martes, 19 de julio de 2011

“La Feria del Toro” ¿Qué toro? / Por Por Pedro Javier Cáceres


“La Feria del Toro” ¿Qué toro?
Por Pedro Javier Cáceres

La feria de Pamplona tiene un nombre : “El Juli”, sin discusión.

Un suceso; David Mora.

Dos consolidaciones, César Jiménez e Iván Fandiño; un torero en progreso Rubén Pinar.

Una de la figuras que al menos cortó su oreja fue Perera y un torero adoptado por Pamplona, Joselillo.

En el aspecto ganadero, el premio “Feria del Toro “ a la mejor corrida lo ha conseguido Fuente Ymbro.

Si bien fue una corrida buena para los toreros y que dejó estar, no es lo que se espera de los jandillas de Gallardo: buena, en noble, pero por debajo de sí misma en casta. Impecable eso sí de presentación.

Y excelentemente tratada por César Jiménez e Iván Fandiño, donde las espadas jugaron tanto a favor, como el caso de Fandiño para cortar la oreja a su primero, como en contra, el mismo Fandiño perdió la Puerta Grande en su segundo como Jiménez en su primero, enmendando la labor en la suerte suprema en el quinto.

Bonita tarde, quizá la más completa de la feria con Jiménez y Fandiño refutando momento dulce.

La prueba del algodón de la bondad monjil, no acostumbrada, de los Fuente Ymbro es que Ferrera, aseado, al no poner la vibración a que nos tiene acostumbrados y no tener codicia encastada su lote, se dejaron ir: el toreo los toros y los toros al torero.

Luego, Dolores Aguirre: desperdiciada. Un punto mansita, que fue, puesto en valor positivo, la nobleza que permitía a la terna estar mejor y sacarle partido ante el temperamento innato: solo lo hizo Joselillo a favor de público. Ni Salvador Cortés ni Alberto Aguilar aprovecharon su oportunidad.

Como ocurrió con Torrestrella, otro buen encierro y ocasión de oro, perdida, para Esaú Fernández y Saldívar, pese a la disposición de éste. Fue Rubén Pinar quien si evidenció que progresa adecuadamente.

Decepcionó el torismo.

Cebada Gago tuvo la surte de que se la matara un David Mora -espléndido-, quedando inéditos Marco y Morenito de Aranda; como con la de Miura, la peor, Padilla, Rafelillo y Serafín solo pudieran acreditar su valor reconocido.

Y fracasaron las ganaderías de postín reservadas para las figuras.

La de Victoriano del Río, en su codicia, ya viciada, de vender el A y el B.

La de Núñez del Cuvillo un saldo de mansos.

La de El Pilar, en su resultado final, aunque podría redimirla, solo en parte, el beneficio de la duda de su desgracia en varas, maltratada, sobremanera el toro premiado —de El Cid-.

Cierto que el triunfador es El Juli con cinco orejas y que está intratable; 5 orejas son muchas orejas, teniendo en cuenta su peculiar forma de matar y la colocación de algunos de los espadazos, pero la primera tarde, aún “picando billete” se fue triunfal con una mansadita de Victoriano del Río en la que anduvo fácil y sobrado en la consecución del objetivo del suma y sigue.

Tarde en que Perera cortó su oreja, manteniendo su estatus, con el sudor justo, y el “ahe” de Curro Díaz no vendió como en el sur.

Sí echó el resto El Juli, con la de Cuvillo, y marcó diferencias, hoy es la gran figura del escalafón, a unos les gustará más y a otros menos, pero los hechos son contundentes.

Tarde frustrada por la cogida de un Juan Mora, preñado de detalles y torería ante un lote poco asequible al toreo bueno, y un Castella estrellado en su voluntad ante enemigos absteniéndose de cualquier pelea.

Sosa y simplona quedó, después de pasar por los caballos, la de El Pilar.

El Fandi cumplió con creces para lo que tuvo delante y la voluntad de Luque no es suficiente cuando se tiene su edad y su estatus de alternar todas las tardes con las figuras. Ha pasado por todas las grandes ferias sin conseguir un éxito rotundo, más bien pasando de puntillas, y no es que la de El Pilar en Pamplona le diera esa opción, pero, en su situación, debió decir algo más, también a su picador.

Como El Cid, que resultó cogido y tuvo el gesto de no abandonar la dirección de lidia, pasar luego a la enfermaría para salir… y ver como su picador se cebaba. Pasó así, El Cid, desapercibido por Pamplona.

