Esta es la historia de Perera en las Corridas Generales, en las que se ha salido. Ni valorado por el público ni por la presidencia; de cinco orejas posibles se llevó sólo una. Supo reaccionar en su segunda tarde pese a haber menos público y no acordarse de lo que pudo haber sido y no fue...Un Perera con muchísimo toreo y ningún marketing.
Perera: mejor torero, peor marketing
Recién arrastrado el último toro de las Generales en la que los espectadores de Bilbao tampoco se han enterado de la faena de Bolívar al Victorino, tengo que escribir sobre Perera, Bilbao y Matías porque me está quemando por dentro.
Perera ahora es el amo por méritos propios, no reconocidos ni valorados como dejé bien claro en mi anterior artículo “Efecto Perera”.
Bilbao, como siempre con cosas extraordinarias, pero sobrevalorado por esa afición que no es tanta ni entendida sino fría y educada. Les han colgado el cartel y ahí están. Esa feria y esas combinaciones harían furor en Madrid y habría tortas por las entradas. Allí sobra papel a mantas.
Y Matías, el eterno presidente, el amo desde 1995, creo, ya con 19 ferias, responsabilidades, decisiones y polémicas. Demasiado tiempo. Estos periodos sólo los aguanta Ponce.
El título de este artículo me lo ha brindado mi hijo Álvaro que tiene mucho ingenio para hacer frases y que llevo 20 años diciéndole que se dedique a la publicidad y no tengo éxito. A algunos les puede parecer algo exagerado pero insisto, y me duele, que con Perera pasa algo. Al torero de la Puebla del Prior recuerdo que ni lo conozco ni lo he saludado en mi vida, y supongo que la cosa seguirá así, pero el principio mayor de mi vida es la justicia y, como periodista, la objetividad. Le dediqué un artículo –Coño con Perera- en su maravilloso 2008 y sufrí con él la cornada en la de único espada en la de Otoño de Madrid y sus varias y posteriores operaciones hasta reaparecer en enero del año siguiente en América.
No me escondo. Nunca me escondo. Y creo que ahora es el mejor torero, el de mayor nivel. Su momento está, en mi opinión, por encima de Ponce, Morante, El Juli, Talavante y Manzanares. Y de todos. Torea mejor que nadie, con más seguridad, cercanía y temple que ninguno. Y hasta elegancia, añadiría, tan erguido y sobrado en cada lance y muletazo.
No tiene suerte. Las dos estocadas del viernes le habrían valido el jueves para cortar cuatro orejas y una salida a hombros. Tampoco ha tenido suerte con este público supuestamente entendido al no pedir la oreja con más fuerza del 5º jandilla, un faenón con enormes dificultades y soluciones increíbles. Y es que no lo entienden. Una cronista de un digital titulaba tarde sin historia. Joder, sin historia. Hay que estar ciega y deseo que la Santa de su nombre, patrona de los ciegos, le arregle la vista. A este toro, el 90 por ciento del escalafón le quita las moscar o echa a correr. Y Perera se lo merendó. Pasará tiempo para ver otra igual. Entre público y cronistas así estamos.
¿Y ese público? ¿Es de buena afición verlo cumbre el jueves y desaparecer en parte el viernes? No se le puede dar más pero la sensibilidad no parece estar muy extendida en Bilbao.
Si la gente no va a los toros a Vista Alegre en estas circunstancia óptimas ante un torero que se sale, o no hay afición, o la política vitriólica está haciendo mucho daño, o la crisis. ¿Es de buena afición no llenar la plaza ni un día, ni de lejos, con los mejores toros y los mejores toreros, no darle todo su apoyo al queridísimo Ponce –dicen- y dejar tirado al otro queridísimo, Juli, el sábado con una corrida a priori interesantísima como los santacolomas?
Y aquí entra Matías, criticado todos los años por pasarse por encima o por debajo, sobre todo con Ponce y El Juli, los mimados “bilbaínos”, y masacrado por la prensa. Muchas veces le he defendido y he repetido que sin él en el palco la del Bocho sería una plaza más y que la seriedad de los premios –quiero escribir, la justicia- se iría por el caño del wáter. Pero este año, no Matías González. O estás mayor, o necesitas retiro, o te lo has creído o tienes la mente cuadriculada. En circunstancias excepcionales, como fueron las de Perera, hay que adoptar decisiones extraordinarias. Y él se hizo el alemán y ni tuvo sentimiento ni flexibilidad.
