martes, 9 de junio de 2015

Tripletes / por Ignacio Ruiz Quintano



"...Esta resurrección del culerismo es obra del ancelottismo, ismo de la elegancia pipera, reducida a dos detalles: haber trabajado para Berlusconi y ponerse corbata para estar en el banquillo con el futuro suegro de Desiré Cordero..."

Abc

La triple corona del Barcelona es para el Real Madrid como si a San Jorge le hubieran resucitado el dragón.

El Barcelona, vehículo cultural del matasuegras socialdemócrata en España (de Vázquez Montalbán a la Colau pasando por Valdano y el obispo Sistach), era un dragón muerto, con la media lagartijera de Mourinho en el hoyo de las agujas. El 14 se le fue en blanco, y en el 15, por Reyes, despidió a Zubizarreta, responsable de los fichajes con que un entrenador que trabaja donde los albañiles gritan piropos (¡un andamio!) ha conquistado el triplete, incluido el delantero centro que muerde a los defensas y que está entre Vargas Llosa y Victor Mature, aquel galán cuyas películas se negaba a ver Groucho porque sus tetas, decía, eran más grandes que las de la heroína.

Lo español es la confusión haciendo su obra maestra, y en Berlín lo piperos culés corearon con “ooole” los pases del Barça igual que en Las Ventas los piperos del taurineo corean con “bieeen” los balonazos (barbillazos en ese pecho suyo de paloma).de Morante.

Esta resurrección del culerismo es obra del ancelottismo, ismo de la elegancia pipera, reducida a dos detalles: haber trabajado para Berlusconi y ponerse corbata para estar en el banquillo con el futuro suegro de Desiré Cordero.

Ancelotti, se nos dijo, era la paz, el domador de egos del freudismo argentino y el instructor de Camp Toccoa que en Valdebebas hacía subir todos los días a Pepe a la cima del Currahee. Sus irrelevantes estrellas del 15, la competencia y todo el antimadridismo lo adoraban.

–¡Es tan elegante!

(“¡Eres tan lindo como Pío Nono!”, le decía al mexicano Julio Torri una viuda enamorada.)

Pero el ancelottismo real es este triplete culé, que uno intuyó una noche en Valencia, cuando en el calentamiento del equipo (un rondo) conté más asistentes del entrenador que futbolistas. O sea, el programa de Garicano para Ciudadanos: muchos extranjeros con plan de puntos para la obtención de visados de trabajo.

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