Jurados que fallan (de errar)

No soy partidario de dejar los premios desiertos. Más cuando corresponden a ferias importantes de la temporada y estos son los oficiales que pasan a hacer historia de la feria. Todo sin entrar en detalles de la cualificación o no de los jurados, que como saben, digo siempre, su obligación es la de fallar y ellos se lo toman muy a pecho, fallan; ¡y de que manera!. Solo hace falta repasar la relación de integrantes de muchos jurados de feria para testificar que el objetivo de fallar se cumple escrupulosamente en la acepción de errar.

No conozco las bases ni los criterios por los que se rige el jurado de San Fermín para otorgar sus premios, pero si la feria se denomina “Del Toro”, y el premio “Feria del Toro” es a la corrida más completa, se entiende que “en todo”, cierto es que no hubo ninguna, ni siquiera se le aproximó. Por fas o nefas. O sea, desierto.

Si me apuran la de Dolores Aguirre fue la menos incompleta, la más regular en dar espectáculo y propiciar triunfos, pero su tendencia a querer tablas supongo la ha inhabilitado.

La de Fuente Ymbro, premiada, también tuvo sus carencias de casta y empuje. Pero la inercia de premios consecutivos anteriores y la simpatía derrochadora y hábil del ganadero para con los “notables” del jurado puede ser fuera lo que decantara la moneda.

Hubo otra corrida de buen tono, Torrestrella, pero con la mala suerte de ser la primera en lidiarse y que la terna fuera poco pollo para tanto arroz.

El que la Feria haya sido tan mediocre y plana no solo lo avala el raquítico éxito artístico, con tan solo El Juli en hombros, sus dos tardes, también que en 48 toros no haya habido ni uno solo bravo, con caballo o sin caballo, en la muleta. Vamos, ni uno.

En este caso, para el premio Carriquiri el jurado, antes que dejarlo desierto, ha optado por la fórmula Salomón. Quizá el más parecido a un toro bueno, en equilibrio, haya sido el premiado Langosta de Dolores Aguirre. Y es coherente el fallo puesto que propició una oreja a Joselillo y posiblemente fuera de dos.

Lo que ya no entra en la lógica es en premiar al proyecto de gran toro 5º del Pilar, que en realidad se había sorteado 4º. Y no entra en la lógica porque si es cierto que su pelea en varas fue un indicio para premio, la masacre que se le produjo, no dejó desarrollar en la muleta si tal condición de bravo en el caballo se correspondía también con su ímpetu y embestida en la franela. Quedó por ver, pero se entiende que entre los miembros del jurado había más de un oftalmólogo, o algún pitoniso, o son todos visionarios.

Visto así, con estos datos y análisis, yo hubiera dejado desierto los premios asumiendo los errores derivados la organización de la feria, o en su caso hubieran tirado por la calle de en medio y tanto el uno como el otro los otorgaran a Dolores Aguirre porque en coherencia ha lidiado el toro más equilibrado de uno de los tres encierros menos incompletos.

Sí me satisface que, como viene siendo habitual en todos los jurados de todas las ferias —más en Pamplona, encoñados con Cebada Gago- no se hayan estimado los dos toros que mató David Mora y dejaron en fracaso la corrida lo que debió ser de calificativos más duros.
En esta ocasión se han respetado las manos que sacaron y potenciaron el escaso fondo de los animales.

Bienvenido sea acostumbrados como estamos a que cada vez que un animal de hierro “torista” medio se mueve hacer del torero el chivo expiatorio, demonizarlo y castigarlo con la pena de premio al toro.

Le pasó a David Mora en 2010 con el toro de Cuadri. A punto ha estado de pasarle este año con el 3º de Palha, si no es porque Palha hace un par de años tiene mosqueada a la parroquia venteña, y con el 6º , una máquina loca de arrollar, de Aurelio Hernando, hierro no cotizable.

Conviene recordarlo ahora que todo el mundo ha descubierto a David Mora

Pero así son las cosas, donde las bases prevén decir 2 (dos premios), y no hay más que 0, se inventan 3.

¿A quien quieren engañar, además de a ellos mismos?

Me refiero a los jurados “ad hoc”, a la Casa de Misericordia” y a los propios ganaderos premiados, que se han dado coba creyendo y propalando a los cuatro vientos que han lidiado ,casi, la corrida de su vida.

Si es que es “la “Feria del Toro” ha sido un fracaso:
del “torismo”, de “lo comercial para las figuras” y de los mediopensionistas, señoritas de servicio y militares sin graduación.
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