludido es el ministro de cultura que, en estos tiempos de progresismo puede ser el primer desalmado que pase por la calle. Por cierto, hago un inciso. Con esa cara de terrorista que tiene Urtasun, ¿le fiaría alguien un euro? Barrunto que no. El tipo aludido podría ser un santo, que no lo es pero, con semejante cara de terrorista, esa es la razón por la que, como todos los dictadores de izquierdas, lo que a ellos no les gusta hay que eliminarlo y se dicen demócratas. Hay que ser malvados para caminar así por la vida.

Digamos que, mientras que Urtasun hasta que entró en política sospecho que trabajaba en el alambre, Victorino Martín fue novillero, es veterinario, ama a las personas y, por encima de todo, paradojas del destino, hasta los animales, la prueba no es otra que invierte su dinero criando un animal durante cinco largos años, todo ello a cuerpo de rey, para que el mismo muera dentro de los ruedos vendiendo cara su vida. ¿Qué otro animal muere de forma tan gallarda? Al respecto de la carta, Victorino Martin solo ha tenido un error, no ha aplicado uno de nuestros célebres refranes que nos dice que no se le pueden dar flores a un cerdo.

Ya es triste que, al ministro de cultura se le tenga que recordar a diario que los toros forman parte de nuestro ancestro cultural pero, no de ahora, desde hace varios siglos en que, como era natural y lógico, nadie cuestionó la fiesta, lo contrario de lo que dice ese indeseable al que no quiero nombrar que, por su cuenta y riesgo, de su cosecha particular dice que la gran mayoría de los seres humanos están contra la tortura y maltrato animal, eso sí, no especifica a qué clase de animales porque, tras los visto, muchos animales llamados racionales habría que llevarles al médico para que les revisaran el cerebro y, si no están en condiciones de asumir la lógica de la vida, todos deberían de ser internados en Ciempozuelos.

O sea que, ante estas gentuzas, los aficionados a los toros debemos de pedir perdón a estos miserables porque amamos una fiesta singular y única que, para mayor fortuna nuestra, está revestida de arte. No sé ya las cartas que Victorino Martín ha tenido que escribir a los respectivos ministros de cultura que, insisto, tengo la impresión de que Pedro Sánchez los busca a medida para que hagan todo el daño del mundo. Si nos quejamos de los que precedieron al actual, cuidado que, conforme está el asunto hasta podemos arrepentirnos de haberles criticado porque, como el actual ministro dice, tiene la puntilla preparada para que, la Fiesta, en breve, sea un recuerdo del pasado.

Y pensar que, tanto en los toros como en muchas materias que hasta el momento nadie cuestionó, en la actualidad corren un peligro de extinción tremendo porque, para mayor dislate, el tal Urtasun, en un momento determinado promulga un referéndum contra los toros y, seguro que lo ganan los cobardes y miserables acólitos del maldito partido socialista que, desde que entró Zapatero al poder solo ha cometido fechorías contra la sociedad en la que vivimos. Hasta el mismísimo Felipe González se echa las manos a la cabeza al ver en qué clase de individuos ha quedado el partido que él lideró y que tanto fuste le dio a España en los momentos de la transición.

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