‘San Ernest Urtasun’ va a ejercer la misma influencia, hacer el mismo milagro, salvar la reciente sequedad de la Tauromaquia y ponerla a flote con el mismo influjo con el que San Isidro llenó de pozos de agua los campos de Madrid.
A muy poco de dar comienzo la Feria de San Isidro, la más importante del mundo, incluso antes en los festejos ya celebrados, se ha visto como las aguas de la afición llenaban pozos secos hasta hace muy poco. Desde Móstoles a Valdemoro, pasando por Las Ventas del Espíritu Santo, las plazas se han visto favorecidas por la influencia del santo Urtasun.
Los milagros tienen estas cosas y es que no hay nada como tener fe. Eso es lo que se espera de un Ministro de Cultura, que haga todo lo posible para revitalizar lo que estaba dormido, todo sea por la cultura, esa que emana de los pueblos. Nuestra obligación es dar las gracias. Los aficionados a los toros somos gente muy educada. Gracias de nuevo.
La Feria está a punto de comenzar, en horas veremos su primer paseíllo. Por cierto, un paseíllo que parecía diseñado para tal ocasión. Toreros de la talla de Morante de la Puebla y Diego Urdiales, apoyados por la ganadería de Alcurrucén, nos hacen concebir esperanzas de que se pueda disfrutar del Toreo con mayúsculas. Junto a ellos un joven, García Pulido, vendrá a confirmar su doctorado, a recibir el bautismo en Las Ventas. Habrá que hacerlo con el agua bendita de los pozos de San Isidro.
Colgado ya el cartel de ‘No hay localidades’, ello nos hace presumir de que esa puede ser la tónica de esta nueva era. Con independencia de que los carteles sean buenos o malos, lo que pretendemos destacar aquí es que la Fiesta de los toros coja el impulso que tiempo atrás le faltaba por la falta de un ministro en condiciones.
El efecto por encima de todo es el que ha de llenar la plaza cada día, siendo aficionado no hace falta que los carteles estén llenos de figuras, lo importante es que salga el toro, ese que le da sentido a la Tauromaquia y una afición, un pueblo, pueda ser partícipe de los valores que sustentan esta Fiesta.
San Isidro hará el resto. Convocados todos los aficionados del mundo de este y del otro lado del charco, todos nos disponemos a sorprendernos nuevamente con la magia del toreo, con la bravura de un toro, con la belleza y el arte que desprende ese enfrentamiento único y cabal.
Sin ningún complejo, con renovada ilusión, desde el viernes día 10, diremos: ¡¡Nos vamos a los toros!!
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