domingo, 4 de mayo de 2025

Sevilla.- Con Escribano y Victorino, el emocionante espectáculo de la casta brava/ por Andrés Amorós

Manuel Escribano pone un par de banderillas a 'Mosquetón', de 510 kilos, al que cortó las dos orejasEFE

'..Esta tarde, Escribano se ha sentido de verdad torero, ha practicado la frase que da título a su reciente autobiografía: Tauromaquia y verdad. Ver torear con esa verdad a un toro bravo supone un extraordinario y emocionante espectáculo..'

Con Escribano y Victorino, el emocionante espectáculo de la casta brava

Corta las orejas a un gran toro, premiado con la vuelta al ruedo
Andrés Amorós
El Debate/03/05/2025 
A las cinco y media de la tarde, antes de salir para la Maestranza, escucho los sones de la marcha procesional Rocío, de Vidriet, justo cuando se inspira en la «Farandole» de La arlesiana, de Bizet. Por la calle Francos, camino de la Catedral, veo pasar un paso de la Virgen, con todo su acompañamiento y su ritual… un tres de mayo. No para nunca de asombrarnos Sevilla.

A Victorino Martín padre le costó entrar en Sevilla pero lo logró plenamente: a partir de 1996, repitió en la Maestranza sus grandes triunfos de Madrid. Ahora mismo es indispensable, en esta Feria. Como dijo con gracia el maestro José Antonio Campuzano: «Victorino es más estable que el dólar». Sus toros –decía el inolvidable «paleto de Galapagar»«piden el carnet»: el carnet de toreros de verdad. Victorino hijo ha logrado algo tan difícil como mantener y renovar esta herencia.

Esta vez, además, el cartel está muy bien pensado, con dos grandes especialistas en esta divisa, El Cid y Manuel Escribano, y un diestro que se apunta a ella para confirmar que está en lo alto, Luque. (Los tres, por cierto, sevillanos). No me extraña que la Plaza se llene de nuevo. Y se apunta un nuevo tanto Canal Sur, después de la tarde de Morante, al retransmitir esta corrida (como hará con la de Miura, que cierra la Feria de Abril).

Ha traído esta vez Victorino una corrida muy pareja, con sólo 22 kilos de diferencia de peso; tres cárdenos (1º, 3º y 6º); todos, serios, cinqueños, como es norma habitual de la casa. Su comportamiento, muy desigual. Destaca claramente el quinto, Mosquetón, negro entrepelao, de 510 kilos, premiado con la vuelta al ruedo. Manuel Escribano se entrega por completo, en una faena emocionante, premiada con las dos orejas. Daniel Luque demuestra su gran momento con una faena de mérito, no premiada.

Nos rejuvenece ver al Cid delante de un Victorino. Ningún buen aficionado olvida sus hazañas, cómo guiaba su mano izquierda con maestría la fiera embestida de un Victorino. Si no me equivoco, ha abierto la Puerta del Príncipe cuatro veces; la Puerta Grande de Las Ventas, sólo dos, pero la perdió una docena de veces más, después de faenas memorables, por culpa de su tizona. Para mí, la cumbre de su carrera la alcanzó el 25 de agosto de 2007, en Bilbao, al matar seis Victorinos y cortarles cuatro orejas. Después de un descanso, ha vuelto a los ruedos en 2023.

La corrida empieza muy mal. El primer toro, fino, bonito, tarda en salir, se emplaza, mansea, vuelve al revés, hace floja pelea en varas. Lo lidia bien Juan Sierra. En la muleta, el toro es muy complicado, se para por completo: sólo permite el macheteo. El Cid lo mata a la cuarta.

El cuarto sale suelto, embiste rebrincado y pegajoso; sólo cumple, en el caballo. Muy bien de nuevo Juan Sierra: ahora, con los palos. Brinda El Cid a su mozo de espadas. Aunque la embestida es incierta, le saca algunos naturales clásicos, que ilusionan al público: el que tuvo… Pero el toro no le deja confiarse y la faena acaba con un desarme. No mata bien.

En 2016, Manuel Escribano logró, en este coso, el histórico indulto de Cobradiezmos, la cumbre de su carrera. En Sevilla, este año, va a matar también los toros de Santiago Domecq y de Miura. Acaba de anunciar que va a matar en solitario toros de Victorino en la próxima Feria de Hogueras, en Alicante. Como decían los revisteros, eso no lo hacen las «figuritas de pitiminí». Esta tarde, creo que estrena un vestido de torear azul oscuro, con el bordado en oro de la Giralda, en la taleguilla, y el Giraldillo, en la espalda. (Escucho a una sevillana, a mi lado: «¡Que no falte de ná!».

