lunes, 11 de marzo de 2024

11-M. IGNACIO LÓPEZ BRÚ: «LA VERSIÓN OFICIAL ES LA MAYOR ESTAFA JAMÁS PERPETRADA CONTRA LOS ESPAÑOLES»


"..Todo lo que nos han contado del 11-M y que se ha plasmado finalmente en una sentencia judicial es una patraña desde el principio hasta el fin. La versión oficial del 11-M se fundamenta en una operación perversa, que consistió, en un primer momento, en cambiar el escenario del crimen, los trenes, y el arma del crimen, los explosivos, para lo cual se destruyeron en 48 horas la totalidad de los trenes y se hicieron desaparecer todos los restos de las explosiones para que no pudieran ser analizados. Caso inaudito en toda la historia de la criminología española e internacional.."

IGNACIO LÓPEZ BRÚ: «LA VERSIÓN OFICIAL ES LA MAYOR ESTAFA JAMÁS PERPETRADA CONTRA LOS ESPAÑOLES»

Uno de los autores que en solitario han investigado el 11-M atiende a LA GACETA en el veinte aniversario del atentado

Hughes
IdeasLaGaceta/Madrid, 10 de marzo de 2024
La investigación del 11-M se convirtió desde el principio en una obsesiva tarea para algunos periodistas y ‘civiles’ que, con el tiempo, fueron desarrollando una exhaustiva labor de indagación sobre el atentado. Esto ha tenido el efecto de elevar un conjunto narrativo alternativo al relato oficial. Uno de estos autores es Ignacio López Brú, licenciado en Economía y Sociología y Diplomado comercial del Estado, que plasmó sus pesquisas en el libro Las cloacas del 11-M.

¿Cuáles fueron las motivaciones o sensaciones que le llevaron a dedicarse al 11-M?

El 11-M fue para mí, como para todos los que vivimos ese terrible día, el mayor golpe que hemos sufrido en nuestra vida como españoles. Yo, desde el primer día, sobre todo a partir de la noche, sentí que estaba ocurriendo cosas muy raras. Sentí que nos estaban robando, despojando. No me creí nada, y empecé a devorar todas las noticias que salían, sobre todo el fundamental Primer Agujero Negro de Fernando Múgica, que marcó el inicio de la búsqueda de la verdad del 11-M al margen de las instituciones oficiales. Cuando salió el blog de Luis del Pino en Libertad Digital me uní de una manera natural al chat, el que se conoció como el foro de los Peones Negros, y ahí ya perdí la noción del tiempo, enfrascado junto a todos los demás “peones” en desentrañar la verdad que nos estaban ocultando del 11-M

¿Hasta qué punto cree usted (si es que lo cree en punto algun) la versión oficial del atentado?

Todo lo que nos han contado del 11-M y que se ha plasmado finalmente en una sentencia judicial es una patraña desde el principio hasta el fin. La versión oficial del 11-M se fundamenta en una operación perversa, que consistió, en un primer momento, en cambiar el escenario del crimen, los trenes, y el arma del crimen, los explosivos, para lo cual se destruyeron en 48 horas la totalidad de los trenes y se hicieron desaparecer todos los restos de las explosiones para que no pudieran ser analizados. Caso inaudito en toda la historia de la criminología española e internacional.

A su vez, se fueron introduciendo nuevos escenarios que suplantaron al verdadero, especialmente una mochila-bomba que aparece en la comisaría de Vallecas a la 1.45 de la madrugada del día 12, con la que se construye toda la falsa versión oficial del 11-M a partir de un móvil y una tarjeta que llevan a la detención de toda una serie de delincuentes magrebíes, la mayoría de dudosa inclinación religiosa, todos ellos confidentes de las Fuerzas de Seguridad. Es decir, ¡¡¡las Fuerzas de Seguridad atentando contra sí mismas!!!

