martes, 30 de abril de 2024

Facundo Cabral. 30 abril 2006 / por Pla Ventura

 


"..Yo que no soy una excepción en nada, guardo un recuerdo imborrable de aquel 30 de abril de 2006 porque, de forma inesperada, un amigo querido, a la sazón, famoso en todo el mundo, Facundo Cabral actuó para nosotros en Ibi. Han pasado casi cuatro lustros y, Cabral sigue tan vivo junto a nosotros como aquel día citado.."

30 abril 2006
Pla Ventura
Toros de Lidia/30 abril, 2024
Todos los seres humanos llevamos fechar marcadas en nuestro corazón, unas por la alegría que nos dieron en su momento y, otras, sin duda alguna, de carácter dramático pero, tanto unas como otras forman parte de nuestra vida. Yo que no soy una excepción en nada, guardo un recuerdo imborrable de aquel 30 de abril de 2006 porque, de forma inesperada, un amigo querido, a la sazón, famoso en todo el mundo, Facundo Cabral actuó para nosotros en Ibi. Han pasado casi cuatro lustros y, Cabral sigue tan vivo junto a nosotros como aquel día citado.

Llevaba varios años sin pisar suelo español el cantor argentino, pero, en aquel año fue requerido por el periodista Jesús Quintero para hacerle una entrevista en su programa el Loco de la Colina, algo que Cabral aceptó de forma muy gustosa. Claro que, lo que yo o sospechaba era que, Facundo, a su llegada a España me llamaría para comunicarme que le hacía mucha ilusión cantar para mí; así de bello, como así de hermoso. Quedé petrificado ante su llamada, pero, a su vez era consciente de que era una oportunidad única en la vida, algo que, de no ser en aquel momento, jamás ocurriría. Lo peor de la cuestión es que andábamos muy justos de tiempo. Un evento como el citado no es cuestión baladí y, los preparativos tenían que ser exactos, nada podía fallar.

Venía Facundo Cabral para cantar junto a nosotros y lo hacía tras sus últimas actuaciones en el teatro Bellas Artes de la ciudad de México D.F. y, previamente, en el Lincon Center de Nueva York, no eran cuestiones de broma, lo que certificaba que venía un artista muy grande para cantar en Ibi. Teníamos claro que, el cantor más grande de Hispanoamérica y posiblemente de todo el mundo, vertería su arte junto a nosotros.


Y pudimos llegar a este punto porque, quien suscribe, tuvo la dicha de conocer a Facundo Cabral en Madrid en el año 1994 en que, junto a Alberto Cortez, estaba de gira por España con aquel concierto que titularon “Lo Cortez no quita lo Cabral”. Por cierto, un éxito tremendo en todos los teatros que actuaron. En aquella fecha otoñal del año citado, encontrándome en Madrid acudí al teatro Reina Victoria en la que actuaban los artistas citados. Salí anonadado de aquel teatro, hasta el punto de que entré en el camerino para saludar a Cabral y presentarme como admirador suyo. Me recibió encantado y, tres segundos más tarde habíamos firmado un tratado de amistad que duró hasta la muerte del astro argentino.

Y por eso razón, cuando Cabral vino a España para entrevistarse con Jesús Quintero, no dudó en ponerse en contacto conmigo para dar un concierto junto a nosotros. Allí, en el teatro Salesianos tuvo lugar el evento que, para nuestra suerte, conmovió a propios y extraños porque, nosotros, como les sucedía a otros muchos pueblos, no sabíamos de la grandeza de Facundo Cabral que, para su suerte recorrió ciento sesenta y cinco países difundiendo su arte. Si de artistas hablamos, con Cabral puedo dar fe que aquí, al respecto, tenemos que hablar de un antes y un después de que viniera Facundo Cabral que, con su guitarra, canciones, aforismos, chanzas y sentencias de la vida misma, nos extasió por completo.

Fue tanta la eclosión de arte aquel día señalado que, desde el ayuntamiento me pidieron que inmortalizara aquel día en un librito como recuerdo imborrable que certificara el paso de Cabral por nuestro pueblo. No lo dudé un segundo y ahí nació La Magia de Cabral como, a su vez, cinco minutos más tarde creamos la página Web en que difundíamos a diario la obra del maestro, no en vano, cuarenta personas esparcidas por el mundo se nos ofrecieron para hablar de Cabral, digamos que, unidos todos, ser los antólogos de su obra, algo que hicimos durante varios años hasta que, un maldito día, 9 de julio de 2011, unas balas asesinas acabaron con su vida en Guatemala.

Referente a lo que fue su viaje desde Madrid hasta nuestro pueblo, recuerdo que no había trenes desde la capital de España hasta Alicante y, tuvimos que recogerle en Albacete y a bordo de un taxi llegamos hasta Ibi. El viaje me resultó interesantísimo porque lo que yo no sospechaba era que, Cabral se pasaría le trayecto preguntándome sobre mi “especialidad” los toros. La cena del 29 de abril resultó un primor, hasta el punto de que aquello se demoró hasta las cuatro de la madrugada, algo muy lógico y normal cuando se juntan unas personas para dialogar sobre lo humano y lo divino. Recuerdo que yo estaba como flotando, no podía comprender que, algo tan bello me estuviera sucediendo a mí, un ser humano humilde por naturaleza pero, de ahí emanaba la grandeza de Facundo Cabral que, como a mi me sucediera, jamás preguntó a sus amigos si eran ricos o pobres; para él, eran sus amigos y con eso bastaba y sobraba.

Tras aquella apoteósica actuación junto a nosotros, Facundo Cabral se marchó con la felicidad de haber cantado junto a su amigo que, al final del concierto dijo: 

“Le quiero agradecer al amigo Pla Ventura que me ha permitido cantar para ustedes” 

Fijémonos en la calidad del personaje, para colmo, hasta me daba las gracias en algo que, como dije, él se me había ofrecido. Así son los grandes personajes que he conocido entre los que, Facundo Cabral sigue siendo el primer referente en toda mi existencia. El argentino, tras su regreso a su país, a diario, se entretenía mirando la página que desde España habíamos creado en su honor en que, además de textos y fotos, la señora Saitanlua hacia a diario videos sobre Cabral, algo que conmovía al cantor, razón por la que, siempre que hablábamos me decía: 

“Ustedes, desde España son mis mejores antólogos, no sabía que una actuación en un pueblo español me iba a reportar tanta felicidad”

Hicimos lo que Dios nos dio a entender porque el arte de Cabral y categoría humana eran acreedores de todos los agasajos habidos y por haber. Que Dios le tenga en su gloria tras haberle arrebatado su vida unas balas asesinas. Nosotros, por nuestra parte, seguimos gozando de su obra y disfrutando de su leyenda, justamente, la que nadie podrá borrar.

