miércoles, 6 de abril de 2011

HA MUERTO LA GANADERA Dª ANGELES RODRÍGUEZ DE ARCE / Por Benjamín Bentura Remacha

 -Dª Ángeles Rodríguez de Arce con D. Joaquín Núñez del Cuvillo-

"...El bello recuerdo de su persona acompaña en estos momentos mi evocación 
de aquellos viejos tiempos, hace casi sesenta años..."

Por Benjamín Bentura Remacha

Zaragoza, 5 de Abril de 2011
Ha muerto Angelita Rodfríguez Arce, esposa que fue de Emilio Ortuño "Jumillano", hijo adoptivo de de don Isidro, un empresario muy experimentado que dirigía "El Empastre" y que siendo gerente de la plaza de Aranjuez tuvo que pagarle con billetes grandes a Chicuelo II el día de San Fernando porque, herido Luis Miguel y anuciado en el Real Sitio, tuvo que acudir al conquense que había cortado no sé si seis o siete orejas en Madrid para sustituirle. Llovía y la gente no se asomaba a las taquillas, pero Manuel Jiménez repetía que hasta que no tuviera todo el dinero en su poder no se vestía de torero: 

"Señor Jumillano, es el enano torero que más caro la va a salir", repetía Chicuelo ante un comentario que había hecho el empresario sobre su personalidad en los ruedos. Jumillano adoptó también a una chica que se casó con el matador de toros Paco Corpas.

Conocí a Angelita niña en el verano en el que yo hacía la milicia universitaria en el campamento de Robledo, al lado de La Granja de San Ildefonso y pasaba los días de asueto en casa de mi amigo y compañero José Antonio de la Fuente en El Espinar. Angelita era una chavala impresionante. Rubia, alta, de facciones dulces y encantadora de trato. Su padre tenía ganadería de reses y la anunciaba a su nombre, Angel Rodriguez Arce. En Madrid tenía buen predicamento y en los años 60 del siglo pasado eran muchas novilladas de su hierro que saltaban a la arena de Las Ventas, con la fatalidad de que uno de sus novillos hirió mortalmente al banderillero "El Coli", tarde en la que mi amigo Jesús Rodríguez, justamente motejado por "El Chato" y fotógrafo en la estela elegante de Arjona, que aquel día se llevó a la plaza un tomavistas y grabó toda la horrible secuencia de la impresionante cogida. Fue a la televisión, la única que había entonces, proyectarón el documento y le pagaron 300 pesetas menos un tanto por ciento de beneficios. ¿Pero - preguntaba Jesús- los beneficios de quién? Divorciada y muerto su padre, Angelita continuó su tarea ganadera y supo salvar aquel trágico bache que no doblegó su afición a los toros. El bello recuerdo de su persona acompaña en estos momentos mi evocación de aquellos viejos tiempos, hace casi sesenta años.

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