lunes, 4 de junio de 2012

Dos veces al caballo / Rafael Comino Delgado



Dos veces al caballo 

Rafael Comino Delgado**
Académico de Medicina y Cirugía

En plazas de primera se exige que el toro vaya dos veces al caballo para recibir, al menos, dos puyazos, que generalmente son más puesto que, con frecuencia, el picador lo suele coger muy trasero y/o muy caído, tiene que rectificar, como mínimo una vez, con lo cual ya son, al menos dos puyazos, es decir dos heridas por las que el toro pierde sangre, más el gran esfuerzo que debe hacer acometiendo al caballo (caballo+picador+peto=alrededor de 700 kgs.),que le quebranta más incluso que los puyazos. 

En la feria de Madrid, que acaba de terminar, hemos visto repetidas veces, como se ha “pegado” al toro poquísimo ya en la primera entrada, pues se veía claramente que no lo necesitaba, sin embargo por imperativo del Reglamento debía ir de nuevo al caballo. 

Me pregunto ¿qué sentido tiene esto?. ¿No seria más lógico que fuera al caballo solo las veces que lo necesitara?. 

La suerte de varas nació como una necesidad de quebrantar el poderío del toro, atemperar su embestida, para que el hombre pudiera matarlo, frente a frente con él, mediante una espada. Eran tiempos en que prácticamente no existía la faena de muleta; después se empezó a torear, cada vez más, con la muleta y para ello era necesario quitar violencia a la embestida, con la puya, si se quería hacer faena lucida. 

Pero actualmente, con una faena de muleta larga y exigente, hay casos, demasiados, que un mínimo puyazo es más que suficiente. Entonces ¿por qué obligar a que sean dos o más, cuando lo único que se consigue es quitarle muletazos ?. 

Pienso que es un sin sentido, como otros que existen en el toreo, y que habrá que corregir cuanto antes. Ha evolucionado el toro, la forma de picar y la de torear, pero en algunos aspectos seguimos aferrados a normas de antaño, cuando los toros iban varias veces al caballo pero en la mayoría solo recibían un refilonazo, porque nada más notar la puya salían huyendo. 

Algunos pensarán que un toro que no necesita dos entradas al caballo no debería lidiarse en plazas de primera. Si así fuese quedarían muy pocos toros que pudiesen ir a tales plazas, pues estamos cansados de ver como la segunda entrada, incluso la primera, es solo un simulacro, tratando de conservar las embestidas del toro para la muleta.


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