sábado, 18 de mayo de 2024

San Isidro 7ª.- MALDITAS ESPADAS / Por Juan Miguel Núñez Batlles


Perera pierde una oreja del primero y De Justo las dos del quinto

Séptima de San Isidro
MALDITAS ESPADAS

Juan Miguel Núñez Batlles
La suerte suprema es determinante. Sin espada no hay triunfo. Y bien lo estarán lamentando ahora Miguel Ángel Perera y Emilio de Justo, que perdieron una y dos orejas, respectivamente, en la corrida de hoy, por la falta de contundencia con los aceros.

Una corrida que obligaba mucho. Pues al final Madrid es el punto de inflexión en la carrera de un torero. Sobre todo en los triunfos. No tanto ya en los fracasos, que antes se tenían más en cuenta para poner freno a las contrataciones después de haber toreado en Las Ventas. La terna de hoy vino muy mentalizada en este sentido.

Perera, consciente de que había que revalidar la Puerta del Príncipe de Sevilla de hace apenas un mes,  salió a por todas, en el que abrío plaza yéndose a porta gayola, y a partir de ahí, echándole tanto talento como arrestos a sus dos faenas.

Al primero lo toreó de muleta muy requetebién en dos tandas por el derecho hasta que el toro empezó a negarse; primero,  dándose la vuelta al revés hasta tres veces, señal inequívoca de una mansedumbre que reafirmó al buscar la querencia en las inmediaciones de chiqueros. Alli, al hilo de las tablas, p'allá y p'acá, le toreó  al natural con mucha limpieza y compostura. Crujió por momentos la plaza. Pero la espada dejó la más que segura oreja en una ovación.

Perera brindó el cuarto al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijoo, en barrera, con larga platica mientras sonaban muchos aplausos y también algunos pitos, todo hay que decirlo, para dejar patente lo de las dos Españas, aunque en cuestiones taurinas ahora, no hay duda, arrasa la derecha. Con la muleta no mejoró la situación. El de La Quinta Iba por el derecho con escaso brío y protestaba mucho por el izquierdo. Lo intentó el hombre, aunque no llegaría a estructurar faena, ni mucho menos a profundizar.

Emilio de Justo hizo en su primero cosas muy bonitas con el capote. Un quite con media de altura. El toro tuvo cuatro arrancadas buenas en la muleta, pero solo eso. En la segunda tanda ya se lo pensaba, probando y con medias arrancadas. De Justo hizo todo lo posible por desengañarlo, sin embargo, sin llegar a pasar del intento. 

Mejoró el panorama frente al quinto, que se movió más, con mejor fondo. Hubo tandas de derechazos realmente bellas y muy emotivas,  "hundiéndose" el torero en cada muletazo. Por el izquierdo se quedaba más corto pero también le hizo ir para adelante. Y para sumar emoción no faltó la voltereta, momento de angustia. La plaza fue un hervidero de olés. También en el epílogo de la faena, con tres trincherillas en el mismo centro del ruedo, derroche de torería. Faltaba solo la estocada para la Puerta Grande según se vivió todo. Pero tras un espadazo que parecía suficiente, necesitó aún de cuatro descabellos. Y las dos orejas que se presumían pasaron a ser dos avisos. 

Larga cambiada frente a toriles también de Ginés Marín al tercero, al que Perera enjaretó un precioso quite por chicuelinas. Pero no dio para mucho más el astado en la muleta. Marín le hizo pasar por los dos pitones sin lograr que el toro prestara interés, al paso y con la cara natural, o lo que es lo mismo, sin humillar. Con el sexto, faena sin tomar vuelo.

FICHA DEL FESTEJO

Séptima de Feria. No hay billetes.

Toros de La Quinta, correctos de presencia, bravitos en el caballo y la mayoría con escaso fondo en el último tercio. Primero y sobre todo el quinto, con más y buenos finales, fueron la excepción.

Miguel Ángel Perera: pinchazo, media y tres descabellos (aviso y gran ocación); y estocada (vuelta tras escasa petición).

Emilio de Justo: estocada caída (ovación); y estocada y cuatro descabellos (clamorosa vuelta tras dos avisos).

Ginés Marín: tres pinchazos, media y descabello (silencio tras avido); y estocada "que hace guardia", pinchazo y estocada (silencio).

En cuadrillas, El Algabeño saludó en el segundo tras un valeroso y artístico tercio de banderillas,  y se desmonteró también Morenito de Arles en el quinto por dos pares de mucha enjundia.

2 comentarios:

  1. Acertada y amena crónica que se relee con sumo gusto.
    Un verdadero placer.

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  2. Fiel reflejo de la buena tarde vívida ayer en la Monumental de las Ventas,en la crónica de Juan Miguel.

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