miércoles, 13 de agosto de 2014

Las últimas cumbres / por Álvaro Rodríguez del Moral

"...Los capitanes y paladines llegan a la gran cita del Norte en muy distinto estado de forma, marcando el ritmo cansino de una temporada a la que sólo resta la batalla trascendental de la Aste Nagusia para definir el estado de forma y fondo de esos líderes de la torería andante..".

Las últimas cumbres 

La tropa acampa antes de Bilbao.

Las huestes del toreo detienen sus regimientos antes del fielato definitivo de Bilbao. Los capitanes y paladines llegan a la gran cita del Norte en muy distinto estado de forma, marcando el ritmo cansino de una temporada a la que sólo resta la batalla trascendental de la Aste Nagusia para definir el estado de forma y fondo de esos líderes de la torería andante. El caso es que a día de hoy -dejemos a Perera aparte en su pedestal solitario- son pocos los toreros que están despertando auténticas ilusiones para ir a la plaza. En la cartelería bilbaina figuran los principales actores de este año convulso que está siendo marcado informativamente por el eco confuso de los entrebastidores, que permanecen sin barrer. Los acontecimientos que deberían dibujar la curva de la campaña han pasado a un segundo plano y casi nadie puede centrarse con tranquilidad en el ruedo y en toro si hay tanto ruido de cacharrería en la trastienda. En Bilbao están casi todos los que son y son casi todos los que están pero los plazos de recuperación de Iván Fandiño -que tiene firmadas dos tardes consecutivas, el 22 y el 23 de agosto-podría modificar el hilo del ciclo y quien sabe si de la propia temporada. El diestro vasco cuenta con menos de dos semanas para rehabilitarse del esguince cervical sufrido en Bayona aunque su hipotética sustitución abriría la puerta a diestros emergentes -apunten a Pepe Moral-, a algún triunfador inesperado dentro del propio ciclo bilbaíno o ese ausente llamativo -se llama Talavante- que podría encontrarse con la definitiva oportunidad de reivindicarse en un escenario de primera entidad, delante del toro más serio del campo bravo y con el definitivo tribunal de la torería dispuesto a dictar sentencia. Después de Bilbao llegarán los últimos meandros del viaje de una temporada cansina, espesa y viciada que, más allá del zambombazo pererista y algunas alegrías novilleriles está arrojando escasos argumentos para el recuerdo. La cuesta se empina.

El patio sigue muy revuelto. 

La presencia de José María Manzanares en los carteles de San Sebastián de los Reyes había sorprendido mucho más que su recentísima salida, consumada o conocida ayer mismo. El caso es que el alicantino figuraba en las combinaciones que había trazado Victoriano del Río para el coso madrileño junto a El Juli y Miguel Ángel Perera, que se acartelan juntos en casi todas las ferias. Ya eran más que sabidas las desavenencias que separaban a Julián y José María, que se tradujeron en ciertos desacuerdos en ganaderías a lidiar en algún momento clave y -posiblemente- pesaron en la salida del propio Juli de la cartelería de Alicante, que había sido incluida en la agenda de eventos presentada en marzo en el Círculo de Bellas Artes, antes del inicio de la campaña. También se hablo de ciertas marejadas en la confección de la feria de Málaga mientras arreciaban los rumores que dejaban a Manzanares fuera sin que finalmente fuera así. Consumada esa ruptura personal y profesional, el Manzana sólo iba a compartir dos paseillos con el madrileño el resto del año: el ya conocido de Beziers del próximo jueves y éste de San Sebastián de los Reyes, que se había publicitado recentísimamente y está previsto para el día 30 de este mismo mes. Al grano: la recomposición del cartel vuelve a remover el aire viciado que se respira en el sótano del toreo. A pesar de todo sí sorprende que el elegido para recomponer la combinación del cartel estrella de Sanse sea el díscolo Talavante, que no debe andar a partir un piñón con el mariscal Juli después de aquella pataleta tuitera que aventó las pavesas del famoso e inoperante G-5 a la hora de la siesta, en las orillas del Odiel. Una cosa es segura: nunca hubo tantas ganas de concluir una temporada.

Algunos datos para la esperanza

A pesar de todos estos datos funestos podemos y debemos felicitarnos por la ilusionante hornada de novilleros -con y sin picadores- que está refrescando las bases del toreo. Podríamos comenzar, sin salir de Sevilla, con esa quinta de Pablo Aguado que encabeza el flamante ganador del ciclo de promoción de nuevos valores celebrado el pasado mes de julio en la plaza de la Maestranza. A su nombre hay que unir el de Rafa Serna, el de los Corradini, Araújo, Llandrés… y una hornada de aspirantes por cuajar que podrían darnos alegrías a corto plazo. No nos podemos olvidar del valentísimo extremeño Juan Carlos Carballo, vértice de una camada en la que están batiéndose el cobre otros novilleros de un lado y otro del charco en los distintos certámenes y ciclos de promoción que se están organizando. Si subimos en el escalafón encontramos a ese José Garrido que se juega una brillantísima temporada encerrándose con seis novillos en Bilbao. Borja Jiménez, que es otra de las grandes sorpresas del año, también engrosa esta lista en la que no podemos olvidar al madrileño Gonzalo Caballero -cada vez más cuajado para la alternativa- o a otros nombres de la cantera hispalense como Miguel Ángel León, El Manriqueño o el ya rodado Lama de Góngora, que debe andar pensando en el doctorado.

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