lunes, 11 de mayo de 2015

3ª DE SAN ISIDRO: ¡JAMÓN, JAMÓN! / por Domingo Delgado de la Cámara / Fotos de Andrew Moore


 Eugenio de Mora / Fotografías de Andrew Moore


¡JAMÓN, JAMÓN!

Domingo Delgado de la Cámara
Para ver una corrida de toros con sosiego y enterarte de lo que sucede entre el toro y el torero, se precisa de una compañía poco ruidosa y de la ausencia de estímulos ajenos al ruedo. Pues bien, ayer yo tuve muy mala suerte con la vecindad. A mi lado se sentaron unos mejicanos que estuvieron comentando sandeces en voz alta toda la tarde. Pero eso no fue lo peor, lo peor estaba sentada dos filas por encima de mí.

No era guapa, pero tenía un tipazo. Lucía una minifalda de la que surgían dos piernas perfectamente torneadas. Remataban el monumento, unos zapatos de mucho tacón, que dejaban ver unos pies tremendamente sensuales. Esas piernas han ejercido un influjo fatal en todo el tendido, de la corrida no se ha enterado ni Dios. Todos los caballeros mirábamos hacia arriba una y otra vez. Mientras tanto, el novio de la niña ponía cara de circunstancias, y para sus adentros se acordaba de la copla de Manolo Escobar, “no me gusta que en los toros te pongas la minifalda”. A mi derecha tenía un matrimonio de edad respetable. El santo esposo, al verme mirar las piernas de la señorita, ha exclamado arqueando las cejas: ¡jamón, jamón!, ¡Ya lo creo, y de pata negra!, contesté yo. Con estos precedentes, espero que ustedes sepan disculparme si no digo más que tonterías sobre la corrida de ayer, pero es que los ojos se me iban hacia arriba y no hacia abajo…la carne es débil, ya se sabe…

Se lidió una corrida de Valdefresno con el típico comportamiento del encaste Atanasio-Lisardo, con los defectos de la mansedumbre y de la tendencia a la huida, pero con la cualidad de la nobleza a raudales. Esta vez no eran tan grandes ni destartalados como en otras ocasiones. Al final sólo se lidiaron cuatro valdefresnos, uno fue devuelto por su debilidad manifiesta y el otro porque se partió una mano. Esta vez los toros fueron muy bien aprovechados por los toreros.

Eugenio de Mora y Morenito de Aranda dieron una muy buena tarde de toros, cortando una oreja cada uno. Orejas que no debieron ser otorgadas. A pesar de que estuvieron muy bien, ambos toreros mataron de estocadas muy defectuosas. Y no se deben conceder trofeos si la estocada es mala. Matar es la suerte suprema, no lo olvidemos. Además existe un premio para la buena faena no rematada con una buena estocada. Este premio es la vuelta al ruedo, que no sé porqué, se ha dejado de dar. Además, todos sabemos que por estocadas como esas, no se hubiera dado jamás una oreja a una figura. Pero ayer el público estaba de buen humor y quiso premiar a dos toreros de la casa. Las protestas del siete, simbólicas, para que no se diga…

Eugenio de Mora, se encontró en primer lugar con un toro con aire de jabalí, cosa muy habitual en Valdefresno. El toro tuvo mucha nobleza, y también la tendencia a irse suelto de las suertes. Eugenio lo toreó bien, no dejándole ir a la querencia, en series limpias y ligadas. El secreto estuvo en dejar la muleta en la cara, para que el toro no viese más horizonte que ese. Destacó sobremanera un buen toreo con la izquierda, de naturales de gran sabor. Un pinchazo y una estocada trasera, hicieron que solamente saludara desde el tercio. Eugenio tiene la manía de entrar a matar con el brazo por delante. Y esta es la razón de tanta estocada trasera y tendida. El cuarto, un colorao más en Atanasio que en Lisardo, debe proceder de las vacas que los Fraile compraron a Javier Pérez Tabernero cuando desmanteló su ganadería, que era una de las mejores de sangre atanasia. Fue una decisión que lamenté mucho porque era una estupenda ganadería…Pues bien, el cuarto tenía las hechuras de los javieres, y sin ser gran cosa, tuvo nobleza y se dejó torear.

