viernes, 11 de julio de 2025

SAN FERMÍN - 6° DE FERIA.- LA TEORÍA DE LA SANGRE ESCONDIDA / por Juan Miguel Núñez Batlles

 '..Por nada quieren ver la sangre o el sufrimiento del gran protagonista de la corrida. Se asume que el toro ha de morir, y se exige para ello una muerte rápida. De tal manera que cuanto más se disimule la sangre, más cerca estará el torero del triunfo. Y a la inversa..'

SAN FERMÍN - 6° DE FERIA
LA TEORÍA DE LA SANGRE ESCONDIDA

Por Juan Miguel Núñez Batlles
Son muchas las singularidades que definen el carácter y la personalidad de una Plaza de Toros. Muchas. Y en Pamplona más. Una muy significativa, la de rechazar todo tipo de signos de dolor en el toro. Por nada quieren ver la sangre o el sufrimiento del gran protagonista de la corrida. Se asume que el toro ha de morir, y se exige para ello una muerte rápida. De tal manera que cuanto más se disimule la sangre, más cerca estará el torero del triunfo. Y a la inversa. Si el toro sufre una agresión que el llamado respetable considera injusta e innecesaria, ya se puede ir despidiendo el torero de ningún reconocimiento.

Viene a cuento esta teoría de la sangre escondida, porque la tarde ha tenido muchos pasajes que se han resuelto a favor o en contra precisamente por estos motivos.

Una de ellos, especialmente crítico, cuando sonaban unos pitos en el primero, apremiando a Castella para que metiera la espada de una vez en el toro y acabara con la farsa. El torero francés se volvió al tendido que ocupan las peñas, con gesto altivo, incluso miradita desafiante. Polémica servida que desembocó en gritos a coro de "toro-toro-toro". Y menos mal que la cosa quedó ahí.

Con signo contrario, Emilio de Justo resolvió en triunfo en el segundo gracias al efecto rápido de la espada. Una oreja por una estocada, aunque la colocación tampoco fue muy allá, no obstante, la muerte casi instantánea.

Y se perdieron trofeos, o pudieron ganarse, según se mire, en otros turnos más. Porque prácticamente todas las faenas, sus valoraciones, quedaban a expensas de la considerada suerte suprema.

Faenas que se sucedieron como a continuación trataremos de explicar.

Castella, torero muy de Pamplona por su estilo mitad y mitad de exagerada expresión y líneas que se acercan también mucho a lo puramente clásico, esta vez anduvo sobre todo en la nebulosa de la confusión. Muy imprecisa y turbia su primera faena, en la que le faltó sobre todo ambición. Es verdad que el animal andaba escaso de fuerzas, pero no es menos cierto que lucía una clase extraordinaria. 


Y repitió guión frente al cuarto. Toro paradójicamente con más poderío y menos duración. Un buen pitón izquierdo no tuvo por parte de Castella el trato que merecía. Y es que sobre todo le faltó ambición, también sin decidirse a bajar la mano en esa equivocada tesis que puso igualmente en práctica para no tomar el descabello cuando se hacía necesario acabar con la larga y penosa agonía del bravo en la muerte. Muy mal Castella.

A Emilio De Justo en cambio hay que alabarle su decisión en todo momento. Sin cansarse frente a su primero, cuya faena brindó a "Morante", hasta ahora el gran nombre de la Feria por ese tremendo populismo que arrastra y que le ha animado a cumplir la promesa que hizo en su día de quedarse en Pamplona hasta "el pobre de mí" si salía a hombros como así fue en su única actuación, que había cumplido en la víspera. Brindis de torero a torero. El toro, algo paradote y de poco celo, fue a más, como el trasteo, con los mejores pasajes por la izquierda. Hubo muletazos templados y limpios, pero sin continuidad. Desde luego no fue faena creativa. Y lo mejor, la estocada, cuyo efecto rápido fundamentó el trofeo, único en la tarde.


Frente al quinto hubo sabor y esperanza en las probaturas. Empero enseguida perdió fuelle el de Victoriano, y para mantener el interés cuatro pamplinas por arriba a modo de eficaz recurso, pensando todos que si volvía a meter la espada incluso podía haber Puerta Grande. Pero, no, esta vez mató de cualquier manera.

Mala suerte la de Borja Jiménez, que cargó con el peor lote. El tercero, primero de los suyos, más vareado, toro impropio de esta ganadería para esta Feria. Borja le recetó dos largas en el tercio, y ya el toro gateó en los primeros lances. Dos encuentros de trámite en el caballo. Vuelve a perder las manos en el inicio de faena. Se defiende por la derecha, y al natural es un constante quiero y no puedo del toro. Faena tesonera, sin hilván, progresivamente acortando distancias para acoplarse a la condición del toro. Estocada corta, baja y cruzada.


En el sexto, inicio genuflexo. Se movió de entrada el toro, pero se precipitó el torero en las dos primeras tandas. Y cuando parecía que se iba a dar la conexión, en la distancia corta, ya no había toro suficiente.

  • FICHA DEL FESTEJO 
Toros de Victoriano del Río, muy desiguales de presencia, lo que en la jerga de dice "en escalera", y en los que predominó la nobleza. No obstante, la falta de fuerzas, aunque en distinto grado, fue también algo consustancial en los seis.

Sebastián Castella: cinco pinchazos y media (aviso y silencio); y bajonazo con larga agonía del toro (dos avisos y ovación).

Emilio de Justo: estocada ladeada (oreja); y pinchazo hondo y descabello (ovación).

Borja Jiménez: estocada corta defectuosa (silencio); y pinchazo y media estocada baja (aviso y silencio).

La plaza registró el lleno de "no hay billetes" de cada día en tarde de fuerte calor.

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