Casi un renacimiento / por Jorge Arturo Díaz Reyes

Domingo de Resurrección 2024, Sevilla. Fotograma: OneToro

Y los que pensaban, al borde de la tumba, que había que ser blandos con la moribunda, recobraron la dureza y la exigencia del máximo toro, torero y toreo. Como dice José Ramón Márquez en su crónica sobre la faena de El Cid a “Marinero” de Ana Romero, el martes pasado en Zaragoza: “…que los jóvenes algún día digan que vieron torear a un hombre de la manera en que torean los hombres de verdad. Sin amaneramientos, cursiladas ni floripondios”.

Casi un renacimiento

Jorge Arturo Díaz Reyes
CronicaToro/29 Abril 2024
El mundo del toro salió de la pandemia, cuándo se pensaba que quizá había sido el golpe definitivo, y los antitaurinos apesadumbrados temían quedarse sin el crédito.

Por el contrario. Pese a su terebrante insidia, estos últimos años han sido casi un renacimiento. Rebrotaron los públicos. Reabrieron las ferias. El número de festejos aumentó por encima de la prepeste. Las ganaderías no dan abasto. Refluyó el dinero. Las figuras que habían huido reaparecieron. Los más de los héroes, que durante la prolongada cuarentena mantuvieron vivo el fuego, retornaron a su olvido…

Y los que pensaban, al borde de la tumba, que había que ser blandos con la moribunda, recobraron la dureza y la exigencia del máximo toro, torero y toreo. Como dice José Ramón Márquez en su crónica sobre la faena de El Cid a “Marinero” de Ana Romero, el martes pasado en Zaragoza: “…que los jóvenes algún día digan que vieron torear a un hombre de la manera en que torean los hombres de verdad. Sin amaneramientos, cursiladas ni floripondios”. Mientras otros, claro, volvían a clamar furiosos por todo lo contrario.

Mejor dicho, con este bienvenido retorno a la próspera normalidad, también se restableció aquello de “dos taurinos, tres opiniones”. A cuál más apasionada e intransigente. Cada una tenida por única valedera, y las otras por herejías intolerables. Los obcecados por la idolatría, el señuelo triunfo-derrota y el deseo de prevalencia, pugnan como en la política o el fútbol... Voy por la mía con la razón o sin ella.

Esas fobias, adicciones e intereses que sesgan la realidad, también salieron de la cueva hibernante con tanta o más fuerza que antes. Qué si lidia, qué si arte. Como si la lidia en sí misma no fuese arte, y el arte lidia. O “El arte de torear”, que tituló PepeHillo hace más de dos siglos.

El rito trágico, que recitaba Unamuno, suigéneris por demás, en el cual, cómo en todos, caben infinitas expresiones y matices, tantos como toros, hombres y circunstancias puedan darse. Pero a diferencia de todos, siempre y cuando estén avalados por la ética. Toro, torero y toreo auténticos. Con tales premisas, todas las tauromaquias y gustos valen, sino no.

Aquel dogma de lo bonito por lo bonito. De que el toro, en últimas, es el instrumento del artista y debe supeditarse a su necesidad (“por el bien del espectáculo”), es en definitiva una negación o al menos una perversión.

El arte total, y la tauromaquia es uno, va de la belleza a la fealdad, de la exquisitez a la crudeza, de la emoción a la conmoción. ¿Acaso no son arte porque no son bonitos: el cuadro de Goya “Cronos devorando a sus hijos”; el drama de Sófocles, “Edipo rey”, destinado a matar a su padre, cohabitar con su madre y sacarse los ojos; la escultura clásica anónima, “Lacoonte y sus hijos, atacados por las serpientes”; o el toro agónico, tambaleándose por la “Estocada de la tarde” de Benlliure?

Las deseadas concurrencias, para quienes se torea, también son diversas y plurales, afortunadamente. Qué tal que se les exigiera pensamiento único. Ya para velar por los principios, aplicar el reglamento y dar ejemplo están las presidencias. Que también despertaron a lo suyo con igual diversidad. Hay que ver.

Sánchez. La regeneración pendiente / por HUGHES

Sánchez, jefe de la Liga de la Nueva Decencia (una decencia con el visto bueno de la ETA) controla el Ejecutivo, el Legislativo y el vital Tribunal Constitucional y le faltan unas islas, apenas islotes, del Judicial y de la prensa. Es lo que él llama la «regeneración pendiente».

La regeneración pendiente

HUGHES
La Gaceta/30 de Abril de 2024
Eran las 11 de la mañana y Sánchez comenzó dando las buenas tardes. Íntimamente, nadie sintió fuerzas para contradecirle. Venga, buenas tardes. Acudimos a los discursos de Pedro Sánchez agotados ya, previamente vapuleados.

Porque tampoco era algo nuevo. Estamos hablando del presidente que se nos aparecía cada dos por tres en la televisión durante el encierro del Covid. El abuso en tiempo y forma no es ninguna novedad, y tampoco lo es el contenido.

Lo que dijo ayer, 29 de abril, no está muy lejos de su discurso de investidura en noviembre de 2023. Entonces planteó un bloque, un muro. Por encima de izquierdas y derechas se trataba del algo más, mucho más, un «dilema existencial» para vestir de sentido su alianza con los golpistas catalanes y los palmeros de la ETA. Ya habló entonces de la «democracia contra el odio» e, igualmente, lo conectó con lo que pasa en el mundo: España sería, otra vez, el lugar donde defender la democracia frente a las amenazas de la ultraderecha global.

Han pasado unos meses: la Ley de Amnistía, noticias de la corrupción covidiana (que es infinita y filosófica pero la dejamos en Koldo-Ábalos) y el auge innegable de Bildu y ahora Sánchez vuelve a ello, pero incide de otra forma, con otra fuerza y concretando un poco más la intención.

