lunes, 3 de octubre de 2016

El problema del Real Madrid se llama Atlético de Madrid / por Juan Manuel Rodríguez


"...No quiero ni pensar qué pasará si Zidane no logra convencer a sus jugadores de que tienen que salir con tensión antes de que visiten el Calderón en noviembre o el Camp Nou a primeros de diciembre..."


El problema del Real Madrid se llama Atlético de Madrid

Del mismo modo que el Real Madrid no iba a ganar la Liga después de los iniciales despistes de Atlético de Madrid y Barça, tampoco la tiene perdida ahora tras sus tres empates (dos en casa y uno fuera) ante equipos muy inferiores. Pero mientras que el primer empate fue un traspiés, el segundo ante Las Palmas fue un síntoma y el tercero, el de ayer ante el Eibar, es un verdadero problema. Zidane denunció la ausencia de tensión de sus jugadores ante el Villarreal... y salió sin tensión ante Las Palmas; volvió a denunciarlo otra vez más y ayer volvió a salir sin tensión. Una de dos, o a Zidane no le hacen caso o es de todo punto imposible que estos jugadores salgan tensionados al campo. En cualquiera de los casos, ya sea porque a Zidane no le hacen caso o porque los veinticuatro carecen del gen necesario para meter la pierna siempre y en cualquier circunstancia, sin mirar de reojo el rival o la competición de que se trate, el Real Madrid tiene un problema.

El problema de este Real Madrid (como el del Barça) que sale sin tensión al campo, mirando de soslayo al rival, como si los goles fueran a acabar llegando tarde o temprano, se llama Atlético de Madrid. El Atleti tuvo dos despistes al principio pero ha vuelto a coger el carril bueno, el suyo, el carril al que nos tiene acostumbrados desde hace cinco años, el de la tensión desde el primer hasta el último minuto de juego. Cuando de un equipo o un futbolista se destaca su virtuosismo uno tiende a pensar rápidamente en un regate, un amago, un pase al espacio, una maniobra espectacular, una chilena... El virtuosismo del Atleti entrenado por Simeone, que nunca desfallece, consiste en todo lo anteriormente expuesto (¿o es que acaso Griezmann, Gameiro, Carrasco, Filipe Luis o Correa no tienen sobradísima calidad técnica individual?) y, sumado a ello, que se toman cada partido como si se tratase de la Batalla de las Termópilas independientemente del campo al que vayan o el rival con el que les toque enfrentarse ese día.

El carajal del Barça ante el Celta de Vigo en la primera parte tampoco es consuelo para el Real Madrid porque, de no ser por la boutade de Ter Stegen, incluso ayer habrían sacado los culés un empate de un partido que se fueron perdiendo por 3-0 (¡3-0!) al descanso. Aún perdiendo, el Barça demostró en la segunda mitad que está vivo y, sobre todo, que cuando no está Messi sobre el campo tiene otro líder en la figura (gigantesca ayer) de Piqué, que a puntito estuvo de marcar un hat trick. El resúmen de lo publicado es el siguiente: el Real Madrid ha dilapidado al menos 4 puntos (demos por bueno el primer empate ante el Villarreal en casa) ante Las Palmas y Eibar. El Atlético de Madrid, que ha empatado tres partidos de siete, es líder, mientras que el Barça, que ya ha perdido dos, está sólo a 2 puntos. No quiero ni pensar qué pasará si Zidane no logra convencer a sus jugadores de que tienen que salir con tensión antes de que visiten el Calderón en noviembre o el Camp Nou a primeros de diciembre.

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