Escribano, con el capote ante 'Mosquetón' EFE
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Manuel Escribano saluda tras la lidia del segundo toro, con La Maestranza en pie-EFE

El segundo toro también saca complicaciones, como el primero: escarba y se va del caballo. Es difícil colocarlo para las banderillas del maestro, que traga, al clavar los palos de dentro a fuera. El toro es reservón, violento. Escribano lo lleva al centro del ruedo para librarlo de querencias; es un buen gesto pero no sé si, dada su mansedumbre, hubiera embestido mejor en el sol, cerca de tablas. Exponiendo mucho, Manuel le saca más de lo que nadie esperaba; al final, logra unos naturales de categoría a un toro que, a fuerza de consentirle, ha ido a más. Tiene la oreja cortada pero pincha.

En el quinto, acude a porta gayola, como suele. El toro sale con muchos pies, se suceden capotazos vibrantes. Mosquetón acude pronto y alegre al caballo, bien movido por Juan Francisco Peña, muy aplaudido. Luce Escribano facultades y aguante en el tercio de banderillas; lo cierra con su arriesgadísimo quiebro por dentro, que levanta un clamor. El toro va largo, se quiere comer la muleta; tiene lo que los taurinos llaman «mucho carbón»: es muy bravo y muy exigente. Manuel logra series de muletazos importantes; al final, naturales profundos, de mano baja, vaciando toda la embestida, cerrados con grandes pases de pecho, echándose todo el toro por delante. La Plaza entera es un clamor cuando suena un aviso, antes de tomar la espada. Una gran estocada pone en sus manos las dos orejas, pedidas unánimemente. También se da la vuelta al ruedo al gran toro.

Daniel Luque, este sábado durante la octava corrida de abono de la Feria de AbrilEuropa Press

Está en lo más alto Daniel Luque, no necesita apuntarse a estos toros pero acierta al hacerlo: para lucir su dominio, necesita un toro bravo, fiero, con poder; con toritos flojos, no marca distancias.

El tercero, bien armado, es recibido con aplausos. Utiliza Luque el legítimo recurso de darle una serie de cuatro largas; me asombra que parte del público lo pite, como si fuera una falta de respeto con Morante seguir su ejemplo. (Lo mismo podría decir Luque con todos los que han incluido en su repertorio las luquecinas, que él creó). El toro acude con prontitud al caballo pero se va. Se luce en la lidia toda la cuadrilla, Contreras, Caricol y Arruga. Brinda Luque al cielo, en el centro del ruedo (supongo que a su padre, fallecido hace poco). En la faena, demuestra, sobre todo, lo claro que ve los toros, su gran capacidad. El toro es complicado y va a peor. Daniel le da la lidia adecuada. En cada serie, traga en el primer muletazo, con riesgo, y añade estética, en el segundo. Cuando el toro acaba en tablas, se adorna con clasicismo. Es una faena de gran lidiador, rematada con una buena estocada. Hay petición pero la Presidenta no concede la oreja. Yo sí se la hubiera dado. Lo que me asombra es que, los mismos que han pedido la oreja, luego ni siquiera reclaman la vuelta al ruedo: así están los públicos actuales (incluido, lamento decirlo, el de la Maestranza).

Recibe Luque con buenos lances al último, que acude al caballo pero se va a chiqueros. Bien el picador Jabato, midiendo el castigo. El toro embiste a saltitos, muy corto, por los dos lados; hace por el torero dos veces. El público lo ve: machetea Luque, que es lo que hay que hacer, y se lo quita de delante rápido. Otra vez será.

La fortuna ha sonreído esta tarde a Manuel Escribano pero él se la ha buscado, sin regatear esfuerzos. En el quinto toro, hemos vivido todos la emoción de la casta del toro de Victorino y la casta torera de Escribano. Lo dijo una vez El Cid, que sabe bien de qué va esto: «Cuando te embiste un Victorino, te sientes torero». Esta tarde, Escribano se ha sentido de verdad torero, ha practicado la frase que da título a su reciente autobiografía: Tauromaquia y verdad. Ver torear con esa verdad a un toro bravo supone un extraordinario y emocionante espectáculo.

Ficha
Sevilla . Plaza de la Real Maestranza de Caballería. Feria de Abril. Sábado 3 de mayo. Lleno. Toros de Victorino Martín, serios, de juego desigual; varios, complicados; destaca el magnífico quinto, premiado con la vuelta al ruedo.

EL CID, de berenjena y oro, tres pinchazos y estocada (silencio). En el cuarto, cuatro pinchazos y descabello (aviso, silencio).
MANUEL ESCRIBANO, de azul marino y oro, pinchazo y estocada (saludos). En el quinto, buena estocada (aviso, dos orejas).
DANIEL LUQUE, de gris plomo y oro, estocada (petición y saludos). En el sexto, estocada (palmas de despedida).

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