Lo que ha hecho en su discurso y con estos días de reflexión ha sido construir una escena para un relato que ya se estaba formando; ha intensificado la narrativa, ha hecho visible para los suyos un estado de cosas. Ha creado una necesidad.

Sánchez habló ayer de un «acoso», de un «intento de destrucción de la dignidad», de unos «sentimientos» (los suyos) unidos a uno «valores» (de todos) frente al «odio» y lo «tóxico»; de la defensa del papel de la mujer y del derecho a su realización profesional y de algo parecido al cuidado psicológico frente a una «sociedad que exige mantener la marcha a toda costa». Un lenguaje de coaching, sentimental, emocional, con dimensión feminista, un lenguaje de «víctima» y para «víctimas» frente a la agresión. ¿Verdad que queremos espacios seguros y librarnos de la agresión y el bullying en todos los ámbitos de la vida? Era un discurso político que repetía el esquema de la violencia de género. Pero en este caso no es la violencia de género sino algo más complejo que había que representar, ponerle imágenes, caras para podernos sensibilizar: la unión de «bulos deliberados» y un sistema judicial que obliga a responder ante ellos igual que la mujer agredida es obligada a probarlo.

Es decir, la pareja bulo-jueces conservadores, o de otro modo, fake news-lawfare (que los términos sean en inglés no es casual y delata cierto origen intelectual).

Sánchez, con no poca genialidad, ha dado un golpe de propaganda, una intensificación ofreciendo su caso (el de «mi mujer») como ejemplo, como martirio personal y como forma de explicar y de hacer patente la necesidad de un cambio. ¿Qué significaba exactamente ‘lawfare’ para esos socialistas zombis que entrevista Vito Quiles? Nada. Tampoco para nosotros tiene gran significado. ¡Pero ahora sí! Él lo ha encarnado en una especie de miniserie, una superproducción de cinco días. Lawfare es lo que le ha hecho a Begoña un monstruo ultraderechista de dos cabezas: los bulos informativos y los jueces derechistas (hijos del privilegio opositor); también llamados «maquina del fango» (un monstruo de lodo para sustituir a ETA como enemigo de la democracia).

Sánchez ha creado, con su paréntesis reflexivo, una escena, un marco, un ejemplo, un caso explicativo: esto es lo que nos pasa.

Y mientras lo hacía, mientras le ponía cara, ojos, sufrimiento de mujer y de marido enamorado a un problema esdrújulo y de estructura de Estado, la coalición que dirige iba intensificando la melodía y el mensaje: Bildu, ERC, Zapatero (PSOE), Sumar, su prensa acérrima y «el mundo de la cultura», pedían, mientras él callaba y sufría, que meta mano ya de una vez a los medios díscolos y los jueces (de «limpiar» y «limpieza» hablaron Bolaños y Sánchez). Al poco de acabar la intervención («buenas tardes»), el horno del CIS ya tenía una encuesta recién hecha, humeante aun de oportunidad: el pueblo entiende que hay que intervenir en la justicia. Sánchez ya controlaba la propaganda, pero con este redoble ha creado un «debate necesario», «un debate que ha entrado de lleno en los hogares», dijo en TVE.

El pueblo, al que llamó a movilizarse, es la «mayoría social», es decir, los suyos, su coalición entera, convertida en una Liga de la Decencia frente a la ultraderecha. O en palabras de Zapatero: «la democracia del respeto». De política «decente» habló Picardo, el de Gibraltar, al celebrar el me quedo de Sánchez.

¿Y qué quieren hacer con la justicia? Aquí Sánchez todavía evita ser del todo explícito, habla callando, alterna cal y arena, pero otros hablan por él. Quieren mandar sobre ella de principio a fin. De principio, dándole la instrucción a la fiscalía (que es del gobierno), para que nunca más una Begoña haya de pasar por algo así; y quieren controlar el final de los grandes juicios, cuyas sentencias dictan los jueces que nombra el CGPJ. De este modo, su mayoría (que incluye a los golpistas catalanes y a los palmeros de ETA) decidiría el inicio y el final de los procedimientos judiciales. Es decir, controlarían cómo se interpreta y aplica la ley.

Porque la ley ya la controlan. La Constitución es la norma suprema y la ley (incluso si es la ley de Amnistía) no tiene más límite que los que determine el Tribunal Constitucional, politizado y en su poder. No solo controlan la ley en cuanto a su producción, es que también controlan sus límites y posibilidades.

Controlar la ley es importante, pero para dar el giro confederal impunemente (la plurinacionalidad) les falta aun asegurarse totalmente la interpretación de la ley y el ordenamiento. Este control absoluto es algo grosero, venezolano. Entrar ahí no puede hacerse a las bravas, sin más. Ese último paso requiere una dramatización previa que Pedro Sánchez ha ofrecido en unos días de paripé propagandístico. Convertir el desmontaje del supuesto lawfare, el golpe judicial, en un problema femenino, familiar y moral es una genialidad. Así, en cinco días ha dramatizado y encarnado un debate para luego abrirlo democráticamente a la sociedad.

Repitamos: la producción legislativa y hasta dónde puede llegar la ley ya lo controlan, les falta controlar totalmente su aplicación. Como esto no pueden explicarlo sin más, y además entraña cierta complejidad, Sánchez ha creado una escena de «acoso»: una mujer perseguida por ultraderechistas encorbatados. Ante esto, ante una mujer así, y en nombre del amor, ante el sufrimiento psicológico laboral en grado sumo, ¿cómo no va a colaborar la España almodovariana? (La derecha salvable será invitada también y no es descartable que acuda, pasado el ruido, si el planteamiento toma la forma parlamentaria, dialogada, institucional…).

Sánchez, jefe de la Liga de la Nueva Decencia (una decencia con el visto bueno de la ETA) controla el Ejecutivo, el Legislativo y el vital Tribunal Constitucional y le faltan unas islas, apenas islotes, del Judicial y de la prensa. Es lo que él llama la «regeneración pendiente».

