"...Y Perera a sumar una de sus altas cimas de este año. De sus dos colegas, a quien más preocupó fue es a su gran amigo Julián. Miguel Ángel reventó todas las expectativas dando un contundente recital muy difícil de superar por nadie en lo queda de feria..." /Foto: La Loma/
5ª de las Corridas Generales de Bilbao
Perera, campeonísimo, se adueña de la temporada
Ni siquiera lo impidió moralmente el atraco presidencial que le impidió salir a hombros, ni su fallo espadas tras cuajar la mejor y más redonda faena de la feria. Cuajó dos de superior magnitud. Sobre todo la del excelente tercer toro de Garcigrande que echó tres buenos y tres malos. Dos de estos se los llevó Enrique Ponce, ayer de vacío aunque con la cabeza muy alta. El Juli tuvo uno de los tres mejores, el quinto, con el que estuvo muy bien, mejor que otras muchas veces este año. La atracadora presidencia con Perera estuvo magnánima con el madrileño al darle una oreja sin petición mayoritaria.
Bilbao. Plaza de Vista Alegre. Jueves 21 de agosto de 2014. Quinta de feria. Cielo semiazul en tarde fresquita y sin viento con tres cuartos de entrada cercanos al lleno.
Seis toros de Garcigrande, bien aunque desigualmente presentados y de vario juego en tres y tres. Muy noble aunque sin fuelle por el lado derecho y renuente por el izquierdo el primero. Manejable sin fuerza ni clase alguna y pronto rajado el segundo. Blando en el primer tercio pero realmente extraordinario para la muleta el tercero, ovacionadísimo en la vuelta al ruedo que le concedieron. Bueno sin clase el quinto. Y lo mismo el sexto que mejoró en manos de quien lo mató.
Enrique Ponce (plomo y oro): Estocada trasera y descabello, petición insuficiente y gran ovación.
El Juli (cobalto): Estocada de rápidos efectos, silencio. Estocada caída, oreja sin petición mayoritaria.
Miguel Ángel Perera (prusia y oro): Estocada atravesada que hizo guardia, pinchazo y estocada, enorme ovación y clamorosa vuelta al ruedo. Estocada algo caída, oreja, petición unánime de la segunda denegada en atraco presidencial y vuelta clamorosa con posterior gran bronca al palco.
Duelo en la cumbre. Quizá y sin quizá esta corrida presentó las mayores expectativas de la presente temporada. Es verdad que Enrique Ponce lleva años situado en una posición muy especial que él mismo ha calificado varias veces de “fuera de combate”, además de sentirse ya por encima del bien y del mal. Pero una cosa es el dicho y otra los hechos. Aquí mismo en Bilbao, el año pasado pegó un enorme puñetazo en la mesa del poder torero y volvió a colocarse por encima de todos. Especialmente de El Juli quien venía reinando casi en solitario. Pero El Juli, o no se conoce del todo a sí mismo o se conoce demasiado aunque no lo diga. Lo que debe ser ciertamente preocupante en sus íntimos pensamientos. El especialísimo diseño de su campaña 2014 no le está saliendo como él quería hasta el punto de haber fracasado precisamente en las corridas que anunció como gestos y al incumplir su anunciada decisión de actuar solamente en 30 corridas cuando ya todos sabemos que lo hará en bastantes más. Ello sin contar con la exultante presencia de su mayor rival, Ponce, ni con la eclosión de quien está protagonizando la temporada más regular en triunfos de todo el escalafón, Miguel Ángel Perera. Pues bien, los tres comparecieron ayer en Vista Alegre para verse las caras sin trampa ni cartón.
De los tres, el único que ya ha actuado en esta feria es Ponce y con los resultados que sabemos: una faena de mucho valor y puro poder frente a una alimaña de Victorino Martín que no lo pareció tanto en sus manos, y una gran faena pinchada que le impidió salir a hombros en un malhadado festejo mixto a favor de Pablo Hermoso con la conclusión que debería adoptar: no volver a actuar nunca más acompañado solamente con un rejoneador. Pienso sinceramente que no lo hará aunque su bondad personal le haya perjudicado muchas veces y nunca renunciará a ser una gran persona, por encima incluso de su impar categoría como torero. Ayer, la suerte le volvió la espalda por completo al valenciano.
