domingo, 13 de septiembre de 2015

Nación y selección / por Juan Manuel Rodríguez



Pero, ¿no representan las selecciones deportivas a las diferentes naciones? ¿O es que aquí somos tan originales que las selecciones no representan a España sino a sus integrantes, familiares y amigos?


Nación y selección

Llegados a este punto de mamarrachismo deportivo e indigencia cultural, para algunos la selección estaría por encima de la nación a la que representa. Y, así, Luis Enrique dice que le parece "patético" y "cómico" que se pite a un futbolista por sus veleidades independentistas pero al mismo tiempo calla cuando se pita el himno nacional y se humilla al Rey de todos los españoles. En la final de la Copa, sin ir más lejos, esa Copa que Barça y Athletic continúan disputando pese a sentir muy cercana la opresión del Estado español. Y no será por un problema de oído del entrenador asturiano del Barça, no: a su jugador, a Piqué, al firmante de la plataforma independentista Guanyarem, le pitaron cuatro gatos en León y, como mucho, cinco en Oviedo, mientras que aquel 30 de mayo el abucheo resultó ser tan atronador que llegó a alcanzar los 119 decibelios, el umbral de resistencia del oído humano. ¿Tenía acaso aquel día los oídos taponados Luis Enrique? ¿Por qué no saltó exigiendo respeto para un Borbón cuando acaba de hacerlo por un Piqué?...

Luis Enrique calló hace cuatro meses porque haber alzado la voz en aquel momento exigiría de él una gallardía de la que está visto que carece; si Luis Enrique (Lluis Enric durante la Diada) hubiera criticado los pitos al himno tendría que haberse enfrentado con su propia afición. Porque fue su afición, la afición del Fútbol Club Barcelona, la que, unida en coral desvergüenza a la del Athletic Club de Bilbao, pitó atronadoramente la Marcha Real y dejó en ridículo al Rey. El miedo es libre, claro, pero, ¿a qué o a quién debería tenerle miedo un tipo como Luis Enrique?... Tiene su vida resuelta y, de verse obligado a salir pitando del Barça, a buen seguro que no le faltarían ofertas. Otro que no se mostró muy beligerante con quienes nos ofendieron a todos los españoles fue Andrés Iniesta, que también calló en aquella ocasión: libertad de expresión para vejar a Felipe VI; la selección, de nuevo, colocada ridículamente un escalón por encima de la nación.

Pero, ¿no representan las selecciones deportivas a las diferentes naciones? ¿O es que aquí somos tan originales que las selecciones no representan a España sino a sus integrantes, familiares y amigos? ¿Es la selección un combinado de los mejores futbolistas de la Liga de Fútbol Profesional? ¿Son como los Harlem Globetrotters?... Si los españoles vibramos con nuestra selección es por el hecho de que nos vemos reflejados en ella. Pondré un ejemplo: el gol de Iniesta en la final del Mundial lo marcamos todos, todos estábamos allí con él. Y es probable que la caída en picado de las audiencias desde 2010 y los pitos a Piqué estén estrechamenre relacionados con el hecho de que hay cada vez más gente que ya no siente lo mismo, gente que no cree que la selección esté por encima de la nación. A Piqué no, al Rey sí... Al Rey da igual. Hasta collejas se le pueden dar al Rey de España en presencia de miembros del Gobierno, Comunidades Autónomas y otros indignos representantes de esta vieja nación española. ¿Marca goles Felipe VI? ¿A qué no?... Pues, entonces, a por él. Y a por el himno. Y a por la bandera. Y a por España. ¿En nombre de quién juega la selección? ¿Ya no es en el nombre de la nación?... Si el cuento ha cambiado, yo me borro.

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