Isaías y Tulio Vázquez, Raso del Portillo, Palha, Conde de la Corte y Dolores Aguirre. Crónica de la III Feria del Aficionado en San Agustín de Guadalix. José Ramón Márquez

Isabel Lipperheide Aguirre recibe la montera de Damián Castañoen la III Feria del Aficionado


JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ
Es harto conocida y harto certera la frase del escritor y periodista francés Jean Cau que sostiene aquello de que «amar los toros es, cada tarde, a eso de las cinco, creer en los Reyes Magos e ir a su encuentro», con la que se explica que una de las principales componentes de la afición a la Fiesta está compuesta de ilusión. Quien va a escuchar a la Filarmónica de Berlín acude con la certeza de que va a ser testigo de una perfección técnica casi sobrehumana y la sorpresa nace de que al frente de ella esté Kiril Petrenko o Sir Simon Rattle para extraer de ese extraordinario conjunto, de esa máquina formidable, los más audaces registros.

En los toros nada se puede dar por supuesto, pues no hay quien sepa ni pueda garantizar el resultado de una tarde, ni por la parte del ganado ni por la parte de los coletas. La bobada ésa del «toro de garantía» sólo garantiza de manera inequívoca que el animal que saldrá por chiqueros será una inmunda babosa que se arrastrará por el ruedo durante sus quince minutos de vida pública. Y en cuanto a los toreros, lo mismo. Hay veces que un diestro está en racha y todo le sale bien… el día que le sale bien.

Viene esto a cuenta de la recién acabada III Feria del Aficionado que, organizada por el Club 3 Puyazos, acaba de tener lugar durante el pasado fin de semana en San Agustín del Guadalix. Los de Tres Puyazos, como los tres Reyes Magos de Cau, nos han tenido con la ilusión en la cabeza aguardando y relamiéndonos, esperando que llegase el día que pudiéramos ver a los Tulios, a los Conde de la Corte o a los Dolores Aguirre en un entorno favorable al toro, al desarrollo ordenado de la lidia y al respeto a la Tauromaquia, en una cita que ya es imprescindible para ese pequeño grupo de aficionados -valencianos y aragoneses, franceses y catalanes, andaluces y madrileños, castellanos de las dos Castillas- que van buscando el toro por la geografía de Iberia como Diógenes buscaba un hombre honesto con su candil encendido a plena luz del día.

La propuesta para este año consistió, como los años anteriores, en dos corridas de toros y una novillada. Para la mañana del sábado se dio la novillada de Isaías y Tulio Vázquez y Raso del Portillo, para los desconocidos novilleros Joao D’Alva, de Setúbal (Portugal), y Miguel Andrades, de Jerez. La ilusión por ver a los Tulios, después de tantos lustros, era enorme y cuando, al salir el primero, le vimos con los crotales en las orejas la verdad es que no gustó. Como si (que Dios me perdone) al Cristo de Mena le pones un piercin, vamos. Luego, el novillo arreó un cabezazo fortísimo en el burdadero, que ahí estaba el capotito ése que siempre dejan los peones como si nada, y tras un fuerte chasquido se partió el pitón. Se cambia el toro y sale otro de Tulio, de buena planta, que remata en tablas y se entera de todo lo que pasa alrededor, no le vuelve loco la cosa del caballo, saliéndose más bien sueltecito y no se entrega a la muleta de D’Alva, que nos dio un buen segundo tercio pareando con decisión, sin darle facilidades y con ganas de irse. El segundo de Tulio, Llorón, es el toro al que habíamos ido a ver. De preciosa lámina y trapío, Llorón peleó en varas empujando con riñones, se arrancó de largo al caballo, acudió a los cites con una embestida vibrante y hermosa y, a medida que el trasteo se iba desarrollando, fue tomando conciencia de que el amo era él con lo que las iniciativas de Andrades, que le había recibido con unas pintureras verónicas, no llegaron a nada. El bicho acabó en tablas donde le pegaron una puñalada más digna del tempranillo que de un coso taurino. Merecidos aplausos en el arrastre para el novillo.

Los del Raso del Portillo echaron por delante a un cárdeno claro, bien criado y lustroso, que remató en tablas y que no destacó de manera sobresaliente en su vis a vis con el que iba montado en el jamelgo. El toro acude en banderillas, que D’Alva le clava como si le fuera le vida en ello, con un buen segundo par, y llega a la muleta con una embestida clara y noble que el portugués ahoga sin dejar aire entre él y el novillo. Un espadazo de ínfima catadura moral echó al suelo al de Raso. El segundo fue un entrepelado con bragas también muy bien criado al que picaron de pena y cuya pelea no nos puso en pie. Banderilleó el jerezano y se esforzó en el último tercio, enganchando al toro y dando el mejor toreo que se vio en la matinal. Antes no se le había ocurrido otra que irse a porta gayola, a no se sabe qué, y como final, se abalanzó en plena cellisca contra el testuz del novillo, recibiendo un fortísimo golpe, cosa que le valió una oreja.

En general da la impresión de que los novilleros se fiaron más de los del Raso del Portillo que de los de Isaías y Tulio Vázquez.

Andrew Moore al pie del cañón

Por la tarde, desafío ganadero entre Palha y Conde de la Corte. Palha siempre nos interesa, pues esa ganadería de ignoto origen y mezcolanza es capaz de dar lo mejor y lo peor y del Conde de la Corte se hablaba bastante de su recuperación. En principio un atractivo cartel que, a la postre, resultó ser el garbanzo negro de la Feria y el peor festejo de los nueve que ha organizado la Peña 3 Puyazos. La gran decepción es que esa corrida podría haberse dado en cualquier sitio: en Granada o en Don Benito, que la tarde no tuvo nada de lo que se busca en esta Feria del Aficionado y que fue una tarde más, de tantas como llevamos. Ni por presencia, pero sobre todo por comportamiento los seis toros de la tarde nos echaron el jarro de agua fría que menos nos esperábamos, tras la fría lluvia de la mañana, y los actuantes estuvieron a la misma altura. Deleznable tercio de varas -que es parte esencial de esta Feria- y falta de interés por lo que pasaba en el ruedo fueron las señas de esta corrida para olvidar. Sanchez Vara pasó por allí, Morenito de Aranda se empeñó en citar colocándose la muleta en la entrepierna y Ángel Sánchez pajareó lo suyo. El sexto tenía dos escobas en vez de pitones, y por más que miramos las termografías ésas no encontramos explicación a ese despropósito. Por poner algo bueno, reseñaremos los pares de banderillas de Víctor del Pozo al tercero. Luego, a la salida, ya aparecieron el habitual derrotismo hispánico, la consabida mala leche y los comentarios acerados contra los organizadores, como si ellos tuvieran culpa de lo que había pasado.