Quien tuvo la papeleta más fuerte fue El Juli porque fue aquí en Bilbao donde tuvo que dar la razón a los que venimos especulando sobre su declive profesional. O de quitárnosla. Nos la quitó en parte ayer con su muy buena faena al cuarto toro.
Y Perera a sumar una de sus altas cimas de este año. De sus dos colegas, a quien más preocupó fue es a su gran amigo Julián. Miguel Ángel reventó todas las expectativas dando un contundente recital muy difícil de superar por nadie en lo queda de feria.
Pero antes de entrar en materia detallada con lo ocurrido, no quiero dejar sin respuesta a los que me están atacando por lo que escribí antier sobre el mano a mano entre Morante y Manzanares. Miren ustedes: ninguno de los que me han atacado, ni la mayoría de la critica que, apoyándose en la bonita faena de Morante, ha tratado de hundir a Manzanares. Nadie salvo quien subscribe ha dicho que el de la Puebla ordenó masacrar en varas a sus dos primeros toros pese a carecer de fuerza. Tampco nadie osó protestar en la plaza ni la inmensa mayoría de los críticos ha mencionado, siquiera meramente, lo del castigo en varas morantista. Tengo que escribir y lo haré muy pronto sobre el efecto de una nueva enfermedad taurina similar a la que a tantos contagió con José Tomás. La morantosis camino de convertirse en morantisis.
El aspecto de la plaza ayer fue el que hubiéramos querido ver todos los días. Casi lleno. No era para menos. Bastó cerrar un cartel de verdadero tronío para que Vista Alegre recobrara lo que había perdido desde el año pasado.
Colorao de pelo el toro que abrió plaza, con carnes y movilidad aunque echando las manos por delante en el muy templado capote de Enrique Ponce en el recibo. Fue prácticamente solo al caballo recibiendo poco castigo, pese a lo cual, perdió las manos. Muy trasero el segundo puyazo sin que le castigara nada el picador. Ponce se ocupó de la brega posterior que. Acto seguido, entregó a su gran peón de confianza, Mariano de la Viña. Bien Jocho y Emilio Fernández en palos sin molestar nada al burel. Y el toro arriba. Altos con la derecha de Ponce sobre las rayas y enseguida por redondos sedosos, acariciantes. Sin forzar. En cuanto lo hizo, el toro claudicó de nuevo. Pero Ponce siguió a lo suyo. Muy atento a moldear la embestida para poder atacar y cuajar una gran tanda que ligó al de pecho. No le atacó tanto al natural. Pero el toro no respondió del todo en los primeros pase. Tampoco el lo siguientes aunque los dio de seda aislados. Lo solventó de nuevo por redondos de categoría especial y se fue a por la espada de verdad. Muy buena estocada trasera arriba en la suerte contraria que fue la debida y descabello.
Negro y amplio de fea cornamenta el cuarto. Pronto a las llamadas pero suelto del capote de Ponce en los primeros lances. Manos por delante en los siguientes con lucimiento único en la media de remate. Perdió las manos antes del primer puyazo. Pero derribó en el encuentro con el caballo. Del trance, salió mejor el toro. Impetuoso el segundo sin que le pegaran lo más mínimo y aun menos en el tercer choquetazo que el toro se pegó por su cuenta. En la enredosa brega con desarme incluido que siguió y en banderillas, la poca fuera que tuvo pareció perderla. Por esperar, no clavaron bien los peones. El toro, sin clase ninguna, fue brindado sin embargo por Enrique. Enseguida lo llevó a los medios y se aplicó en templarlo con fe de milagrero. Ponce es así. Pero el toro no colaboró lo más mínimo. Fue inútil seguir. ¿O no? Pues no. Lo metió en cintura con la derecha de modo inverosímil aunque con la brevedad que impuso el toro al pararse por completo. Algunos pitaron. Ingratos. Enrique pinchó y repitió cuatro veces con el descabello recibiendo silencio tras leve división. Imaginé que hubieran hecho en esta misma plaza y con un toro parecido dos toreros también amados en Bilbao, Antonio Ordóñez y Paco Camino. Limitarse a matarlo entre una bronca descomunal…
El Juli en acción con el colorao y cornalón segundo, feo de cara. Suelto y corretón. Eficaces y templados lances de El Juli. También echó las manos por delante y por ello apenas le señalaron el primer puyazo. El Juli le colocó con revolera para el segundo, asimismo leve. Pronto se puso a escarbar el animal. Se banderilleó con prontitud. El Juli se fue a las rayas y desde allí citó de lejos para enjaretar muletazos diestros sin mimar al toro como procedía, lo que deparó un par de pérdida de manos y una caída. Dos naturales muy lagos y frenazo del toro al dar el tercero descomponiendo la suerte. Más zurdos ya sin apenas interés y el toro reculando rajado. Lo sacó a los medios y otra vez con la derecha bien sin que el animal respondiera. ¿Más naturales, Julián? Algunos dio con ganas de que aquello tomara el vuelo que estaba perdido. Imposible. Autoconvencido de la imposibilidad, cortó y le costó igualar hasta que lo consiguió matando de estocada muy efectiva.
