domingo, 25 de enero de 2015

Crucifixión para Cristiano / Juan Manuel Rodríguez



"...No seamos cínicos, lo que en el fondo subyace con Cristiano Ronaldo no es una jugada o un gesto concretos sino el profundo odio africano que los antimadridistas le han tenido, le tienen y le tendrán. Y, aunque en su día fue políticamente incorrecto, es cierto que a Cristiano Ronaldo no se le quiere por los tres motivos apuntados por él mismo hace tiempo: es guapo, es rico y es famoso. Yo añadiría otro más, probablemente el fundamental tratándose de España: juega en el Real Madrid y eso sí que es imperdonable..."


Crucifixión para Cristiano

El tercer tiempo de los partidos de fútbol se ha trasladado definitivamente al terreno de juego de las redes sociales. Ayer, tras la agresión de Cristiano a Edimar, el psiquiátrico de Twitter era un auténtico hervidero y en el césped, embarrado como nunca, se jugaba al patadón y tentetieso. Por ejemplo, Napoleón Bonaparte, que aparece en su perfil fotografiado junto a sus dos hijos pequeños y que no para de amenazar, insultar y agredir un día sí y otro también, y todo ello acompañado de gruesas faltas de ortografía, se mostraba de repente ofendidísimo por el mal ejemplo ofrecido por el portugués a todos los niños del mundo; a puntito estuvo de soltar la liana Tarzán de los Monos, que el otro día escondió sin disimulo una agresión similar de Raúl García, cuando, sorprendido ante una acción bastante habitual en el mundo del fútbol, quiso llevarse las manos a la cabeza; María Antonieta, que no hace mucho acudió orgullosa a los juzgados para aplaudir a su héroe Messi por un presunto fraude fiscal, clamaba por los pasillos por una lenta crucifixión del portugués. Cada loco...

La acción de Cristiano no tiene justificación. Punto. Hubo agresión a Edimar, el árbitro sí la vio esta vez y le expulsó y, en su salida del campo, el portugués hizo un feo gesto que encendió aún más a los aficionados del Córdoba. Cristiano tuvo auténtica mala suerte porque a él llevan cinco años tirándole del cuello, subiéndosele a la espalda, pisándole y arrancándole la camiseta constantemente sin que la agudeza arbitral atine tanto como ayer en El Nuevo Arcángel; hubo incluso quien, viendo que se abría la consentidora y miope veda, noqueó directamente al portugués rompiéndole una ceja de la que empezó a manar abundante sangre: el árbitro pensaría que fue la picadura de una mosca tse tse. A Cristiano le han mostrado cinco cartulinas rojas desde que llegó a España, cinco, y casi todas ellas han sido porque, harto de las agresiones, decidió tomarse la justicia por su mano: un codazo a Mtiliga por zafarse de sus agarrones, un manotazo a Ortiz respondiendo a una patada, otro a Iturraspe tras un cabezazo del jugador del Athletic posterior al teatro de Gurpegui...

Cristiano se equivocó y, a renglón seguido, pidió perdón. Pero ni siquiera el perdón de Cristiano, ese chulo prepotente, tenía razón de ser para Napoleón, María Antonieta y Tarzán de los monos, que habían venido a hablar de su libro. Como en el caso de Pepe o de Mourinho, ellos querían la devolución en caliente del portugués, cinco, seis, dieciséis, cuarenta y ocho partidos de sanción, cuantos más mejor a ver si se aburre de España y se va. Cristiano pidió perdón y Edimar le perdonó, Khedira no ha podido aceptar aún el perdón de Raúl García... porque no lo ha pedido ni lo pedirá jamás. La jugada de ayer, como decía, se produce muchas veces en un campo de fútbol. El desquiciamiento del Real Madrid, que lo hubo, fue fruto de la miopía de Hernández al cuadrado que pitó un penalti inexistente de Ramos en el primer minuto de juego y no vio otro claro sobre Sergio en el minuto 14. Y el juego de los blancos, que fue horrendo, se debió probablemente a tener que ir injustamente a remolque durante 89 minutos.

No seamos cínicos, lo que en el fondo subyace con Cristiano Ronaldo no es una jugada o un gesto concretos sino el profundo odio africano que los antimadridistas le han tenido, le tienen y le tendrán. Y, aunque en su día fue políticamente incorrecto, es cierto que a Cristiano Ronaldo no se le quiere por los tres motivos apuntados por él mismo hace tiempo: es guapo, es rico y es famoso. Yo añadiría otro más, probablemente el fundamental tratándose de España: juega en el Real Madrid y eso sí que es imperdonable. Se equivocó, pidió perdón, el árbitro expulsó al jugador, ahora será sancionado y cumplirá su sanción, que no será por supuesto ni la crucifixión ni tampoco la extradición exigidas a voz en grito por esos curiosos personajes que suelen poblar las redes sociales. Y eso sin hablar de la xenofobia que, al parecer, ahora sí pretende frenar la Liga de Fútbol Profesional. Para Mourinho ya es tarde.