Y el domingo Dolores Aguirre, que se trajo a San Agustín toda la casta que había faltado el día anterior para darnos una espléndida mañana de toros y poner un punto final a la Feria del Aficionado a la altura de las expectativas con una corrida seria y cuajada, de gran trapío y de impecables pitones que puso a todo el mundo de acuerdo. Sergio Serrano, Damián Castaño y Francisco Montero fueron los diestros ajustados para dar muerte a estoque al encierro.

La espectacular salida del cuajado primero fue saludada por la afición con vítores. El animal no defraudó las expectativas, acudiendo por cuatro veces al caballo y apretando con poder. Sergio Serrano parece que no se enteraba de las condiciones del toro, que demandaba series cortas y muy mandonas, al quererle aplicar un toreo de ese de todos los días. Tampoco es que el hombre brille por su colocación ni por su mando, con lo que el toro da la impresión de quedar por encima del torero. Los aplausos en el arrastre son el reconocimiento del público a la sinceridad del toro en los tres tercios. El cuarto, un pavoroso chorreado, parecía sacado de una lámina de La Lidia. El animal impuso su ley en los dos primeros tercios, cuatro entradas al caballo descabalgando a Cristian Romero en una impecable caída de latiguillo de las que emocionaban a nuestros abuelos, y sembrando el pánico en un tercio de nones, porque allí no hubo nadie que fuera capaz de poner un par. Y, al sonar el cambio de tercio, el toro se apaga y aquel vendaval de intenciones aviesas y de sustos se queda como uno de los toros de Guisando, paradito como si fuera de piedra y sin comerse a nadie.

Damian Castaño se fue a porta gayola (¿a qué?) para recibir a su primero. Nadie le demandaba esa tontería, porque el tipo de aficionado que se va a Guadalix a los toros un domingo por la mañana no es de los que buscan esas emociones, pero allá que se fue el hombre para continuar con verónicas certeras al doloresaguirre que ahí ya demostró su clase y la refrendó en varas ante Juan Francisco Peña, acudiendo con nervio y fuerza a los cites. Castaño toreó con mucha generosidad al toro, luciendo su distancia, que ya había cantado en banderillas, sin ahogos y sin precipitaciones y componiendo una faena de gran empaque y torería, primero sobre la mano derecha y luego sobre la zurda, la mano muy baja con mando y temple. Una combinación perfecta de series medidas, buena colocación y claridad de ideas, acompañadas por la esplendida embestida del toro para componer una faena maciza y a más. Se perfila el diestro para entrar a matar y tira la muleta, entrando sin ella como hacía Antonio José Galán, nos recuerda la aficionada C, pero sin la efectividad del cordobés, con lo que Castaño se lleva un formidable porrazo que le tiene medio groggy durante un rato. Vuelta al ruedo al toro y vuelta al ruedo al torero. En su segundo vuelve a lo de la porta gayola (¿por qué?) y esta vez el toro le arrolla, pegándole un tremendo topetazo que le pone fuera de la corrida sin ton ni son.

Sergio Serrano se hizo cargo del toro, siendo lo más reseñable de su actuación la estocada con la que echó a tierra al doloresaguirre.
El primero de Francisco Montero acudió cuatro veces a la caballería, saliendo suelto y llegó a la muleta con clase y recorrido, sin que el toreo bullidor de Montero acabase de hacerse con los resortes que llevan al triunfo. Su segundo fue un toro de mucho cuajo, aplaudido de salida, que peleó de aquella manera en el caballo y que llegó al tercio de muerte con una embestida vibrante ante la que las mañas de Serrano resultaron de poco provecho, con más voluntad que acierto y adoleciendo de falta de una adecuada colocación para las condiciones del toro. Claro es que había que estar allí abajo con el toro y tratar de tener la cabeza fría ante la presencia y la casta del toro y la violencia de su embestida. Ovación en el arrastre para el toro y silencio para el torero. El toro fue picado por Gabin Rehabi que dio una lección práctica de buena monta y del óptimo manejo del caballo, de cómo se puede torear con un caballo de picar. Se lució con los palos Francisco Javier Tornay.

Con una ovación de la Plaza a la señora ganadera, presente en un tendido, y la vuelta al ruedo del mayoral de la ganadería se dio por finalizada la III Feria del Aficionado. Ya estamos esperando las primeras noticias que nos vengan para la IV edición, que a buen seguro no tendrá lugar los días 5 y 6 de enero, por más que sea esa la fecha más adecuada.


Matinal III Feria del Aficionado
San Agustín de Guadalix

La honradez puede con todo / por Pla Ventura

Iván Fandiño

"..No es mal referente la memoria del torero vasco que, teniéndolo todo en contra, hasta su propia anatomía, consiguió su sueño y, lo que es mejor, hasta se inmoló en una plaza de toros en un pueblo de Francia para que, pasados los años, su figura quedara como leyenda para el toreo y, como digo, para todos aquellos que, como le sucediera al diestro de Orduña, sueñen con ser toreros.."



La honradez puede con todo

Pla Ventura
Toros de Lidia/29 abril, 2024
He escuchado a muchos chavales que quieren ser toreros que tienen como ejemplo, – menudo espejo donde mirarse-  a un torero que se llamaba Iván Fandiño y, lo entiendo perfectamente que tengan como referencia a uno de los toreros más honrados de los últimos cinco lustros, un hombre al que nadie le regaló nada y, a base de un esfuerzo titánico pudo con todo, incluso, hasta liderar el escalafón durante dos años consecutivos y llevándose todos los premios habidos y por haber, lo que certifica que, cuando se camina por la vida por el sendero de la honradez, ésta puede con todo, Fandiño es el ejemplo para muchos chicos y, sin duda, de todos nosotros, los aficionados que le admirábamos.

No es mal referente la memoria del torero vasco que, teniéndolo todo en contra, hasta su propia anatomía, consiguió su sueño y, lo que es mejor, hasta se inmoló en una plaza de toros en un pueblo de Francia para que, pasados los años, su figura quedara como leyenda para el toreo y, como digo, para todos aquellos que, como le sucediera al diestro de Orduña, sueñen con ser toreros.

