lunes, 26 de septiembre de 2011

Barcelona: Morir matando / Pedro Javier Cáceres

Todos tan contentos....¡misión cumplida!
(Foto: archivo del  administrador)
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Morir matando

Pedro Javier Cáceres

Se han vivido en Barcelona días inenarrables, una vivencia única la experimentada. Antes que dolor, gozo. Lo de menos es que embistieran las dos corridas, Cuvillo y El Pilar, que salieran a hombros casi todos (el ensayo general superó a la función principal), o que la plaza se llenara hasta la bandera..

Ésta, pase lo que pase, lo que tenga que pasar, o lo que quieran los facinerosos que pase, no será la última columna firmada desde Barcelona...

El grito de “libertad” de miles de ciudadanos de esta tierra, catalana y española nos anima a tal decisión: antes que un minuto de silencio por la aniquilación programada con premeditación, alevosía, sin nocturnidad y con ninguna vergüenza, hubo minutos de sonidos que reflejan dos días grandiosos, y de toros, en Barcelona., pórtico de su ejecución sumarísima por el “cuartelazo” nazionalista, que nos dan argumentos para seguir viniendo aquí como acto de rebelión cívica ante el atropello de la cerrazón....

... y por qué no: remover las conciencias católicas de cartón piedra de los de Convergencia y Unió... los Judas de ésta última función, hasta rumien su error y se ahoguen en su propio vómito catalanista

Sobra tanto paleto y cateto, carabineros de fronteras y aduanas utópicas que reniegan de la patria común España y sus tradiciones y cultura que la han hecho grande debe pesar de por vida el recuerdo permanente de su pequeñez social y su grandeza de mezquindad.

Los sonidos de la Monumental en el “corredor de la muerte”, ni se programan ni se manipulan, es la expresión del pueblo, espontánea, ante el exterminio, en dos concentraciones con 40.000 ciudadanos de bien, que no pudieron abortar en otro dislate del ensoberbecimiento de estos “petimetres” prohibicionistas y castradores de libertades, los sumisos asalariados, estómagos agradecidos, “mossos de escuadra” ante la declaración de estas jornadas de convivencia, fiesta y alegría, pese a ser en potencia, funeral “córpore in sepulto”, como de “ALTO RIESGO” desplegando todo un aparato policial restringiendo más libertades colaterales a los dos espectáculos, inimaginable para reducir a una escoria como un tal Tardá que en nombre del catalanismo se atrevió, impune, a ser apologeta del detritus Otegui.

Si se dice que los extremos se tocan, los delincuentes, tanto de alpargata como de charol, que invocan el Frente Popular Nazionalista como legitimación de los derechos identitarios de una patria inexistente ante la opresión, aducen, del aparato de la Patria, Estado y Nación real y virtual, merecen ser combatidos.

Y aunque sólo sea por evitar más contaminación, que está degenerando en pandemia si hay que “morir”, habrá que hacerlo con algo más que dignidad.

Por todo, en la medida de lo posible habrá que “morir matando”, metafóricamente.

Si es que hay que resignarse a morir, porque “hasta el rabo todo es toro”.

Por eso invocamos a seguir manteniendo viva la llama de la Tauromaquia en Cataluña en cualquier otra manifestación complementaria al espectáculo, una vez éste prohibido.

Barcelona, capital del Condado cuyo título ostenta con orgullo el Jefe de la Monarquía española como garante de la igualdad entre todos los ciudadanos de este País, que quieran o no quieran se llama España...y su jefe es el Conde de Barcelona.

Barcelona, clamando por su libertad y disfrutando de una manifestación artística impar, “la Fiesta más culta del mundo””, proclamó Federico García Lorca. Todo con pasión, con vítores, oles y ovaciones. Gritos de ¡torero, torero!, y naturalmente las broncas, que en un espectáculo vivo, todo verdad, la perfección es lastre...

Barcelona, con sonidos que valen más que mil palabras, y en ocasiones como éstas más que 10.000 imágenes sesgadas y manipuladas de TV3 y la prensa pesebrera de un sucedáneo cutre del hitlerismo, por el momento incruento.
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