jueves, 30 de mayo de 2019



Como torero del arte, Morante es más de meter barbilla que de sacar pierna, y, sin embargo, es el único español que uno conoce que, sólo por amistad y creencias, pone en juego todo su patrimonio en este tablero de hampones y flabelíferos que son los partidos sindicados en el Estado.


Puro con Arrabal

Ignacio Ruiz Quintano
Manda huevos que sea un torero de los del arte, Morante de la Puebla, quien tenga que explicar la socialdemocracia a los politólogos de la sopa boba que sirve este Directorio surgido del 78, cuando España pasó, políticamente, de la miseria pardeña a la socialdemocracia alemana.

 –El SPD ha dejado de ser un partido de clase para transformarse en un partido de pueblo –fue la conclusión de Bad-Godesberg en el 59.

La socialdemocracia, en efecto, es el arte de hablar sin ofender a tu enemigo, y sin enemigo, no hay política, que es lo que los que mandan (“haga como yo, no se meta en política”) quieren. En nuestra Corrección Política’78, lo incorrecto es que la derecha diga lo que ofende a la izquierda o que la izquierda diga lo que halaga a la derecha, y con esto, más algún mohín del ideal jesuítico de “justicia social”, queda absuelto de franquismo todo dios, salvo Ortega Smith, a quien el Periódico de las Elites sorprendió una vez elogiando decires de José Antonio, que es como elogiar decires de Ortega y Gasset, santón de ese diario.

Como leímos en Céline, entre el pene y las matemáticas no existe nada, y, técnicamente, la socialdemocracia es el cero de la suma de liberalismo y marxismo.

–La socialdemocracia es una negación total del individuo –dice Morante–. Es el “todo el mundo es bueno”.

Como torero del arte, Morante es más de meter barbilla que de sacar pierna, y, sin embargo, es el único español que uno conoce que, sólo por amistad y creencias, pone en juego todo su patrimonio en este tablero de hampones y flabelíferos que son los partidos sindicados en el Estado.

 –Hay quien dice que el toreo le da de comer a mucha gente. A mí eso me da igual. La cultura no entiende de negocio. Es una forma de relacionarse de los pueblos a través del toro.

Someter la selva al espíritu es la historia y el destino de la cultura. Lo contrario de la socialdemocracia, ahora en manos del mequetrefismo macroní que muele a palos a los sans-culottes del chaleco amarillo.

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