Es cierto que, la profesión de torero es la más difícil del mundo y en la que, salvo a cuatro afortunados, a nadie le regalan nada, todo lo contrario, les quitan hasta la camisa que llevan puesta. Siendo así, que todavía queden muchísimos chavales con el hambre del toro por aquello de querer arriesgar su vida anhelando el sueño que les persigue, ello es digno de admirar. Si cualquier torero que lo sea o haya sido, por las circunstancias de cada cual, puede servir como ejemplo para los que empiezan su singladura, tener como referente a Iván Fandiño es algo memorable.

Como decía, si para todos es dificilísimo emprender esa tarea por querer ser torero, lo de Iván Fandiño incluso tenia un plus añadido que le pesaba como una losa de mármol. Era vasco, no tenía el apoyo de nadie, para colmo su figura no era la propia de un torero, hasta el punto de que tuvo que adelgazar puesto que, en su condición de pelotari en sus años juveniles, con tantos agravantes, intentar ser torero era algo casi imposible de lograr. Y Fandiño lo consiguió, no era para menos puesto que, al final, sus sueños los convirtió en realidad, no sin antes haber pasado por miles de calvarios puesto que, hasta cuando era torero admirado por todo el mundo, sus propios compañeros, los que mandaban en el toreo le negaron el pan y la sal. 

Fijémonos hasta donde rayó la grandeza de Iván Fandiño que, desde siempre solo tuvo un apoyo, el de Néstor García, un aficionado y amigo personal del diestro que creyó en él y luchó a brazo partido a su vera. Está claro que, ambos sabían que lo que soñaron lo harían realidad y, lo consiguieron.

lunes, 29 de abril de 2024

Fernández de la Mora charla con Kissinger


"..Ya tenemos una democracia (Fernández de la Mora se refiere a la orgánica) que, por cierto, liberó a España de la amenaza comunista y la ha llevado a ocupar el noveno lugar en el ránking económico internacional.." (1974)

Fernández de la Mora charla con Kissinger

HUGHES
El Manifiesto/28 de Abril de 2024
El martes se cumplen cien años* del nacimiento de Gonzalo Fernández de la Mora. Sobre su obra no puedo atreverme a añadir nada a lo que hoy explican de ella en la sección Ideas tres autoridades en la materia. Sí puedo, como lector suyo de una generación posterior, dar testimonio de su olvido (olvido suyo, soledad nuestra) que si es natural en la izquierda dominante, tarda en entenderse en la derecha; hasta que se acaba entendiendo demasiado bien.

Hace poco falleció Henry Kissinger y en España se escribió lo que se escribió. Grandes palabras mereció y muchas reflexiones. Frente a tanto olvido, a formas de olvido tan densas, en esa valoración española de Kissinger hablaba la historia. Una vía quedó muerta, y algo se proyectó triunfante sobre ella.

En sus memorias, Río arriba, Gonzalo Fernández de la Mora cuenta su conversación con el diplomático con motivo de su visita a España en 1970 acompañando a Nixon.

Kissinger, observador o más bien avizorador, se fijó tras la cena de gala en el ministro más joven y se animó a charlar con él. Transcribo a continuación la conversación tal como viene en el libro:

—Franco ya ha cumplido su misión y corresponde a los de su generación lograr que se retire y deje paso a la democracia.

—Ya tenemos una democracia (Fernández de la Mora se refiere a la orgánica) que, por cierto, liberó a España de la amenaza comunista y la ha llevado a ocupar el noveno lugar en el ránking económico internacional.

—Me refiero a la democracia con pluralidad de partidos.

—Es el modelo que Estados Unidos ha impuesto en una buena parte del mundo con los resultados que están a la vista; por ejemplo, en África e incluso en la para ustedes cercana Hispanoamérica.

—Solo con partidos políticos se incorporará España a la vida internacional.

—Los tratados hispanonorteamericanos de 1953, reiteradamente renovados, y esta visita de su presidente, creo que son claros testimonios de presencia internacional.

—Veo que no es usted partidario de jubilar a Franco. ¿Por qué?

—Porque creo que cada año que continúe al frente del Estado nos acercaremos más a los niveles de renta de los países desarrollados. Después, lo dudo.

—Está usted equivocado. El mundo occidental, y especialmente la Comunidad Europea, los ayudarán más, y España progresará con mayor ritmo.

—Como ustedes acabarán imponiéndonos ese modelo en el que creen con una especie de fe religiosa que respeto, habrá tiempo para comprobar si se cumplen sus optimistas previsiones. Lo deseo fervientemente.

—Usted confirmará que tengo razón.

Y se estrecharon la mano afectuosamente. Hasta aquí la conversación.

Cuando en 1994 don Gonzalo escribe sus memorias y recuerda este diálogo, implantado ya el modelo kissingeriano, le ha dado tiempo a comprobarlo. En ese año, España había perdido, respecto al de la muerte de Franco, cuatro puntos de convergencia con la media  europea. «Las previsiones de Kissinger no se han cumplido, y es demasiado probable que, a medio plazo, se cumplirán cada día menos». En 2024, treinta años después, podemos confirmar que Gonzalo Fernández de la Mora sigue teniendo razón, y que es una razón incremental.

*Este artículo debería salir el martes 30, pero la profesionalidad y el sentido de lo noticioso aconsejan reservar la fecha para la performance presidencial.

No se pudo redondear la tarde ayer en Madrid / por Francisca García

 

"..Curro Díaz estuvo en maestro, pero le tocó el peor lote y no pudo hacer mucho más de lo que hizo. David de Miranda y Calerito apenas llegaron con su trabajo a los tendidos. Extraordinaria la presentación de los toros de Araúz de Robles que no llegaron a encontrar la comunión con los espadas. Otra vez será.."

Apuntes al natural: 
No se pudo redondear la tarde ayer en Madrid

Qué difícil es torear. Dominar las suertes…   Mas si torear es difícil, más aún lo es hacerlo en las Ventas y sobre todo llegar a triunfar. Y es que en Las Ventas hay que coordinar muchas cosas. El torero debe ponerse de acuerdo con el toro y contar además con el beneplácito del público y entre el público está el que ocupa las entradas del tendido 7 que parece estar siempre en desacuerdo con todo.

