Le llamaban el inglés por su elegancia en la plaza y en la calle. Una elegancia natural y no impostada. Elegancia en los ademanes, pero sobre todo elegancia en su forma de comportarse. Ángel Luis Bienvenida fue (murió en 2007) de esas personas que pasan por la vida sin un mal gesto, sin un desaire.
Ángel Luis Bienvenida. Dibujo de Roberto Domingo (robertodomingo.com)
Era el cuarto hijo varón y torero del Papa Negro y Carmen Jiménez. Nació en Sevilla en 1924 y lo bautizaron junto a su hermano Antonio que ya tenía dos años de edad. Por esa época, sus hermanos Manolo y Pepe ya triunfaban como becerristas por lo que era inevitable que siguiera sus pasos. Y eso hizo ese Bienvenida VIII que debutó como becerrista en 1934, en un festival, y como novillero en 1941. Ese año no tuvo suerte, pero los siguientes fueron los más triunfales de su corta carrera.
Lo anuncian en Barcelona en 1942 y tiene tal éxito que torea seguidas nueve novilladas. Al año siguiente debuta de luces en las Ventas y, en una sola tarde, se convierte en un ídolo de la exigente afición madrileña. Cerró la temporada como triunfador de la novillería.
Toma la alternativa en Madrid, el 11 de mayo de 1944 de manos de Pepote y con Antonio de testigo. Pocos días después repiten cartel y Ángel Luis triunfa en el último toro.
En los dos años siguientes se apaga su estela y solo torea 3 tardes. Sin embargo, en 1947 y 1948 resurge toreando 10 tardes cada temporada. Se retira en 1951, aunque su última corrida fue en enero del 57 alternando con su hermano Antonio.
Ángel Luis fue un torero de clase exquisita que no alcanzó -en el toreo- el puesto que merecía, quizás porque como confesaba a François Zumbiehl, el toreo era para el una diversión y para ser figura hay que pasar muy malos ratos y sufrir mucho. Toreaba muy poco pero, por amor propio y dignidad, no estaba dispuesto a pordiosear corridas a nadie.
Ángel Luis fue el autor de esta magnifica definición del toreo de Antonio Bienvenida:
"Antonio era mi debilidad. Ha sido un torero en una línea tan pura, tan clásica, tan auténtica...Porque Antonio tenía, además, un deje de suavidad, de temple, de una armonía suave. Ese torero era como una música agradable, una música que no tiene violencia. A Antonio le daba mucha rabia cuando los toros le enganchaban la muleta, porque tenía ese sentimiento de la delicadeza toreando. Creo que, de verdad, ha sido el torero más perfecto que he visto en mi vida, porque no tenía violencia, no tenía ni un movimiento brusco. Era todo suavidad, un torero con una elegancia, un temple, que me parece que ha sido un elegido en el toreo. Eso mismo lo transmitía como persona. Porque Antonio era así."
Es como se expresaba de su hermano Antonio, Ángel Luis quien se lo decía a François Zumbiehl en una entrevista recogida en el libro "La voz del Toreo" (Alianza editorial, Madrid, 2002, 1ª ed.).
Ángel Luis hablaba de manera encomiástica de su hermano Antonio, pero su relación fraternal no quita valor a lo dicho. Al contrario, pocos definiciones del toreo de Antonio ("una música sin violencia") han sido tan atinadas, tan precisas y tan justas.
Y no está mal que, hablando de Antonio, del toreo de Antonio, le dediquemos este pequeño, pero merecido, recuerdo a la memoria de ese miembro de la dinastía Bienvenida, manoletista confeso, de tan fugaz paso por el toreo, pero que derrochaba elegancia y torería, tanto en los ruedos como en la calle.
Si la torería fue el sello de todos los Bienvenidas, la elegancia personal fue distintivo y enseña de Ángel Luis Bienvenida.
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