Desde las primeras horas de la mañana se sabía, porque se habían analizado restos de explosivos, que lo que había estallado en los trenes era Titadyne, el explosivo habitual de ETA. Jorge Dezcallar reconoció en sus memorias que el CNI defendió la tesis de la autoría etarra porque la policía les informó por la mañana que había estallado Titadyne. Al CNI no se le engaña, y menos la policía, muchos de cuyos miembros trabajan para el CNI. Sin embargo, esos análisis se ocultaron, y a las dos y media de la tarde comenzó el criminal proceso de ocultación y destrucción de pruebas para tapar la verdadera autoría de los atentados.

Quiero hacer la precisión que del hecho de que hubiera estallado Titadyne no tendría que deducirse necesariamente que hubiera sido ETA la autora. Jorge Dezcallar, el director del CNI, de una manera enigmática lo dejó claro en la comisión parlamentaria cuando dijo que usar ese explosivo no significaba que ETA hubiera sido su autora, sino que llevaba su firma, sus señas de identidad, dejando abierta la posibilidad de un atentado de bandera falsa de ETA, tesis que creo, después de mis investigaciones, que puede ser la más probable.

¿Cuáles son en su opinión, las inconsistencias y cabos sueltos más importantes de la versión oficial?

La versión oficial no tiene cabos sueltos. Lo están todos. Es absolutamente impermeable a la verdad. Toda la versión se fundamenta en esa mochila encontrada en Vallecas. Sin ella no hay caso. Yo he escrito cerca de 90 páginas sobre su falsedad. Pero baste, entre el sin fin de anormalidades que presenta, el hecho de que cinco horas antes de que se descubriera la mochila bomba en la comisaría de Vallecas, en el noticiario de la COPE de las 9 de la noche Juan Baño y José Apezarena dieron la noticia de que, según las fuentes de la lucha antiterrorista, en una de las mochilas que no había explotado había aparecido un teléfono móvil. Al día siguiente, a las 9 de la noche, cuando ya era oficial la aparición de la mochila, Juan Baño dejó claro que esa era la mochila que habían anunciado ellos el día anterior. El reconocimiento más evidente de lo que es una prueba pre-constituida. Y así todo.

En los trenes no estalló Goma2Eco. En la pericial de explosivos que ordenó el juez Bermúdez ¡¡¡TRES AÑOS DESPUÉS!!!, lo cual revela ya la anomalía que fue el 11-M, lo único que se pudo afirmar es que muy probablemente había Titadine en las explosiones de los trenes, y casi absolutamente imposible que hubiera estallado Goma2Eco, como había en la mochila, aunque el juez Bermúdez, en uno de sus más extraordinarios ejercicios de prestidigitación, a lo que nos tenía muy acostumbrados, dijera todo lo contrario.

Los cabezas de turco, sospechosos habituales, a los que se suicidó en Leganés, aunque parece que ya estaban muertos antes de las explosiones porque no se encontró ni una gota de sangre en el suelo y paredes del piso, no pudieron poner los explosivos en los trenes, porque en ellos estalló, como poco, Titadyne, y no la Goma2Eco que, según dice la versión oficial, robaron en Mina Conchita. Ahora bien, si se hace caso a la teoría del fiscal Jefe Javier Zaragoza, que ha revolucionado toda la teoría y la doctrina del derecho procesal, según la cual no importaba el explosivo que hubiera explotado en los trenes para condenar a quien había que condenar, entonces no habrá más remedio que comulgar con esas ruedas de molino.

Lamentando utilizar la ironía o el sarcasmo en un asunto tan serio, termino a su pregunta afirmando que la versión oficial del 11-M ha sido la mayor estafa intelectual, policial, judicial y moral que jamás se haya perpetrado contra los españoles.

¿Cree que el PP no quiso impulsar la búsqueda de la verdad del 11-M?