El domingo la plaza madrileña registró una gran entrada para ver lidiar los toros de Araúz de Robles que iban a caer en las manos de Curro Díaz, David de Miranda y Calerito que sustituía al torero portugués Juanito que dos días antes tuvo un percance en un tobillo. Bien presentado el ganado tuvo el trapío que se exige en la primera plaza del mundo. Calerito confirmaba su alternativa por lo que el orden de la lidia se vio alterado.

Los de Araúz de Robles que pasaron todos los requisitos para ser considerados toros bien recibidos por los más exigentes, fueron por lo general nobles y con muchas posibilidades de haber dado una gran tarde, pero los buenos augurios se truncaron por diferentes motivos e hicieron que los acontecimientos discurrieran por senderos muy distintos a lo que se preveía.

Calerito que abrió plaza estuvo aseado con su primero, recibiendo aplausos, pero al astado se le vio tan noble que fue aplaudido en el arrastre lo que dio esperanzas en pensar que tan pujantes y bien armados animales iban a depararnos una gran tarde. Pero salió el segundo y Curro Díaz se abrió de capa y el toro entró en su jurisdicción y lo toreo a placer. En el primer lance el público se manifestó tan rendido al torero de Linares que jaleó cada una de sus verónicas, mostrando claramente que él había sido el principal reclamo para que el coso alcanzara tan buena entrada. Pero el toro llegó al caballo y pareció recibir un castigo demasiado fuerte para sus fuerzas, de tal forma que comenzó a perder las manos. Aquí entró en tromba el tendido 7 abucheando a la presidencia y pidiendo la devolución del cornúpeta. Muchos vinieron provistos de pañuelos verdes lo que muestra cómo andaban ya con el fusil cargado dispuestos a reventar la tarde. Como el toro no se cambiaba, se caía y pedían al matador que lo matara, Curro Díaz se vio forzado a abreviar la faena matando de forma muy poco ortodoxa. El toro fue despedido entre pitos.

Puede decirse que a partir de este momento el ambiente quedó enrarecido y la tarde se vino abajo siendo difícil que levantara el vuelo. Ni David de Miranda se mostró como el torero que habíamos reconocido en Sevilla, siendo silenciado con el mejor toro de la tarde, que estuvo por encima de él y con la petición de oreja y saludos en el coloreado listón chorreado del quinto.  Tampoco Calerito mostró otra cosa que no fuera su valentía ante un toro con problemas, exponiendo mucho, pero llegando al público solo por lo arriesgado de sus apuestas. Curro Díaz supo en su segundo, uno de los peores del encierro sujetarlo en tandas de muletazos de buen trazo. Faena bien rematada con el estoque que obtuvo ovación.

Merece destacarse entre los subalternos, que en general hicieron una lidia bastante caótica, la intervención del banderillero Fernando Sánchez, de la cuadrilla de David de Miranda, que clavó los palos con arte y maestría. Al final, los tres matadores fueron despedidos con aplausos al abandonar el ruedo y la tarde quedó en una decepción entre lo que pudo haber sido y no fue.

Resumiendo: Curro Díaz estuvo en maestro, pero le tocó el peor lote y no pudo hacer mucho más de lo que hizo. David de Miranda y Calerito apenas llegaron con su trabajo a los tendidos. Extraordinaria la presentación de los toros de Araúz de Robles que no llegaron a encontrar la comunión con los espadas. Otra vez será.

Sí quiero añadir algo que me parece inaudito en una plaza de primera como es la de las Ventas. En los exteriores del coso no había ni un mísero cartel que anunciara la corrida, algo que no ocurre ni en la más humilde de las plazas de toros. Preguntados los encargados de colocar los carteles, confesaron, no sin cierto rubor, que no los había. 

Es decir, que el departamento de publicidad o de marketing de la primera plaza del mundo deja muchísimo que desear. Con un cartel anunciador la buena entrada registrada quizá hubiera podido convertirse en un lleno. Es inconcebible que no existiera ningún reclamo en los exteriores de la plaza en el mismo día del festejo.

Otro aspecto censurable en el que quiero incidir una vez más es en el hecho de que esta plaza cuente en la actualidad con una banda de música tan escueta. Poco más de una decena de profesionales los estimo insuficientes para amenizar el espectáculo en una plaza importante, aún a pesar de las breves intervenciones que acostumbran a amenizar la fiesta en un coso de esta categoría.

Francisca García
Toros de Lidia/29 abril, 2024

Madrid. Los Araúz de Robles. Toros que se ofrecieron, toreros que no estuvieron / por Pepe Campos & Andrew Moore


Plaza de toros de Las Ventas.
Domingo, 28 de abril de 2024. Tercera corrida de toros de la temporada. Alrededor de dos tercios de entrada. Tarde primaveral, algo fría.

Toros de Araúz de Robles (mezcolanza de orígenes, base lejana de Saltillo con Samuel Flores, refrescada con sangre Domecq), bien presentados, en general dieron juego; mansos, algunos flojos, primero y tercero boyantes, segundo inválido, cuarto noble desrazado, quinto sin celo, sexto serio y tardo.

Terna: Curro Díaz, de Linares (Jaén), de grana y oro, silencio y palmas; veintiséis años de alternativa. David de Miranda, de Trigueros (Huelva), burdeos y oro, con cabos blancos, silencio y palmas; siete años de alternativa. Calerito, de Sevilla, de blanco y oro; palmas y silencio tras aviso; ayer confirmó la alternativa.

La mayoría de los toros de Araúz de Robles se brindaron para ser toreados, ya fuese sin las apreturas propias del toreo neomoderno o con el sabor que pudiera proporcionar el toreo clásico. Es decir, los matadores ayer tarde, en distintos grados, tuvieron la ocasión de obsequiar, con su particular tauromaquia, a la notable concurrencia de espectadores que acudieron a ver la corrida de toros. Parece como que hay ganas de ver toros, lo cual viene a ser una buena noticia, en este preámbulo de la temporada madrileña que precede a la Feria de San Isidro. 

Ayer vimos toros —sin que fuera una corrida para tirar cohetes— cuyo juego ofreció garantías para el lucimiento de los toreros, que no alcanzaron el triunfo y, en cierto modo, pasaron desapercibidos porque el respetable tenía ganas de ver torear, y esto no se dio debido a la poca fiabilidad que atesora el actual modo de concebir la tauromaquia por parte de la mayoría de los matadores de estos tiempos. ¿Cuál es esa manera de entender la tauromaquia por los lidiadores de ahora? Principalmente, entre otros tantos aspectos, se fundamenta en el empeño de torear con la muleta retrasada.

