lunes, 11 de abril de 2016

EL COMPROMISO / por Antolín Castro



"...Hacer la vista gorda con el tipo de toro que gusta a las figuras para practicar ese toreo anodino y falto de emoción, es otro compromiso inconfesable. Al menos, no se atreven a confesarlo..."


EL COMPROMISO

Cada cuál ha de asumir un compromiso… con lo que sea, pero un compromiso. Y así se hace, así lo hacemos. Eso sí, muy diferentes unos de otros.

En esta casa, OyT, quienes trabajamos en ella, hemos de asumir más de uno. Y lo hacemos convencidos de que eso es lo que desde fuera se nos reclama al mundo periodístico: Difundir la verdad desde la total independencia. Habrá matices, pero ese es nuestro compromiso con los aficionados para los que escribimos.

Verdad e independencia a manos llenas, eso ofrecemos a nuestros lectores. Y para defender esa verdad taurina no hay más camino que el de defender y exigir el toro íntegro y el toreo auténtico. En todo ello se basa el compromiso para poder estar colaborando en este Portal.

Cuando se entra en una plaza es para contar 
lo que sucede, no otra cosa

Claro que otros pueden tener otros compromisos, pero eso habrían de explicarlo ellos. Mirar para otro lado cuando los toros no son íntegros o cuando el toreo que se ejecuta no se hace desde la autenticidad, es también un compromiso, pero se hace más difícil explicar claramente para con quién es ese compromiso.

Defender la desaparición del tercio de varas, ya sea por activa o por pasiva, sin denunciar a dónde nos lleva eso es, sin duda, un compromiso, pero que ni se atreven a decir con quién. Hacer la vista gorda con el tipo de toro que gusta a las figuras para practicar ese toreo anodino y falto de emoción, es otro compromiso inconfesable. Al menos, no se atreven a confesarlo.

Pero es que, además, con esos toros que parecen hechos para el baile y no para la lucha en la plaza, defienden a los toreros que se ponen solamente bonitos pero que dejan las exigencias que el toreo auténtico pide en el rincón del olvido. La pierna retrasada, el pico de la muleta a destajo, son capaces de convertirlo en la panacea de lo bien hecho. Lo defienden, más a más, con el toro feble y bobo. Un compromiso doble ¿para con quién?: ni toro ni toreo. Y se quedan tan anchos.

Es más, a los toreros todas esas ventajas puede hacerles ricos ante la nula exigencia de públicos educados en la tolerancia total, en la exigencia cero, pero quienes les adulan desde sus tribunas no creo que se hagan ricos, ni que esa actitud les permita vivir en paz. Un compromiso que solo les ha de llevar a ser saludados efusivamente por las figuras y los ganaderos de turno.

El otro compromiso, además de cumplir con la verdad e independencia que le debemos a los aficionados, a los lectores, permitirá siempre poner el dedo en la llaga de lo que no se hace bien, a lo que dándole la lectura adecuada podría servir para rectificar y mejorar. 

Cierto es que está peor visto, se adquiere menos notoriedad ante los mandamases del tinglado, pero también es cierto que proporciona el saludable aprecio de quienes no se sienten engañados desde nuestras tribunas. Puede parecer poco, pero es muchísimo. No nacimos para adorar al ‘becerro de oro’, lo hicimos para defender la verdad, la justicia y la libertad.

Si todos los días tuviera que defender esos toros y esos toreros que todos conocemos y que están en la cresta de ola, ¿dónde estaría mi independencia y mi libertad? Cierto que cada uno se compromete con lo que quiere, pero hay diferencias… y el aficionado lo sabe. Decidido, yo no cambio. Seguiré con el compromiso de OyT.

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