Admito, sí, lo admito, que no le abriera la puerta el jueves de los Garcigrandes. La espada efectivamente estaba muy baja en los dos. Si yo fuera presidente intentaría actuar con justicia. Sé que los máximos trofeos no se pueden dar en una plaza de primera por un bajonazo. No lo haría salvo en tardes absolutamente excepcionales y creo que al final el aficionado profundo que llevo dentro habría podido con el presidente porque esa tarde con esas dos faenas no se puede ir un torero a pie.
Afición de Bilbao, vaya oportunidad que tuviste de sacarlo a hombros espontáneamente por sus méritos. Habríais sido un ejemplo para el mundo. Pero sí, sí…Diez aficionados se tiran al ruedo y lo sacan. O lo intentan. Es pedir peras al olmo.
Pero lo del viernes, Matías, no, no, no y no. Has dado orejas en esta feria por los mismos pañuelos y faenas manifiestamente inferiores e incluso con estocadas no ortodoxas. Y un faenón como ese –el más dificultoso de los tres realizados- hay que premiarlo por lo que representaba e hizo y además por el conjunto sublime de la feria realizada. No tuviste ni afición, ni comprensión, ni sensibilidad, ni valoración ni la mínima cualidad de buen presidente. Por este día y esta acción te retiro el crédito que te he estado dando durante mucho tiempo en contra incluso de la opinión de mis colegas.
Será quizá porque a Matías no le cae simpático un torero que no lo es, siempre serio y concentrado. O quizá –y aquí vuelve a escena mi hijo Álvaro- porque tiene un marketing o muy malo o pésimo. Si es que -dice- conocen a los otros toreros de arriba, a todos, más que a él. ¿Quién le lleva los asuntos, quién los mueve, quien lo introduce en la opinión pública, quién vende su imagen? ¿Quién, como se dice ahora, lo vende?
Miguel Ángel, que tienes un suegro, El Niño de la Capea, inteligente y simpático como pocos, que a base de torear pero también de sonrisas y relaciones se puso arriba. Que yo lo ví, lo viví y lo seguí en directo. Podrías hablar con él de esto y que te lo explicara. Y, entonces, sin marketíng, campañas de imagen, oficinas de prensa ni leches. A pelo.
Total, que Perera de cinco orejas posibles se llevó una el primer día y ninguna el segundo. Estuvo torpe el primer día con el “indultado”. Si él sabía que no, porque era que no, que lo hubiese matado a su tiempo. Y no después y mal, que llevas mucho tiempo de torero…
No te produjo mella, y eso es muy positivo, porque la segunda tarde saliste con el mismo ánimo, cuando era comprensible, estar desengañado y algo aburrido. Incluso muy cabreado. ¡Desengañado, aburrido y cabreado sí, sí…con lo que le diste y tragaste al 5º! Cabreado, y poco, al final para la injusticia de Matías González, que debe rectificar y no hacer más el camoto como dicen en mi Cartagena ( por ceporro). Ser alemán inflexible no es ser inteligente.
Y Perera espabila, que vas a seguir como estás si no mueves tu marketing. Por ejemplo, se anuncia el día después con Padilla al que lo quieren tanto que no van a verlo. Fotos y besos en la calle, sí. Y a Fandiño que es muy vasco pero no pagan la entrada ni los vascos. Mucho te quiero perrito pero pan poquito.
Si sigues así, ni el dinero que mereces ni la admiración de las masas te van a llegar por mucho y muy bien que torees…
Preocupante este año, muy preocupante, la falta de público y también de trapío en muchas corridas, algo pasa, en fin, siempre nos quedara Madrid,
ResponderEliminarSaludos,
p.d: vergonzosa la falta de contratos de Urdiales y las ventajas en la cara del toro (es un decir) de Manzanares.
Pascual Ceamanos