Curro Díaz y José Garrido, en el ring de Caja Mágica - Isabel Permuy
Curro Díaz y José Garrido, «revancha contra el destino» en el combate de Resurrección en Las Ventas
Los dos matadores se ven las caras en el ring de la Caja Mágica antes de su mano a mano el 16 de abril
No se calzaron los guantes, pero se miraron de tú a tú. Curro Díaz y José Garrido se vieron las caras en el ring de la Caja Mágica antes de su duelo el Domingo de Resurrección en Las Ventas. El 16 de abril se anuncia «la revancha contra el destino», como calificó el empresario Simón Casas el encuentro entre ambos matadores, protagonistas de una tarde de heroicidad y épica el pasado 1 de octubre en la Feria de Otoño. «Mientras presenciaba aquella corrida tan complicada y apasionante, pensé: “Si soy empresario de Madrid, montaré este mano a mano”», manifestó el productor venteño durante la puesta en escena del evento.
Dicho y hecho. El cartel ya está en la calle: a la derecha, la veteranía de Curro Díaz (Linares, 1974); a la izquierda, José Garrido (Badajoz, 1993). No es el llamado «combate del siglo» de Mayweather y Pacquiao: es el combate de Resurrección. Una pelea contra aquella tarde otoñal con olor a cloroformo y en busca ahora de un triunfo de Puerta Grande. «No quiero verlo salir a hombros y yo andando... Me gustaría que los dos saliésemos a hombros, pero yo con más orejas...», espetó con un guiño a la rivalidad el extremeño. «Más allá de los trofeos, los dos queremos torear bien y que la afición salga de la plaza hablando de nosotros», añadió.
Por su parte, Díaz comentó: «No le voy a regalar el oído a José, pero le respeto y admiro. Es un tío, y así se lo dije cuando salió de la enfermería para matar al sexto de la corrida, en la que nos íbamos ganando a volteretas...» Esa entrega se ensalzó durante un acto conducido por Matías Prats júnior, que comenzó evocando el titular de ABC de dicha jornada: «Heroicos Curro Díaz y Garrido en una dramática corrida».
«Se lo pido a Dios»
Entonces saltó al ruedo un difícil encierro de Puerto de San Lorenzo; en esta ocasión, se lidiará uno de Montealto. «Vengo responsabilizado y preocupado. La gente me espera, nunca me han devuelto un toro en Madrid. Como tropiece, me pondrá la cruz», comentó el ganadero Agustín Montes. ¿Su sueño? «Si yo estuviese dentro de los toros, estos dos salían a hombros. Todas las noches se lo pido a Dios».
Ningún artista quiere que un toro le ponga contra las cuerdas; su deseo es que «se muevan con clase». No hubo sentencias entre los rivales al estilo Muhammad –«si en tus sueños me golpeas, será mejor que despiertes y te disculpes» o «soy el más grande»–. «Los toreros tenemos que hablar delante del toro», subrayó Díaz. El gran lema ya lo había puesto Casas: «Revancha contra el destino».
Su apuesta fue de doble triunfo: «Vais a abrir la Puerta Grande los dos», les dijo sonriente sobre el cuadrilátero. Y remató con un canto a la Fiesta: «Somos cultura no solo por Lorca o Picasso, sino porque a la salida de una plaza un espectador es más culto. La esencia de la tauromaquia, un arte, transmite valores universales y trascendentales».
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