El cuarto, sin mostrarse completamente claro en su salida, rompió a bueno en un quite por chicuelinas y en la muleta y El Juli llevó a cabo una de las pocas buenas faena que lleva realizadas este año, muy de su corte poderoso de muleta baja y trazos largos con final de arrimón realmente encomiable. Pero pasó al toro de faena y costó cuadrarlo. Finalmente lo mató de estocada caída. La gente, no toda ni muchísimo menos, pidió la oreja insistentemente y el con tantos otros durísimo Matías se ablandó. Un regalo del Usía como el del año pasado con una segunda oreja.
Al tercer toro, de pelo melocotón y con descarada cornamenta, Miguel Ángel Perera lo paró enseguida con lances a pies juntos que remató con estupenda media en el platillo. Pronto y bravo aunque tampoco le pegaron en el primer puyazo. ¿Otro mermado de fuerza?. Delantales de Perera y amago de caída en un gateo significativo. Juan Sierra y Barbero bien en palos. Y bien en la brega Joselito Gutiérrez. Movilidad y nobleza más que suficientes para la muleta en nuestro primer pronóstico. Perera lo brindó. Se la iba a jugar. En su faena predilecta con cambios en los medios, de pecho y sensacional cambio traducido al natura. Perera le había visto y por eso lo brindó. Sensacional con la derecha sin ningún reproche con extraordinarios pectorales. Música y estruendosos oles con la plaza boca abajo. Más aún si cupo con los ligadísimos naturales de la primera ronda. Otra vez cumbre con la zurda pese al desarme. Y recochineo en la tercera, cerrada con dos pectorales prolongados en dosantina. Más redondos y otro de pecho eterno. Gran toro y cumbre Miguel Ángel. Trincheras muy ajustadas, cambio y al arrimón por sensacionales naturales entre el delirio de los tendidos. Muchos pidieron el indulto del toro. No. Extraordinario para la muleta. Pero se había simulado la suerte de varas. Y como suele ocurrir en estos casos de si pero no con el torero sin terminar de decidir si lo mata o no, una estocada atravesada que hizo guardia, un pinchazo y estocada. Una pena. Ni indulto ni premios. Habría cortado las dos orejas con más fuerza de la feria.
Con el sexto, que no fue tan maravilloso toro como el tercero pero más que manejable, Perera lo convirtió en superior con la autoridad que ahora mismo tiene por firmeza total, temple magnifico, pureza interpretativa y absoluta seguridad. Aplastó la tarde por completo. Y visto que el palco le había dado una oreja a El Juli sin mayoría de pañuelos, lo lógico y lo justo hubiera sido dar las dos a Perera pese a lo desprendido que le cayó la estocada. Pues no señor. El caballero don Matías se negó, montando su numerito como todos los años. Un gran e importante aficionado de Madrid, nada menos que el exsecretario de estado Juan Antonio Gómez Angulo, vio a don Matías al salir de la plaza y le dijo que la Fiesta no está ahora mismo para abusar tanto de su famoso protagonismo. Lo subscribo.
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