Luis Ibáñez
ZP o Sánchez son solo un subproducto de una Constitución irresponsable que nació con más agujeros que un queso de Gruyere, convertida en útil instrumento de los golfos y enemigos de España. Ambos solo representan el deterioro institucional que se originó desde el minuto uno del comienzo de su gestación. Un debate imprudente en el que pronto se vieron los complejos y el oportunismo de ese engendro de intereses que fue la UCD liderada por un hombre muy limitado como Adolfo Suárez. Y de esos polvos estos lodos.

Algunos permanecimos fieles a nuestros principios, para ser exacto el 8,19% de los participantes en el Referéndum, que votamos a contracorriente NO. Desgraciadamente y tras cuarenta y siete años de padecerla, creo han servido para demostrar que teníamos razón. Triste consuelo, pues estoy seguro que a todos nos habría encantado estar equivocados y que ahora pudiésemos aplaudir su éxito en el progreso de España. Pero los datos son tozudos, hoy estamos a la misma distancia en renta per cápita de los países más desarrollados de nuestro entorno, ha aumentado la desigualdad, tenemos una tasa de pobreza infantil y paro juvenil récord, el acceso a vivienda se ha convertido en un lujo de ricos, se han deteriorado la educación y nuestras universidades, y el despilfarro en el gasto público improductivo -con un estado autonómico disfuncional e infinanciable- nos ha llevado a un nivel de Deuda Pública que nos avoca al temido default y a la pérdida de la poca soberanía que aún nos queda.
Ante este panorama es un honor haber sido estigmatizado por los progres que nos pusieron en la oreja el marchamo del "Bunquer". Hoy convertido en una valiosa condecoración acreditativa de no haber colaborado -como "tonto útil"- al desaguisado reinante.
Por eso mismo no veo que un partido sistémico como el PP o su inquietante líder, Alberto Núñez Feijóo, sean la solución. Más bien son parte del problema.
¡¡Dios salve a España!!
Madrid, 30 de Junio de 2025

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