Un buen toro, un toro "de lío" como se dice en la jerga, el primero de la tarde, dejó al Fandi con las posaderas al aire. Un toro de extraordinaria condición, con el que el granadino evidenció no sólo su falta de clase, que eso ya lo dan algunos por sabido, si no también los pocos recursos técnicos que podrían avalarle al cabo de tantos años en la profesión, amén la ausencia de otras razones imprescindibles para pisar los ruedos.
Otra constatación a raíz de lo poco o nada que logró El Fandi con el toro fue también en parte la mala educación taurina del nuevo público de Las Ventas, que aplaudió y coreó trapazos del susodicho, mientras callaba la sabia afición que, aunque minoritaria, siempre se supone en esta plaza. Hasta que por fin unas tímidas pero definitivas palmas de tango vinieron a poner las cosas en su sitio. Mal El Fandi, sin paliativos.
Lo malo fue que tal resultó la tónica de la tarde. Lucieron los toros de Fuente Ymbro por encima, muy por encima de la terna.
Y así, fue toro bueno también el segundo, y el tercero, y ...hasta el sexto.
El mejor si cabe, galopando, el morro por el suelo y abriéndose en las embestidas, el segundo. Toro ideal para el triunfo, al que Román empezó exigiéndole demasiado, citándole muy lejos, casi de plaza a plaza. El animal remoloneó por un momento. Mas no tardó el torero en cogerle la distancia. Y la respuesta del "fuenteymbro" fue inminente, haciendo "el avión", según el símil empleado por los taurinos cuando el toro planea sobre los engaños, muy humillado y con el pitón de adentro ligeramente más alto que el otro. Embestidas de ensueño. Román estuvo lo que se dice correcto, ligando los pases por ambos lados con cierta facilidad, pero sin más, sin las estrecheces oportunas que le hubieran dado el "alma" que pedía la faena. Cortó solo una oreja y hay que dejar claro que el toro era de dos.
Bueno asimismo el tercero, con el que el mexicano Leo Valadez anduvo sólo valentón, entre la buena disposición y lo poco resolutivo. Se dejó tropezar la muleta en los comienzos de faena, y a partir de ahí el animal supo siempre dónde estaba el torero y para qué servía el engaño. Tal se las gasta el toro bravo. Una angustiosa voltereta a mitad de trasteo y otro tropiezo serio al entrar a matar, fueron lamentablemente las notas destacadas de su actuación. Tras doblar el astado pasó Valadez a la enfermería, y ya no volvió al ruedo.
La tipología del cuarto, con poco cuello, sin embargo, tampoco fue óbice para lucir nobles y enclasadas embestidas. Otro toro de "escándalo", entendido el término como algo muy propicio para un triunfo grande. El Fandi no se enteró de la misa la mitad. Y como aquí no valen componendas, hay que dejar claro que "el petardo" que dio fue mayúsculo.
Román tuvo un segundo astado, el quinto, que traía la llave de la Puerta Grande. No obstante, dejó que desear el planteamiento de faena, equivocando sobre todo las distancias. Cuando vino a darse cuenta Román de lo que había ya era tarde. Se va a acordar de esta corrida el valenciano, por lo que pudo ser y no fue.
Y con el sexto, Fandi, en sustitución del lesionado Valadez, pasó esa línea que marcó la tarde de más pena que gloria.
FICHA DEL FESTEJO.- Segunda de San Isidro. Lleno aparente.
Toros de Fuente Ymbro, bien presentados, bravos y de muy buen juego. Ovacionados los seis arrastres.
El Fandi: estocada tendida (silencio tras aviso); y estocada caída y descabello (silencio tras aviso).
Román: estocada algo trasera (oreja); y estocada y descabello (vuelta tras dos avisos).
Leo Valadez: estocada saliendo prendido por la axila derecha (ovación al cruzar el ruedo camino de la enfermería).
Valadez fue atendido de luxación en el brazo, y traslado a la clínica Fraternidad.
- PARTE MÉDICO
Gracias Juan Miguel por tus excelentes crónicas que nos relatan primorosamente las incidencias del festejo.
ResponderEliminarAl menos la crónicas de Juan Miguel Núñez desprenden independencia y conocimiento
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