La pregunta que me hace es importantísima, porque encierra toda la clave oculta del 11-M. Pongámonos en antecedentes. El más grande investigador del 11-M, Fernando Múgica, en su primer Agujero Negro, reveló que las Fuerzas de Seguridad del Estado habían vendido al Gobierno que ETA iba a realizar un gran atentado antes de las elecciones, pero que iba a ser abortado por la altísima infiltración de los cuerpos de seguridad en la banda terrorista, a la cual se iba a poder desmantelar por completo. Los extraños conatos anteriores de Chamartín, Baqueira-Beret y Cañaveras avalaban esa eficacia policial que hizo que el Gobierno se tirara a esa piscina y viera con buenos ojos esa operación que tantos réditos electorales iban a granjearle, además de lo que suponía como gran regalo de despedida a Aznar, que vería así, no solo neutralizada a la banda terrorista, sino, lo que era más importante, a sus aliados y fuente nutricia: los separatismos cruentos e incruentos.

Y dijeron la fecha en que iba a ocurrir ese conato de atentado controlado: el 12 de Marzo.

Pero es muy probable que en las cloacas del Estado, que no llevan como divisa la máxima evangélica de “ser todos Uno”, hubiera facciones que no estaban dispuestas a despedir a Aznar con un regalo sino con algo mucho más contundente.

El hecho es que el atentado se produjo un día antes, probablemente cambiado por las cloacas enemigas del Gobierno que conocían la operación del día 12, y con esa terrible magnitud que dejó noqueadas y descolocadas a las Fuerzas de Seguridad en su conjunto, que, además, podrían quedar expuestas por los infiltrados que pudieran tener en la banda, especialmente en el aparato logístico encargado de fabricar las bombas, a los que, de alguna manera, aunque no tuvieran esa intención, se les podría culpar de la terrible matanza, si se les descubriera. Es decir, es muy probable que hubiera elementos de gran peso con los que poder chantajear al Gobierno, al que se podría culpar, materialmente, del propio atentado.

Esta posibilidad la sugirió Luis del Pino en un importante artículo, en el que se preguntaba —seguramente por alguna fuente de inteligencia— si la inacción y desgana del PP por investigar los atentados podría deberse a que hubiera algunos topos de las Fuerzas de Seguridad en el aparato logístico de la banda que estuvieran al cargo de la confección de las bombas.

Este escenario abría la veda para que se le hicieran al Gobierno “ofertas indeclinables” para torcer su voluntad, y hay una altísima probabilidad que éstas se produjeron, como se puede deducir de lo que considero uno de los momentos más importantes y desconocidos que podrían explicar el sentido último de lo que se pretendió con el 11-M. Me refiero a lo que denominé la Gran Soflama de Iñaki Gabilondo, en la alocución leída que soltó a las 11:30 de la mañana, cuando las noticias daban ya 130 muertos. Gabilondo daba por supuesto que había sido ETA la autora de la gran matanza, y, sin embargo, con su abstrusa y enrevesada prosa, exponía que teníamos que aprovechar esta oportunidad para inaugurar un TIEMPO NUEVO, como el que se llevó a cabo en la Transición y en los Pactos de la Moncloa, un Tiempo en el que estaba implícito la negociación política con ETA y un cambio de Régimen pactado por todos.

«Estrenamos tiempo nuevo», por cierto, fue lo primero que dijo Zapatero como presidente

Es absolutamente incomprensible que nadie pudiera proponer en esas circunstancias echar una mano tendida a ETA, y menos a Aznar, a quien sin duda iba dirigida esa Soflama, y que ya habría recibido por otros conductos las ofertas en cuestión. Incomprensible si no se tenían bazas muy fuertes que jugar como las que hemos descrito.

El hecho es que Aznar no recogió el guante y a las 2:30 en su primera alocución a la nación dijo tajantemente: “España no va a cambiar de Régimen, ni porque los terroristas maten ni para que dejen de matar… No hay negociación posible con esos asesinos… Quien decide es el Pueblo Español”. ¿Tienen sentido esas palabras de Aznar? ¿Es que a los españoles podría pasarles por la imaginación que se planteara nada menos que un cambio de Régimen porque esos criminales hubieran perpetrado la mayor masacre de nuestra historia?