Eugenio estuvo muy bien con este cuarto. Lo recibió con unas verónicas a pies juntos echando el capote al suelo, muy años cincuenta. Empezó la faena de hinojos, ligando bien los muletazos de rodillas. El pase de pecho con el que remató la serie fue monumental, echándose todo el toro por delante. El resto de la faena fue bueno, con series muy bien trazadas. Eugenio de Mora es de los mejores muleteros de la actualidad, puede con todos los toros y los torea bien. El año pasado estuvo inconmensurable en agosto. Y este año, estuvo muy bien el Domingo de Pascua. Ayer volvió a estar fenomenal. Eugenio de Mora merece torear en todas las ferias. Después de una faena maciza, llena de muletazos largos y ligados, vino la estocada trasera y baja. Y la estocada fue trasera y baja por la maldita manía de entrar a matar con el brazo tieso, como ya había sucedido en el primer toro. Pero salvo con la espada, Eugenio dio una excelente tarde de toros.

Morenito de Aranda tuvo que saludar una vez roto el paseíllo para corresponder a los aplausos en recuerdo de su gran tarde del dos de mayo pasado. Ayer volvió a estar muy bien el torero burgalés. Todas sus intervenciones con el capote tuvieron muchísimo sabor. Sus verónicas de pata ´adelante, manos bajas y mucho mando, son preciosas. Junto a Morante y Daniel Luque, Morenito es el mejor capotero del momento. Por cierto, ¿para cuándo este cartel? Saldríamos borrachos de la plaza, de ver torear bien a la verónica.

El primer toro de Morenito fue del mismo tenor que el resto de la corrida, tan noble como manso. El moreno le dio una serie con la derecha tan buena y tan mandona, que acabó con el toro. En los medios de la plaza, le dejó la muleta en el hocico y tiró de él en una ligadísima serie con la diestra. A partir de ahí, el toro huyó despavorido a chiqueros. Una media estocada fea y tendida, dejó el premio en saludos desde el tercio.

El quinto se partió una mano y fue reemplazado por un sobrero de El Risco, noble y con la fuerza justa. Después de haber sido muy bien banderilleado por David Adalid, Morenito se aplicó en una faena sabrosa, muy ligada y llena de trincherazos y cambios de mano, tan del gusto del torero. A lo mejor habría que haber dado más sitio al toro para que durase algo más. Pero la faena fue muy intensa y pinturera. Lo malo fue la estocada muy desprendida que coronó la obra. Con esta estocada, mejor hubiera sido una vuelta al ruedo, que una oreja. Salvo este reproche, Morenito volvió a estar muy bien, con una disposición que hasta el dos de mayo, nunca le habíamos visto.

Arturo Saldívar toreó en primer lugar un sobrero de Revesado Hermanos que debía haber sido devuelto por su debilidad manifiesta. Su segundo toro, del hierro titular, tampoco tuvo mucha más fuerza. Tenía calidad en la embestida, pero con esta clase de toro, con nobleza pero flojo, es imposible conseguir la atención del público de Madrid. Lo que más se celebró de la actuación de Saldívar fue ese quite espantoso, la lopecina, o lopesina, o zapopana, o zapopina…o cómo demonios se llame…Se trata de un quite horroroso, que lo único que consigue es violentar la embestida del toro y levantar polvo. Y es que la variedad con el capote está muy bien, pero no todos los quites son bonitos, ni ajustados a la buena lidia. Y este quite en concreto es tan horripilante como los pares de banderillas al violín ¿hay algo más antitorero? A ver cuando se dejan de poner.

Cuando terminó la corrida y los toreros abandonaban el ruedo entre aplausos, la señorita con su novio, también se levantó y abandonó su localidad. Todos los presentes, miraron aquellas piernas tan bien torneadas por última vez. Y yo sentí una cierta melancolía al pensar que, seguramente, esas piernas no volveré a verlas más. Veré otras, pero no esas…


 Morenito de Aranda








Arturo Saldívar

2 comentarios:

  1. domingo eres genial.Es una delicia leerte.Un abz desde EUROTORO.

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  2. Cuando se lee de toros aprendiendo y disfrutando, entre risas y sabiduría, no se puede pedir más. Grande Domingo! Un fuerte abrazo desde Italia.

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