sábado, 27 de abril de 2013

Inesperado y polémico pleno sevillano / Por Ricardo Díaz-Manresa



Los señalados por afición y gran público tuvieron que hacer sitio a Escribano, Nazaré y Miura y sus premios. La lió Morante con el capote, respondió Ventura y la mítica de Miura pudo con la calidad de Victoriano del Río. Son sevillanos y en Sevilla la tierra tira como la que más, como en ningún otro sitio.

Inesperado y polémico pleno sevillano

Ricardo Díaz-Manresa

La afición y la sociedad de curiosos devoradores de acontecimientos fue a las que había que ver, las previstas que olían a triunfo, apoteosis y Puertas del Príncipe. Sí, las de Manzanares, Ventura y Morante, por orden de intervención. Las que había que ver. 

Pero surgieron los no esperados a este menú, Nazaré, Escribano y Miura, para hacer pleno sevillano tras tanto tiempo que no se daba. Tampoco es que se viera claro a priori por el casi desconocido Escribano, la esperanza no confirmada hasta ese momento de Nazaré y lo que saliera de Miura, que nunca se sabe. Otro sevillano, Morante, hermoseó con su capote el cuadro sevillano de esta de abril del 13 y la Puerta del Príncipe la puso otro sevillano-portugués (sevillano adoptado). El rejoneador Diego Ventura. Mucho sevillano.

Y Sevilla se ha llevado todos los premios. Han puesto como triunfador al Juli, el único no sevillano del cuadro, por su enorme triunfo de Resurrección. Ha sido Julián además el triunfador de la mala suerte, con su cornada tan imprevisible como inoportuna. Bueno, no tan imprevisible cuando los toreros tienen la sangre caliente y van a por todas. Y también triunfador rotundo repartiendo suerte: el gran toro de Victoriano del Río para Nazaré, el lote de Miura para Escribano, el triunfo para la legendaria vacada de Zahariche nada más anunciarse el de Velilla en ese cartel, la lotería para Escribano –que muchísimos nos sorprendimos con esta sustitución- que lo pone en marcha y no digamos para los cuñados Canorea-Valencia a los que llenó la bolsa: los muchos ceros de los emolumentos del Juli a los poquísimos de Escribano. Plano de suerte para los demás a través de su figura. Vaya si ha triunfado…

La polémica también viene porque a muchos les pareció mejor la de Victoriano del Rio, que no es sevillano, que la de Miura, que sí lo es. Plantean que, aun triunfando bien, Nazaré se quedó a medias y no abrió la del Príncipe, que la tenía tan cerca…En lo de Escribano –el del milagro- hay mayor consenso : el del milagro de caer así tan inesperadamente y tocarle estos miuras, tan raras veces vistos así, que toda su vida se acordará de “Datilero” como Diego Puerta de aquel otro miura que lo elevó a la fama. 

Lo demás de los premiados no se ha discutido. Hay que felicitar inmediatamente a Victoriano del Río cuando repito tanto lo del gran aburrimiento. Estas son las que hay que echar. Como los buenos toros de Fuente Ymbro. Y como casi algunos de Juan Pedro y Parladé, tan toreables como flojitos. Lo cortés no quita lo valiente. Sí, algunos del heredero de los toros “artistas” embisten y ofrecen triunfos pero parecen toros y no son toros. Toros completos quiero decir. Un toro sin fuerzas no lo es por mucho que se empeñen.

Polémica también con Manzanares por su actuación en solitario, que todavía sigue comentándose y que ha despertado a sus salvavidas más radicales (la mejor faena de su vida, sensacional etc después de ser “rescatado” por Sevilla tras el 5º con esa ovación inolvidable hasta los otros que hablaron de fracaso). El País y el Marca por ejemplo.

Manzanares, por los toros y por él, no estuvo bien, pese a que tenía un público entregado y todo a favor, salvo al parecer sus veedores que ni eligieron toros (salieron lo que se entiende por anovillados y fueron más de uno) ni anovillados buenos. O sea, otra vez toros que son toros pero que no son. Con la edad y el peso del reglamento y ¿la apariencia, la fuerza y la casta?.Y así nos vamos hundiendo. En fin… Lo salva la entrega del público sevillano y el de juampedro, sin fuerza ni presencia, pero es el toro moderno que tapa tantos malos y Carlos Ilián escribió “Un novillo salvó a Manzanares del ridículo”. Ridículo, fracaso o triunfo cortó las orejas. Y no quiso el sobrero cuando la tarde se embaló… Malo. Tarde rara. No está en su mejor momento, Parece claro. 

Y lo escribe el mismo autor de artículos tan laudatorios para el de Alicante como “El vuelo de Manzanares” y “Fijémonos en Manzanares”. Quiero volver a ver pronto a ese torero. Además, ¿se han dado cuenta que desde hace algún tiempo, y cada vez más, lleva trajes de luces feísimos? Manzanares: ¿ quién te los elige?. Que llevas más golpes blancos que los de los coches de caballos de la feria. ¿Quién o quiénes, además, escogieron tus toros?

El principio, marketing del bueno –Manzanares lo domina así como las redes sociales- con pañuelos recordatorios repartidos con fecha y cartel escrito reforzando la ilusión de la Maestranza y de muchos del toreo y de 70 entradas regaladas para jóvenes. Toda una gran puesta en escena.

Después sale el toro y, como toda la vida, pues…Me alegro mucho del final feliz porque, si no, se hubiera desmoronado uno de los tres que tenemos para tirar del carro con El Juli y Morante. Hay que agarrarse al famoso clavo ardiendo a pesar del mucho pico, de las pocas estrecheces y de la pierna contraria retrasada (que raro es ya el que no lo hace). No es el que era tras verlo en Valencia y la de Resurrección en Sevilla.

La figura de Morante y la valoración de trofeos –orejas- para su capote es algo que vengo meditando y que se merece otro artículo. Y a ver si esta reflexión cuaja en Madrid después de disfrutarlo en Sevilla.
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