sábado, 29 de abril de 2017

La de Juan Pedro en Sevilla: Sí, pero no... Por Paco Mora



¡ay! la casta. Como cantaría aquel, “La casta yo no la tengo/la tiene yo no sé quién/aquel que tenga la casta, mala puñalá le den”.


Sí, pero no...

La corrida de este viernes en Sevilla, bien la podrían haber lidiado Ponce, Manzanares y López Simón sin mayores problemas en una hipotética huelga de varilargueros. Si exceptuamos el segundo de la tarde, que se arrancó de lejos al caballo, los demás han cumplido el trámite a regañadientes y algunos no han derramado sangre ni para un análisis. Claro que, si nos atenemos a que el tercio de varas tiene como principal cometido atemperar la casta de los toros, no había porqué…

Todos los “juampedros”, pese a que en general han evidenciado cierta clase en sus embestidas, han flaqueado enseguida y las esperanzas de faena grande han durado menos que un caramelo en la puerta de un colegio. Manzanares se ha llevado el lote y ha estado realmente bien con el segundo y el quinto mientras duraron, y gracias a su recia y atractiva personalidad, pero sobre todo a su flamígera espada, ha cobrado un trofeo en cada uno. Sigue su idilio con Sevilla. Los dos de López Simón se han movido también relativamente, puesto que, en los finales, como todos los demás han entregado la cuchara.

El lote de Enrique Ponce no sirvió ni para tacos de escopeta. Y para que a Enrique no le valgan dos toros, y en Sevilla, se puede el paciente lector figurar cómo serían. No fueron ni siquiera malos… simplemente no fueron. El ganadero declara que está en el camino de lo que persigue en su ganadería. Y es posible que así sea, pero visto lo de Valencia y lo de Sevilla, ese camino se vislumbra largo y difícil. Y el caso es que han salido esta tarde a la arena de La Maestranza toros guapos de cara y armónicos de hechuras, pero ¡ay! la casta. Como cantaría aquel, “La casta yo no la tengo/la tiene yo no sé quién/aquel que tenga la casta, mala puñalá le den”.

Y no me tachen de exigente y difícil de contentar, porque o se les inyecta casta y fortaleza a los toros que se están lidiando, sobre todo en el primer circuito, o esto se va al carajo. Claro, que hay otra solución: que las figuras se anuncien con lo de Victorino, lo de Miura, lo de Cuadri, lo de Alcurrucén, lo de Fuente Ymbro, lo de Adolfo y algunos hierros que están ahí a su disposición.


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