"...Decía Amado Nervo que el miedo no es más que un deseo al revés; esa frase tiene su expresión más ajustada en la relación que el Barça triunfante, el mejor Barça de la historia, el Barça del gran Leo Messi, el Barça arrollador, ese Barça que se pasea por Europa, sigue manteniendo pese a todo con el Real Madrid..."
El mejor
2 de Abril de 2016
Toni Freixa, uno de los cuatro candidatos independentistas que tuvo el Barça en las elecciones del pasado mes de julio, acaba de afirmar que el 0-4 de la ida en el estadio Santiago Bernabéu demostró quién es el mejor. No es cierto. Lo que demostró esa paliza histórica que, con lágrimas en los ojos, me vi obligado a relatar aquí mismo, es que aquel día el Fútbol Club Barcelona estuvo mucho mejor que el Real Madrid, que no compareció, pero el mejor sigue siendo el equipo blanco, y ahí está al alcance de cualquiera, por ejemplo, el ranking de la UEFA. El Real Madrid no es sólo el líder de dicha clasificación en la actualidad sino que también lo fue la temporada anterior, la del triplete culé, y la 2013-2014. Aquel día, ese 21 de noviembre de 2015, el Barcelona fue infinitamente superior, pero el Real Madrid (y no hay más que echarle un rápido vistazo al resto de clasificaciones, y no sólo las deportivas) sigue estando por delante de los culés. Lo que sí demostró aquel 0-4 es que el Barça derrotó ese día, y con solvencia además, al mejor, que es el Real Madrid. Otro título para los culés.
Decía Amado Nervo que el miedo no es más que un deseo al revés; esa frase tiene su expresión más ajustada en la relación que el Barça triunfante, el mejor Barça de la historia, el Barça del gran Leo Messi, el Barça arrollador, ese Barça que se pasea por Europa, sigue manteniendo pese a todo con el Real Madrid. Parafraseando a Nervo, bien podría decirse que, en el fondo, lo que traslucen las faltas de respeto de Piqué a Florentino Pérez, los insultos de Xavi dirigidos hacia Cristiano, la referencia al franquismo que hizo un vicepresidente culé o la provocación de Freixa, no es más que el miedo disfrazado por ese íntimo deseo colectivo frustrado de parecerse al mejor. Y, aunque he de confesar que a mí me pone nervioso, el silencio madridista ante tanta provocación y tanto insulto, ese fustigar al Barça con el látigo de la indiferencia, denota refinamiento intelectual y un poso de superioridad moral. La diferencia esencial entre uno y otro es que mientras desde el Barça no paran de decir que son los mejores, en el Real Madrid se sienten los mejores.
Así que, desde el punto de vista culé, el miedo al mejor reviste unas veces este simple-complejo partido de fútbol en una oda al secesionismo, otras en un pulso entre el bien y el mal y otras, como la de hoy, en un homenaje a Johan Cruyff. El Barça dice que es tan superior que incluso se permite el lujo de recibir en su estadio al diez veces campeón de Europa planteando el partido como un rondito. El complejo del Barça es tan hondo que festeja las boberías de Piqué como si se trataran de una Champions. Y Zidane, que fue cocinero antes que fraile y que detecta el miedo que pasa por debajo del radar de una persona normal, a la chanza responde con una sonrisa, dice que piensa dormir como un lirón y se muestra feliz por poder debutar como entrenador en el Camp Nou e intentar demostrar que el mejor, que seguirá siendo el Real Madrid, también puede serlo hoy en otro partido de fútbol.
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