domingo, 7 de julio de 2024

El milagro burgalés / por Pla Ventura


"..en la capital burgalesa, los llenos han sido una constante en todas las corridas que se han celebrado; no importó que fueran las figuras o toreros auténticos sin el entorchado de los que más torean; ese dato, pese a todo, me conmueve.."

 El milagro burgalés
Pla Ventura
Toros de Lidia/6 julio, 2024
Testigos de la feria de Burgos me han informado con todo detalle de la situación de dicha plaza en la que, al parecer, sus aficionados son dadivosos por completo y que, por momentos, les costaba reaccionar cuando estaba ocurriendo algo importante si de arte hablamos. Digamos que, se conforman con lo superficial y lo afirmo sin haberlo visto pero, sobran datos para certificar la forma generosa con la que tratan a los toreros, es el caso de Manuel Díaz El Cordobés que, durante toda su trayectoria taurina, en Burgos fue el “santo” patrón de la feria. Con ello está dicho todo. Y menos mal que, dentro de todos los males supieron reaccionar ante la estética hermosa de Emilio de Justo frente al animalito de Juan Pedro, un “santo varón” que permitió al extremeño expresare como él sabe, al igual que tantas veces hiciera enfrentándose a los toros de Victorino Martin que, por cierto, en la feria de Valladolid mata la corrida entera del citado ganadero.

Burgos, por aquello de las peñas que conforman los aficionados es algo muy parecido a lo de Pamplona pero, si le preguntásemos a Alberto García, el empresario, diría que estamos ante la mejor afición del mundo y, no le falta razón al organizador porque, como es notorio, el que arriesga el dinero lo que quiere es ver los tendidos llenos y, en la capital burgalesa, los llenos han sido una constante en todas las corridas que se han celebrado; no importó que fueran las figuras o toreros auténticos sin el entorchado de los que más torean; ese dato, pese a todo, me conmueve. En los tiempos que corremos ver una plaza llena a rebosar tarde tras tarde, cuidado que estamos hablando casi de un milagro. Analicemos lo que dije de Badajoz y, si lo comparamos con Burgos, la capital castellana ha dado una lección a muchísimas plazas de España. Mientras en la capital pacense la gente se quedó en sus casas, en la plaza norteña no cabía un alfiler.

Digamos que, al público hay que educarlo y, así lo entendió Alberto García que, además de las figuras montó dos corridas de toros con animales encastados, sin toreros mediáticos y, el éxito lo logró de igual modo. Ya quisiéramos todos que las plazas se llenaran todos los días, aunque fueran aficionados imberbes, ya habrá tiempo para educarles, enseñarles y hacerles comprender que, el toro sigue siendo el gran protagonista. Lo triste y desolador es ver esas plazas casi vacías en las que, por desgracia, poco hay que enseñar. Insisto, quedémonos con Burgos. Ya quisiéramos todos que los públicos se parecieran un poquito al de Madrid, pero, eso ya es pedir demasiado; que se llenen las plazas y que todos sean eruditos en materia, eso si es un auténtico milagro.

Al final, la alegría de Alberto García será de época porque, resultados artísticos al margen, que los hubo en gran medida, la gran hazaña no fue otra que se llenara el coso todas las tardes; para el empresario es ahí donde radica el éxito o el fracaso. El dato es revelador, si la gente acude en masa, con toda seguridad, el empresario intentará por todos los medios ir mejorando la calidad de la feria año tras año, pero, si los tendidos están vacíos, ¿quién es el valiente que, sabedor de que ha tenido pérdidas se sigue ilusionando de cara al futuro? Posiblemente, no me cabe la menor duda, Alberto García, un señor al que no conozco de nada, seguro que ha hecho cosas muy bien estructuradas para lograr concitar la afición de todo el gentío, hasta el punto de los llenos a reventar que logró cada tarde. Démosle, por tanto, a cada cual, su parcela de gloria, la que se ha ganado con su gestión.

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