jueves, 23 de mayo de 2024

MADRID/ 11ª San Isidro Desde el alma / por Jorge Arturo Díaz Reyes

Galván. Foto: Las Ventas

"..Con una faena de honda inspiración a un toro imposible, David Galván rinde la plaza y corta la oreja más valiosa de la feria. Lorenzo y Téllez silenciados. Serio encierro..."

Desde el alma

Jorge Arturo Díaz Reyes
CronicaToro/Cali, V 22 2024
Promediaba la tarde sin sol, con el aforo a tres cuartos. Tras dos faenas trabajosas mal rematadas y silenciadas, apareció el cuarto “Embeodado”, negro, astifino, veleto de 535 kilos y de inmediato con su falta de fijeza en los capotes pareció justificar su nombre, y más cuando emprendió galopes locos de caballo a caballo, desatendiendo la peonada y huyendo de cada picotazo. Luego siguió la juerga en banderillas, esperando, viendo pasar en blanco, y obligando a Juan Carlos Rey a írsele encima y meter los brazos y medio cuerpo entre los sables para dejar dos pares heroicos que pusieron en pie la parroquia clamorosamente. Saludó, por supuesto.

Mientras tanto, David Galván, se aviaba de trapo y ayuda para enfrentar lo inenfrentable. De una, sin preámbulos, a rodilla doblada le impuso la muleta al que no quiso nada, y lo unció a ella en seis redondos de un mando, temple y cadencia conmovedores por su belleza y de pronto más por lo inesperados. Era el toreo que brotaba de pronto cuando nadie creía. No porque el toro quisiera. No porque el toro ayudara. No. Porque la voluntad, el acierto y el arte le sacaban de su embeodamiento a la lucidez de la lidia. Un pase del desdén, vertical, con la cabeza alta mirando al tendido, y las manos bajas condiciendo la embestida de las púas, y ligado, el tan personal pase de pecho, a codo levantado, sin bajar la vista, coronaron. Y el deslumbramiento estalló en una ovación enorme, unánime, cataclísmica.

Sin dejar reponer al recién dominado, ni al público, nuevamente genuflexo cinco más en redondo siguieron haciéndolo orbitar tras la impoluta y trazadora muleta para terminar con una trinchera de alta gama. A partir de allí no solo el toro sino el público eran materia disponible en manos de sanfernandino. Tres por la derecha, cambio de mano, natural y pecho, precisos, delicados, pintados. Naturales, trincherazos, ayudados y de nuevo redondos rimaban sobre el estruendoso fondo. Otra tanda de seis así, antes de la igualada. La estocada hasta los gavilanes arriba, y la fulminación del convertido en los medios, y la petición, que ha sido la más vehemente y total de las once corridas que van.

En el Palco, don Víctor Oliver Rodríguez modosamente consultaba sus asesores sin decidir, hasta casi el enganche para por fin solo sacar un pañuelo, sin tiempo para réplicas. ¿Qué consultaba? Una oreja, sí. Una sola. Después de haber toreado como se toreó, después de matar como se mató, después del milagro de la conversión del agua en vino. Una oreja, sí. Está bien. Lagartijo, Frascuelo, Cayetano Sanz nunca cortaron una en su vida. Una oreja, está bien. Pero habrá que ver qué tendrán que hacer y a qué toro los que vienen para cortar las dos. Habrá que ver. La plaza galvanizada vivó la vuelta con tanta intensidad como vivió la faena de la feria.

David había abierto la corrida con una lidia más convencional, de tandas y remates previsibles, de valor presupuesto, y de corrección impecable, ante el descomunal armamento del primero. El cual, aun así, recibió algunas protestas de los “exigentes”. Hágame el favor. La estocada de irreprochable ejecución y colocación rodó al metemiedo sin puntilla. La petición fue leve y Usía ni la miró. Pero con justicia, y de acuerdo a los antecedentes, bien hubiese podido abonar para la Puerta Grande. No la entendieron, o no quisieron entenderla.

Álvaro Lorenzo y Ángel Tellez, jugaron sus cartas con dispar acierto. A veces sí a veces no. Pero sobre todo el último con un extremismo casi autodestructivo que lo puso bajo los impresionantes cuernos por dos veces consecutivas. Oyó tres avisos, uno en el tercero y dos en el sexto, tras sendos sainetes de espadas. El primero, también escuchó pasodoble chiquito en cada turno. Y los dos se fueron silenciados.

Otra cosa es el toreo cuando parece salir del fondo del alma y no de los manuales. Por eso Galván, hoy galvanizó Las Ventas y puso por las nubes el precio de las orejas para lo que queda en el llamado “mundial del toreo”. Estaremos atentos.

FICHA DEL FESTEJO
Madrid. Miércoles 22 de mayo 2024. Plaza de Las Ventas. 11ª de San Isidro. Nubes. Tres cuartos de aforo. Siete toros de El Torero bien presentados, en 547 kilos promedio, cinqueños, encastados, astifinos y muy armados.

David Galván, saludo y oreja
Álvaro Lorenzo, silencio tras aviso y silencio tras aviso
Ángel Téllez, silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.

Incidencias: Saludó Juan Carlos Rey tras parear al 4° y Juan Navazo tras parear al sexto.

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