Si el torero, ante un toro franco, cita con la muleta a la altura del cuerpo o por detrás del mismo, el pase pierde una parte de su posible recorrido, e impide el dominio y el temple sobre el astado, pues los pases no se trazan con largura, no salen completos para poder someter al toro y domeñarle mediante el necesario temple que propicia el toreo verdadero. Si se cita con la muleta retrasada es muy difícil atemperar al toro, si no viene él ya templado o sometido —condición que suele caracterizar al actual toro de procedencia Domecq—. Este encaste hoy hegemónico ha propiciado que la mayoría de los matadores estén acostumbrados a un tipo de embestida «teledirigida», donde sólo con presentar la muleta al astado, a la altura del cite que sea, éste va, entra, con una entrega prefabricada —por su embestida seleccionada—, para que se produzca un toreo sin riesgos y sin alma; a excepción de si ese astado, y su deambular en el ruedo, se encuentre con un torero «artista», que los hay, cierto, pero son muy pocos. Además, de esa ausencia de un toreo de dominio, con esos cites de muleta no adelantada, lo que el torero gana es ver venir al toro en el pase y saber si va o no a por su cuerpo, por consiguiente, un artificio de la técnica de torear que avala evitar la cornada, e impide el dominio del toro, clave y base del arte de lidiar toros.

El cite que estamos describiendo con la franela «pospuesta» respecto a la figura del torero es una característica del toreo de los tiempos que vivimos. Tarde tras tarde es lo que observamos cuando vamos a ver toros y a ver torear. Hay, a su vez, una norma de echar la culpa al toro cuando el cometido de dar pases y su efecto no prende en el conjunto de la faena o lidia. Entonces, se suele decir que «el toro no sirve» —frase que introduce un rodeo, o que contiene un escamoteo, sobre la cuestión principal, de que se pueda torear, o no se tenga que hacerlo—. Al mismo tiempo, se achaca al toro todo tipo de carencias que puedan imposibilitar al torero de hoy que se «exprese» en su tarea. Si vamos al diccionario de José Carlos de Torres, Léxico español de los toros (1989), encontramos una reflexión sobre esa agudeza de que el toro no sirve: «Indica la época de crisis actual de los toros, pues todos tienen su lidia»

Curiosamente, como ejemplo del uso de la expresión, de su terminología, nos dice este diccionario: «El conjunto de la corrida de Aráuz de Robles ha servido —tomado de una corrida de los años ochenta del siglo XX—». Parece como que el autor, con esa cita, estuviera refiriéndose a la corrida a la que asistimos, pues los toros de Araúz de Robles de ayer sí sirvieron, es decir, ofrecieron la posibilidad de que se les pudiera torear. ¿Cómo?, seguramente, aplicándose la técnica taurómaca de toda la vida o de los tiempos añejos, sustentada en echar, por parte del diestro, los trastos o avíos hacia adelante, por delante de su figura, para enganchar al toro desde el inicio del pase, que debe ser completo, para que la muleta recorra todo el frente de la planta del torero, con el toro metido en el engaño, y que termine atrás del cuerpo del espada, donde se debe rematar el pase —se produce así un redondeo del trazado del pase—, antes de iniciar el siguiente.
Pienso que esta condición técnica o tendencia del cite retrasado, impide, en numerosas ocasiones, que se produzca el toreo. Aparte, podríamos hablar de la predisposición hacia el triunfo, del posible acierto de los matadores, o de infinidad de avatares que el hecho de torear encierra y lo sitúan como un arte; harto difícil.

Si entramos en el análisis de la corrida de ayer, se puede comentar que Curro Díaz no tuvo suerte, ni él mismo se centró en su labor. Ante su primer toro, un inválido que no fue devuelto, sí pudo lucir su mejor versión en la interpretación de la verónica en los lances de recibo, acentuados con su característico empaque. Después, ante ese toro —que se le caía en cada intento de llevarle— no le quedó más remedio que matarlo y lo hizo con un pinchazo bajo hondo antes de que el toro se echase y fuera apuntillado. En el cuarto toro que no fue excelente pero que se ofrecía al toreo, por ser pronto y claro, utilizó toda esa martingala del cite con la muleta retrasada, enseñándosela al astado en arco, utilizando pico, por fuera, sin apreturas, ni acople y con mucho punteo de la pañosa por parte del astado. Lo mató de una estocada sin relieve en la suerte natural.

David de Miranda, en su primer toro, de muy buen son, se manifestó en la capa con verónicas a pies juntos y con un quite de frente por detrás; con la muleta, en los medios, aplicó muchas tandas con la derecha, con la muleta retrasada en arco, sin templar la buena embestida de «Pimentón», con un toreo veloz y superficial, sin aprovechar el excelente pitón izquierdo del animal; finalizó con usuales manoletinas y le recetó al morlaco una estocada baja en la suerte natural. En el quinto, se le vio dentro del mismo planteamiento, en los mismos terrenos, con la variedad, en el final del trasteo, de invertir la muleta en el pase por alto —de perfil, a pies juntos— en lo que se denomina «bernadinas». Mató al toro de una estocada baja fulminante.

Calerito, en el toro de su confirmación, un ejemplar noble y resuelto, lo toreó con disposición con el capote —verónicas y chicuelinas—; inició la faena de muleta de rodillas, para después al recuperar la verticalidad, en los medios, torearlo con el «neotoreo», en una faena que se fue diluyendo por no embarcar la embestida del astado; lo mató de una estocada baja en la suerte contraria. En el último toro del festejo, un bello cornúpeta barroso, de mayor poder que el resto de sus hermanos, volvió a emplearse Calerito más con la derecha, sin mando, de perfil y metiendo pico; finalizó su trabajo con la versión de las bernadinas, y con un último pase de pecho largo y templado que fue lo mejor de su actuación; mató al toro de una estocada baja en la suerte natural y cuatro descabellos.


ANDREW MOORE

Díaz

Sánchez

"Una ola de campo" (Foxá)

De Miranda

FIN

Madrid, 29 de Abril de 2024