En absoluto. Esas palabras solo tienen sentido si iban dirigidas a alguien, alguien que, precisamente, le estaría sugiriendo todo lo que pretendía la Gran Soflama que leyó Gabilondo.

Aznar se plantó, y ese el momento crucial cuando se produce el punto de inflexión que pone en marcha toda la maquinaria para cambiar el atentado de signo y destruir al PP que hemos descrito anteriormente, o al menos al PP que representaba José María Aznar. Pero aquí viene lo fundamental y, lo que estoy seguro, chocará más al lector. ¿Quiénes fueron los que pusieron en marcha todo ese proceso, tanto de destrucción como de “construcción” de una nueva realidad sumarial y judicial ajena a los atentados? Pues, en su gran mayoría, elementos de las Fuerzas de Seguridad de los que se pueden considerar afines a la ideología del PP. Y no solo eso, sino que los políticos del PP, los Acebes, los Astarloa, e incluso Aznar, que seguramente se vio solo y sobrepasado por los acontecimientos, miraron a partir de entonces para otro lado mientras se llevaba a cabo tan descomunal escamoteo. No voy a citar ahora personas concretas, pero en mi libro están con nombres y apellidos todos los que han tenido una responsabilidad directa en los citados sucesos.

¿Cómo se puede entender semejante desafuero? Muy difícilmente, pero lo que nos están mostrando estos hechos es que debían de haber circunstancias muy complejas en la lucha antiterrorista susceptibles de torcer la voluntad del Gobierno, como las que describen Múgica y del Pino, y que muy probablemente se optó por colaborar en la eliminación de las huellas del crimen para no salir salpicados, o algo mucho peor.

Ahora bien, si esto es así, y es muy probable que así fuera, el PP quedaba ya expuesto para siempre, y con la necesidad de ir poco a poco desnaturalizándose y subsumiéndose en ese Tiempo Nuevo que anunció premonitoriamente Iñaki Gabilondo y que 20 años después cada vez estamos más cerca de que se cumpla, para nuestra desgracia.

No sabemos quiénes fueron los autores de los atentados, pero yo estoy convencido de que para eso se hizo el 11-M.

¿El 11-M le recuerda, por sus efectos, estrategia o trascendencia a algún otro atentado, golpe o episodio de la historia de España?

Más que recordar, me parece que hay un hilo conductor común, con muchas coincidencias, entre el magnicidio de Carrero, el 23-F y el 11-M. Aparcando de momento lo de Carrero, por falta de tiempo, tanto en el 23-F como en el 11-M las cloacas del Estado tuvieron una actuación determinante (también lo tuvo en el de Carrero), y los resultados finales de esos golpes de Estado fueron muy gravosos para el devenir de España como nación. En el 23-F las Fuerzas Armadas quedaron deslegitimadas para garantizar su misión constitucional de defender la unidad de España, como reza el artículo octavo, y en el 11-M el PP quedó neutralizado para defenderla, algo que hoy podemos constatar a ojos vista.

En mi libro dedico 23 páginas al 23-F, que es un diálogo con la obra del historiador que desveló su verdadera intrahistoria, Jesús Palacios, y tres páginas más a compararlo con el 11-M.

¿Cree que después de la prescripción, en el futuro, conoceremos algo más de los atentados?

Ojalá fuera así, y que algunos de los que han permanecido callados nos cuenten lo que saben, aun con la ignominia de haber esperado ese tiempo para eludir la acción de la justicia. Pero me temo que la omertá es un código que tiene mucha más fuerza y vigencia que el que dicta la conciencia y el honor.

Pero no abandonemos la esperanza. Las víctimas del 11-M, ya que no han podido obtener la justicia que se les debía para reparar sus terribles sufrimientos, al menos deberían poder saber qué fue lo que les arrebató a sus seres queridos y destrozó sus vidas.

Nosotros, mientras tanto, siguiendo a nuestro querido y admirado Gabriel Moris, “no vamos a olvidar lo inolvidable

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