3 comentarios:

  1. - Mira, Rafael, mira Pedro, soy madridista de toda la vida, incluso las temporadas en las que jugó mi compañero de pupitre Miguel Reina en el Barça y el Atleti, en las que yo era del Madrí y del otro. Pero eso se acabó hace ya cincuenta años. Soy, por tanto, fervoroso de Cristiano y de sus goles.

    - Pero lo de Cristiano en Córdoba no tiene ni una línea de comentario de defensa.

    - Claro, Pedro. Es más, el madridismo de Córdoba, ahora mismo, no puede ni ver al portugués.

    - Ya había apuntado malos modos en otra agresión antes de la triple - patada, puñetazo y empujón - que motivó la expulsión, de modo que la misma estuvo más que justificada por reincidencia,

    - Por supuesto. Dos coloradas le debieron enseñar. Pero lo peor fue sacudirse el polvo del escudo de la camiseta. Dos mil personas en la estación esperando la llegada del ídolo, un Arcángel que presiona a los equipos visitantes cantando en su honor el himno del equipo, una afición que exhibió el sábado banderas cordobesistas, pero también españolas en honor del equipo más español y una ciudad que ve en el Madrid la oportunidad de demostrar a sus seguidores lo bella y hospitalaria que es, no merecen que el futbolista más esperado exprese ante todo el mundo que de Córdoba no quiere llevarse ni el recuerdo.

    - Cierto - me responden al unísono Pedro y Rafael - , un tipo que en lugar de sentirse feliz de ser lo que es se siente amargado, no se merece llevar la camiseta de Di Stefano, Puskas, Gento, El Buitre, Zidane... y Ronaldo, pero el de verdad, el fenómeno, al que llamaban "La Manada" porque cuando le llegaba un balón ponía a galopar a todos los demás jugadores.

    - Por cierto, ¿sabéis porqué el actual "Ronaldo" no se pone en la camiseta "Cristiano", como sería lo lógico? Pues por la misma razón que su equipo, que es nuestro, ha quitado de su escudo el símbolo del cristianismo.

    - Hay que ver - dice Rafael.

    - Y las cosas que tendremos que ver todavía.- dice Pedro.

    El Hombre Tranquilo

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  2. No es eso así. El problema no es la patada (entra dentro de lo que es el fútbol), se saca la tarjeta y punto. El problema es la soberbia, la vanidad, la mala educación y el desprecio para con los jugadores del Córdoba, la afición y la ciudad de Córdoba. No se puede uno sentir tan "arriba", o por lo menos demostrarlo. Arriba te pone la gente ( después de tu esfuerzo y calidad, naturalmente ) y a esa misma gente, no se le puede mirar por encima del hombro. Se cree superior a todos, en todos los sentidos y eso es malo. El otro día marcó un gol Nacho, que es de la cantera, y no se fue para él para abrazarle ( por ejemplo ). Ese día Cristiano no marcó (?). Mucha culpa de esto que le pasa a este muchacho, la tienen algunos periodistas "demagogos" deportivos. Le encumbran de una manera "cobista" y calientan al personal con sus opiniones. Oí y vi, hace unos dos meses, en un programa de esos, a un "periodista", que no sé como se llama, que más o menos dijo:- Tendría que haber otra Liga-, - No se puede consentir que Ronaldo y otros jugadores, jueguen en campos como los de Eibar, Elche, Córdoba (nombró varios sitios de ese corte)- . Mas o menos dio a entender, que con la categoría que tienen, tendrían que agradecer la presencia de estos, en esos "pueblos". Eso, para mí, es RACISMO, porque hace diferencias entre ciudades y entre equipos, de una manera despectiva.
    Y eso , aparte de,"lo guapo, lo rico, lo hermoso y lo famoso", hace que la gente acumule cierto malestar hacía él. Pero si además , él, lo incrementa con esos gestos de tanta soberbia que tiene… Cuando falla en el campo, él nunca tiene la culpa. Mira al suelo, al césped, al compañero, a la puntera de la bota.... Gesticula con la mano, "explicando" lo que tenía que haber pasado. Siempre en su cabeza hay un culpable y así, los que no son del Madrid, pueden sentir simpatías por él. Todo esto unido a la rivalidad deportiva y a la "locura idólatra" que estamos viviendo en esta época, da como resultado que unos y otros nos "equivoquemos" en nuestra forma de actuar.
    No basta solo, con firmar autógrafos y poner una sonrisa en una foto. Hay que usar el cerebro y tener un poco de más humildad. Que somos muchos los que venimos de "pueblo", entre ellos Cristiano Ronaldo

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  3. Quería puntualizar, que hay deportistas que son :Altos , guapos ,ricos, famosos, que se definen como madridistas y por el contrario, los adoran por donde quiera que van. Ejemplo : RAFAEL NADAL.
    Por lo tanto, no será por eso, por lo que tiene "enemigos-críticos" el Sr. Cristiano. Digo yo

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