miércoles, 28 de agosto de 2024

La Fiesta tiene un problema / por Pla Ventura

 

"..No existe conjunción entre el toro y las gentes que acuden a los coliseos; digamos que, por encima de todo debería ser el bovino el auténtico protagonista de este espectáculo maravilloso pero, como se comprueba a diario, el toro, como tal, queda relegado a un segundo lugar, de forma muy especial cuando actúan las figuras del toreo.."

La Fiesta tiene un problema

Pla Ventura
Toros de Lidia/27 agosto, 2024
La Fiesta tiene un problema gravísimo que, se agranda al paso del tiempo. ¿Cómo es el asunto? Muy sencillo. No existe conjunción entre el toro y las gentes que acuden a los coliseos; digamos que, por encima de todo debería ser el bovino el auténtico protagonista de este espectáculo maravilloso pero, como se comprueba a diario, el toro, como tal, queda relegado a un segundo lugar, de forma muy especial cuando actúan las figuras del toreo.

Nosotros, los aficionados auténticos nos jactamos cada vez que presenciamos una corrida de toros en las que sabemos que el toro es el autor principal de esta novela dramática en la que, como se sabe, se muere de verdad. Así, literariamente, suena bellísimo lo que digo que, por lógica debería de tener la atención y el fervor popular de las gentes en su inmensa mayoría. ¡El toro, casi nada he dicho yo!

Lo contado sería lo lógico pero, la realidad es muy otra. Es cierto que, aficionados cabales no están por todas las esquinas y, la Fiesta se mueve más como un acto social para verse unos y otros, especialmente los señoritos que acuden a las plazas para ser vistos y saludados unos con otros. ¿Qué carteles les interesan a los que acuden a las plazas de forma ocasional? Los que actúen los “nombres” que suenan en todas las esquinas y, de tal modo, alguna que otra plaza se llena de gentío enfervorizado que quiere divertirse a precio que fuere, que por eso han pagado, piensan todos. Y aquí, justo en este instante es cuando desaparece el toro para entrar a forma parte del espectáculo ese animalito genéricamente adormilado que, en ocasiones, por su dulzura, propicia algunos triunfos de los espadas “afortunados” que actúan con el menor riesgo posible.

El ejemplo lo hemos tenido en Bilbao que, pese a la decadencia de la plaza a nivel de gentío, las dos tardes de Roca Rey se lograron dos grandes entradas pero, ahora viene la cruel realidad que nos deja pasmados a los aficionados. ¿Vieron ustedes los toros de las figuras, de forma concreta la tarde en la que se despidió Ponce? Un vergüenza en toda regla que, para mayor escarnio, los toreros se hacían los mártires como diciéndole a la gente, miren ustedes, lo hemos intentado pero el toro no ha valido.

Esta es la cruel realidad en que vivimos en la que, los auténticos héroes de la fiesta apenas son reconocidos; por una minoría, es cierto. Pero la grandeza de que un hombre se juegue la vida y que aquello tenga calado en el tendido, apenas es tenido en cuenta por esa minoría de la que hablo que, para nuestra desdicha, de este modo, si seguimos por ese camino, seremos nosotros, los aficionados los que mataremos la fiesta de los toros. Cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad recordará la proeza de Manuel Escribano en Sevilla, diríamos que, única y casi irrepetible. ¿Qué premio ha tenido? Seguir matando las corridas de siempre y, como diría el diestro, que no falten.

Esta es la gran injusticia de la fiesta, que los que más arriesgan son lo que menos cobran y los que apenas son reconocidos. El momento que vivimos es muy delicado; un momento que dura ya algunos años y que tiene muy mala solución. Fijémonos que, en los años setenta y ochenta, el matador por excelencia de las corridas duras era Paco Ruíz Miguel que, con toda justicia se hizo rico como figura indiscutible y, lo que era más justo, matando las camadas de Miura Victorino, Pablo Romero, Palha, Murteira…….Aquello si era un acto de justicia, lo actual es una pantomima en la que, si hubiera justicia y verdad, Manolo Escribano, el auténtico adalid de las corridas duras, tras veinte años como matador debería de esta rico gracias a su esfuerzo inenarrable. Seguro que, si viésemos la cuenta corriente de este diestro moríamos de la pena.

Lo triste de la cuestión, si de figuras hablamos, es que no quieren asumir más riesgo del que ellos creen que entregan, craso error porque para desdicha de todos ellos, una ganadería olvidada por los señoritos, Santiago Domecq, está cosechando éxitos por doquier en manos de toreros humildes pero que, gracias a estos triunfos se están abriendo camino. Que se lo pregunten a Borja Jiménez y él responderá.

Y podría nombrar las que todos conocemos como los Albaserradas, los de Pedraza de Yeltes, incluso el francés Robert Margé, Miura por supuesto; pero hay muchas ganaderías donde elegir, el problema radica en la comodidad en la que las figuras se han instalado y de la que no quieren jamás apearse. Están en su derecho, como nosotros lo estamos de alabar al toro en su auténtica pujanza y a los toreros muchos que se juegan la vida frente a ellos.

-Valga la imagen de Manolo Escribano, un auténtico héroe frente a las corridas duras y encastadas, las que emocionan a los aficionados.

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