sábado, 27 de julio de 2024

Ecología y el toro bravo / por Agustín Hidalgo


Arte y poesía en torno al toro. En el campo, en la dehesa infinita. La Tauromaquia es ecología, cultura y arte. En el centro, el toro bravo: magnífico animal, fiero y noble, bello como ningún otro, moldeado por la mano del hombre durante generaciones.

Ecología y el toro bravo

Ecología se define como la ciencia que estudia los seres vivos como habitantes de un medio y las relaciones que mantienen entre si y con el propio medio. Seamos o no aficionados a los toros, no se puede negar que la Tauromaquia posee indiscutibles valores ecológicos, aunque a algunos les pueda sorprender. El toro bravo, lo define así Alfonso Ussia: “no es un bello animal salvaje, sino un portentoso logro del cuidado del hombre durante generaciones”.

Precisa el biólogo Miguel del Pino: no es especie sino raza”. Si nos apena que el toro muera en la plaza, recordemos que, sin la fiesta, no tendría oportunidad de nacer ni de existir. Puede ser que muchos antitaurinos dijesen que mejor hubiera sido.

Es un animal que necesita grandes extensiones de terreno para vivir. En estos campos, tiene una libertad y calidad de vida mucho mayores a las de cualquier otro animal: vive más tiempo y en mejores condiciones que todos los demás. Santos López Pelegrin, a mediados del siglo XIX, hablaba así del toro: en el campo, los ojos del toro tienen toda la dulzura y tranquilidad del justo.” Un toro en la dehesa es un bienaventurado. “Y yo añado: y un privilegiado .


Además, la cría del toro bravo, permite que subsista la dehesa: un espacio natural protegido para mantenimiento de la biodiversidad. Como ya apunté, previene la desertización y conservación de la flora y fauna autóctona: venados, jabalíes, cerdos, águilas, azores, etc. Colabora contra el cambio climático, que hoy no se discute que existe y durante milenios siempre ha existido. Como he antedicho anteriormente, las dehesas españolas de toros bravos ocupan en explotación cerca de 600.000 hectáreas, la séptima parte de la superficie total de dehesa.

La Fundación del Toro de Lidia en el año 2016, aportó las siguientes conclusiones acerca del toro de lidia y la ecología:

--El toro de lidia es la raza más antigua del mundo.

--Gracias a la mano del hombre, supone una joya del patrimonio genético español.

--La suya es una crianza sostenible. Las dehesas se localizan sobre todo en zonas agrestes y pobres, no aptas para el cultivo y amenazadas por la despoblación.

--Es también, un factor de fijación de la población rural.

--El toro bravo, tiene capacidad para adaptarse a ecosistemas de poca o nula rentabilidad para la cría de otros ganados.

Es de notar, que en parte ninguna como en el campo, se goza la visión del noble protagonista de la feroz y trágica pantomima en libertad, entregado a sus costumbres, a su fiereza y docilidad ejemplares. Su fuerza, su gracia, su belleza, tienen el marco apropiado en los paisajes siempre severos que suelen ser su residencia; encinares solemnes y opacos del campo salmantino; sierras ásperas frías y graves de España central; campos andaluces, infinitos de luz y monotonía.

Visión del toro en el campo, es asimismo la contenida de estos versos de Juan de Padilla, el Cartujano:

Alzaba la cara con altos bramidos que retornaban aquella montaña, bien como toros bramando con saña, huyendo de otros después de vencidos.

Arte y poesía en torno al toro. En el campo, en la dehesa infinita. La Tauromaquia es ecología, cultura y arte. En el centro, el toro bravo: magnífico animal, fiero y noble, bello como ningún otro, moldeado por la mano del hombre durante generaciones.

Bibliografía: José María de Cossio. Andrés Amorós, Enciclopedia Práctica Tauromaquia de Don Gregorio Corrochano.

Agustin Hidalgo.

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