Extraordinario festejo taurino el que han disfrutado en la localidad toledana de El Carpio del Tajo celebrado el pasado Sábado en plaza portátil con aforo repleto por dos mil personas. Una Clase Práctica organizada por la Escuela Taurina 'Domingo Ortega' de Toledo, dirigida por el matador de toros Eugenio de Mora, y en la que se han lidiado a muerte cuatro becerros de la ganadería de Carlos Serrano (Chozas de Canales) por los alumnos de de la escuela toledana, Álvaro Sánchez y Raúl Alba, junto con Juan Morales y Guillermo Martín de la Escuela de Tauromaquia 'Yiyo', de Madrid, dirigida por el diestro Fernando Robleño.
Los toledanos Álvaro Sánchez y Raúl Alba tuvieron que pechar con sendos ejemplares descastados con los que se emplearon con total entrega para lograr meritorias faenas muy aplaudidas por el respetable pero no culminadas con la espadas.

El sorteo fue más propicio para los madrileños con becerros de mayor movilidad y fijeza que permitió a Juan Morales ofrecer una brillante y completa lidia iniciada de forma espectacular a porta gayola seguida de una serie perfecta de lances a la verónica y rematada de forma sorprendente en los medios con una limpia y templada larga cambiada. Ni que decir tiene que la aclamación del público atronó la calurosa tarde en El Carpio. Las buenas dotes con la capa mostradas por Juan Morales las aplicó con excelente manejo de muleta por ambas manos aprovechando las prontas embestidas del animal en una brillante y larga faena bien culminada con la espada, sobre el becerro ya aquerenciado en tablas, y premiada con dos orejas.
Ciertamente hay que valorar la esperanzadora actuación de Juan Morales, siendo su primera y entusiasta actuación en público, demostrando valor, entrega y excelente concepto del del arte de torear.
Cerró el festejo el segundo alumno madrileño, Guillermo Martín, que le correspondió un buen ejemplar, el mejor sin duda y con el que empleó a fondo ante sus repetidas arrancadas, luciendo con capa y muleta en largas y variadas suertes con alegre torería, complaciendo al público de tal forma que, a pesar de su mal uso de la espada, consiguió con su fuerte petición la concesión de las dos orejas para Guillermo Martín y así ser paseado a hombros junto a Juan Morales.

Juan Morales



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