jueves, 2 de mayo de 2013

PORTAGAYOLA / Por Antolín Castro


Lo hizo El Juli en el Domingo de Resurrección y a todos los demás les ha faltado tiempo para imitarle.

"...No nos cansaremos de decirlo, el paso que hay que dar para resucitar esto es Toro íntegro y Toreo auténtico. Las portagayolas han de quedar para las ocasiones… o para Sevilla si es que está de moda allí..."


PORTAGAYOLA
Antolín Castro 
España
Se ha puesto de moda el irse a la puerta de chiqueros a esperar de rodillas la salida del toro, al ejecutar de hinojos una larga cambiada se le llama así, portagayola, aunque se escriba también por separado, porta gayola.

Lo de menos es como se escriba, aunque tampoco va mucho más lejos su propia ejecución. Nunca ha sido contemplada esta suerte como fundamental en el toreo, incluso no se la considera nada más que como la actitud, la disposición de un torero en un momento dado.

Pocos son los que la ejecutan a diario o habitualmente al menos, los que la llevan en su repertorio, si bien está asociada su ejecución a los toreros bravos, los que han de ganarse los contratos a base de valor, siendo esta suerte una de las que aparentemente muestra ese valor.

Lo cierto es que el valor siempre hay que mostrarlo ejecutando las suertes fundamentales, ya sea de capa o muleta, dando el pecho y adelantando la pierna de salida o contraria. O lo que es lo mismo, el toreo auténtico. Ofreciendo los trastos en rectitud, sin picos y sin retrasar la pierna de salida, habitual, por casi todos, con el capote, en un juego de engaño que para muchos pasa desapercibido ante una ejecución a mayor velocidad del toro en ese tercio. También en la muleta sucede, con las figuras de continuo, y suele señalarse un poco más por críticos y aficionados, por ser más visible al darse muchos más cites y embestidas y siendo estas a menor velocidad; es decir, más visibles.

Recibir al toro de rodillas frente a chiqueros es una forma de pasar un trago, un buen trago, ante la imposibilidad de conocer el cómo ha de reaccionar el toro, siendo su primer encuentro con un ruedo, con el torero y un capote. Esos segundos, esa espera, requiere de mucho temple personal, de asumir un riesgo también, pero queda lejos de la sensación de ejecución del toreo auténtico. Por resumirlo: un atragantón momentáneo, casi insensato, una locura pasajera, mientras que para torear bien se precisa mucha sensatez para hacerlo de verdad. O lo que es igual, un mal rato lo pasa cualquiera mientras que la verdad exige otra actitud mucho más reconocible.

Pues ahora son las figuras, en Sevilla lo han puesto de moda, a quienes les da por irse a la puerta de chiqueros. Lo hizo El Juli en el Domingo de Resurrección y a todos los demás les ha faltado tiempo para imitarle. Cierto que al madrileño le dio resultado, abrió la Puerta del Príncipe, pero ninguno de sus imitadores lo ha logrado repetir. El caso que el que no ha ido una vez ha ido dos. ¿Significará esto algo?

Si es un plan puntual o una inclusión definitiva en su repertorio tendremos ocasión de verlo muy prontito. En cuanto empiece San Isidro en apenas unos días, podremos ver si hacia allí se van los coletas de la parte alta del escalafón. Manzanares, Talavante, Castella, Perera, etc., nos dirán con su actitud si les gusta cometer a diario, y ahora, esas locuras, o lo que sale por toriles en Madrid asusta más, o lo de Sevilla fue un brindis al sol.

¿Quién sabe? como hay que tirar p’adelante con esta fiesta que se nos va p’atrás, lo mismo piensan que este es el paso que por obligación, y responsabilidad, se les pide. Ya les digo que no, lo que se espera de ellos es que dejen que corra el aire en los encierros que matan y con los compañeros que alternan. Que no queda todo resuelto con añadir portagayolas a su sota, caballo y rey. Y cuando hayan abierto esa ventana para que el aire sea puro, procedan a torear con la misma pureza del aire.

No nos cansaremos de decirlo, el paso que hay que dar para resucitar esto es Toro íntegro y Toreo auténtico. Las portagayolas han de quedar para las ocasiones… o para Sevilla si es que está de moda allí.
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