jueves, 1 de febrero de 2024

Las cartas per(ver)sas / Por Paco Delgado


"..Una vez más la gente del toro se olvida de quien mantiene todo su negocio, el público, que quiere ver a los mejores y a los más destacados, juntos y por separado. Y al que le interesa mucho menos todos estos tejemanejes y actitudes perversas.."
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Las cartas per(ver)sas
Paco Delgado
Burladero/1 de febrero de 2024 
Hay que ver cómo se ha revolucionado el mundo taurino tras la ausencia de Daniel Luque de las primeras ferias importantes de la temporada. Que si veto, que si rencillas personales... cuestiones privadas que no hacen ningún bien al toreo y que enturbian su ya de por sí distorsionada imagen de cara al exterior.

Charles Louis de Secondat, señor de La Brede y Barón de Montesquieu, una de las mentes más decisivas en el desarrollo de nuestro actual sistema democrático -mal que a muchos les pese su teoría de la indispensable separación de poderes, publicada en su obra cumbre, El Espíritu de las leyes, influyó poderosamente en la Constitución inglesa e igualmente sirvió de modelo para la que se redactó al fundarse los actuales Estados Unidos de Norteamérica- no sólo se dedicó a la jurisprudencia (hasta que se aburrió) o a discurrir sobre los más variados temas (las glándulas suprarrenales, la gravedad de los cuerpos, la naturaleza del eco...) sino que también tuvo tiempo para la literatura, dejando para la posteridad una maravilla como Las cartas persas, una sátira basada en la correspondencia imaginaria entre un visitante persa en París, que hace notar los absurdos de la sociedad de su tiempo.

También han tirado de cartas para intentar aclarar, en la medida de lo posible, todo este desbarajuste que se ha montado en torno a la, presunta, incompatibilidad entre Roca Rey y Daniel Luque. Roberto Domínguez fue el primero que mediante un comunicado de prensa explicaba que “No existe veto por nuestra parte para que Daniel Luque participe en las ferias; la enemistad personal la deben resolver ellos dos. Mientras tanto, nadie puede obligar a un torero a estar donde no quiere” y revela que por su parte se hizo un ofrecimiento a Juan Bautista para que coincidieran en la feria de septiembre de Arles, como una puerta abierta a posibles coincidencias en otros carteles a lo largo de la temporada.

Una propuesta a la que el propio torero Daniel Luque quiso poner condiciones… Como consecuencia, Andrés Roca Rey no figura en los carteles de Arles a día de hoy.

Por su parte, Juan Bautista, apoderado de Luque, respondió con otra misiva en la que no se andaba por las ramas: “Andrés Roca Rey tiene vetado a Daniel Luque de sus carteles. No lo digo yo, ni lo dice la prensa. Lo reconoció públicamente el propio torero en una entrevista publicada en el diario ABC el pasado mes de mayo de 2023. En ese veto, radica la raíz de una polémica que ni Daniel ni yo hemos buscado... el veto de Roca a Luque deja a las empresas sin margen de maniobra y mucho más en ferias de pocos festejos o en carteles sueltos como es el Domingo de Resurrección ¿Por qué Luque no torea el Domingo de Resurrección en Sevilla?” y así.

Por si faltaba algo, luego apareció otro escrito en las redes, con pinta de ser mas falso que un billete de tres euros, en el que en nombre de Luque se vertían descalificaciones personales contra el torero peruano y sus compatriotas, mezclando churras y merinas con un lenguaje y estilo bastante deplorables.

Como en la sátira de Montesquieu, en la que el protagonista Uzbek, político y pensador persa, obligado a huir de su país tras denunciar los vicios de la corte y, en su correspondencia epistolar con los otros personajes de su novela, Rica, Pablongas o Redi, trata de dejar claro que el interés de los particulares reside en el interés común, ahora haría falta alguien que razonase que lo que debe primar, por encima de las diferencias personales, es el interés del aficionado, al que tan a menudo se ningunea y deja al margen de toda cuestión relacionada con la fiesta.

Hasta ahora esos problemas personales entre toreros se solventaban en el ruedo. Elige plaza y ganadería y ahí nos vemos. Antonio Ordóñez y Luis Miguel Dominguín tuvieron sus más y sus menos que dirimieron aquel verano sangriento de 1959. Manuel Benítez nunca puso trabas para torear con quien fuese, al contrario. Tampoco Ponce borró a nadie de sus carteles, aunque al revés sí que hubo alguno que no quiso verle hacer el paseíllo junto a él...

Una vez más la gente del toro se olvida de quien mantiene todo su negocio, el público, que quiere ver a los mejores y a los más destacados, juntos y por separado. Y al que le interesa mucho menos todos estos tejemanejes y actitudes perversas.

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