viernes, 4 de octubre de 2024

Si tienes cáncer pueden pasar dos cosas y ambas son buenas / por Pla Ventura


"..como diría el maestro Facundo Cabral en uno de sus bellos aforismos en que, al respecto de la enfermedad nos decía que, si tienes cáncer pueden pasar dos cosas y ambas son buenas. En primer lugar, si te curas, te conviertes en un mejor ser humano de lo que antes fuiste y si ese cáncer te mata, dejas de sufrir, te reúnes junto a Dios para disfrutar de la paz eterna.."

Si tienes cáncer pueden pasar dos cosas
 y ambas son buenas

Pla Ventura
Toros de Lidia/3 octubre, 2024
Hoy sin apenas fuerzas en mi cuerpo ni en mi alma, he decidido contar mi estado de salud que, sin duda, no es el mejor, más bien todo lo contrario. Como dije en su momento, nadie estamos exentos de lo que decida el destino y, en mi caso, como en las otras muchas personas, nos ha llegado la fatídica enfermedad para que, sin duda alguna, aprendamos la correspondiente lección. Desde el pasado ocho de julio que estoy sumido en la más grande desolación; toda una prueba para intentar superar el trance si es que se puede.

Han sido ya varias las veces que he sido internado, operado del tumor en la vejiga, sondado repetidas veces y, el pasado lunes me dieron la pésima noticia al respecto. Tras hacerme la correspondiente bioxia respecto a los tumores encontrados en mi cuerpo, todos han sido malignos, lo que obliga a que a partir de mañana tengo que empezar con las sesiones de quimioterapia y, más tarde, la extirpación del tumor me que me queda en el riñón derecho.

Le doy gracias a Dios que, en este día me ha permitido una poquita de fuerza para empuñar la “pluma” y contar mis avatares y que mis amigos y lectores sepan de mis miserias. 

¡Qué triste para cualquier ser humano contar sus miserias! Pero no queda otra. Quizás vendrán días mejores, no lo sé; pero sí sé que tengo que luchar con todas mis fuerzas y, como diría el maestro Facundo Cabral en uno de sus bellos aforismos en que, al respecto de la enfermedad nos decía que, si tienes cáncer pueden pasar dos cosas y ambas son buenas. En primer lugar, si te curas, te conviertes en un mejor ser humano de lo que antes fuiste y si ese cáncer te mata, dejas de sufrir, te reúnes junto a Dios para disfrutar de la paz eterna.

Hoy me ha tocado a mí, mañana será otro el que tenga que llevar la cruz, pero, obligatoriamente, cada vez que me derrumbe tengo la obligación de levantarme; cuesta mucho, es cierto. Es una cruz muy pesada pero, para mi fortuna, tengo a mi familia que se ocupan de mi las veinticuatro horas del día y, por si fuera poco, una legión de amigos que velan armas por mi pobre persona para que, cuando Dios lo decida, volver a ser el hombre inquieto que antes fui.

En estos momentos tan duros con un dramatismo que no deseo a nadie, he sentido el cariño de mis amigos de una forma maravillosa; lectores, toreros, compañeros, personas todas de una calidad maravillosa se ocupan de mi humilde ser y, como percibo, las oraciones que a diario me dedican. Todo está en manos de Dios. Pido perdón porque apenas pueda escribir; digamos que, enhebrar una aguja, en estos instantes, para mi es un trabajo costosísimo, tanto como manejar las teclas del ordenador. Pero hoy me tocaba hacer el esfuerzo para que me comprendan mis lectores, mis amigos y todos aquellos que como decía están pendientes de la evolución de mi enfermedad.

Posiblemente, mi enfermedad ha sido una prueba más que me ha mandado Dios para que comprenda que, la única riqueza de este mundo es la salud, todo lo demás no sirve para nada. Por ejemplo, el dinero, el vil metal por el que todos luchamos por tener una vida digna, en momentos como el que me encuentro no tiene validez alguna. ¿Para qué quiero el dinero si no puedo salir a la calle? Como digo, no sé si viviré mucho o poco, es la verdad, pero lo que sí es muy cierto es que ha aprendido la gran lección para todo lo que me quede de existencia. Si salgo de este trance, lo juro ante Dios, procuraré no dañar nadie -cosa que, por otro lado, creo nunca hice, al menos de forma consciente- y ser mejor ser humano para dicha mía y de todos los que me rodean. No sé cuándo volveré a narrar de nuevo, pero sí sé que cuento con el apoyo de todo el mundo, sin duda la medicina que posiblemente pueda curarme al margen de la pericia y sabiduría de los doctores que me atienden. A todos, gracias, no encuentro otra palabra para definir mejor el sentimiento que me alberga de cara a todo el mundo.

En la imagen, el maestro Facundo Cabral cuando vino a cantar a mi pueblo, toda una lección de vida la que llevo prendida dentro de mi ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario