lunes, 22 de mayo de 2017

Si es usted madridista, diga 33 / por Ignacio Ruiz Quintano


Lo que va de 2012...


Desde la de los records con Mourinho, cuatro Ligas ha dejado de ganar el Madrid: la primera por huelga de la plantilla; la segunda y la tercera por holganza del entrenador; y la cuarta por holganza de la plantilla. Son cosas que suceden cuando no se necesita ser campeón para jugar la Liga de Campeones.


Si es usted madridista, diga 33

Abc
El resultado ideal en Málaga hubiera sido el empate, y no lo digo porque uno, siendo de Burgos, nunca olvidó el empate a cero de un Hércules-Burgos (a los dos les valía para mantener la categoría) de hace ahora 39 años, que fue una fiesta de la cortesía, como las guerras en el Renacimiento, cuando los generales de ambos ejércitos contaban los efectivos del enemigo y decidían a ojo quién merecía la victoria, sin pelear.

El empate le valía a Míchel, entrenador del Málaga, que no perdía (en el fútbol el único deshonor es la derrota). Y le valía al Madrid, que ganaba la Liga. Y le valía al Málaga, que se encontraba con un millón de euros por la cláusula de Isco, poniendo el listón muy alto para los camellos de las primas a terceros.

En realidad, lo único que en Málaga estaba en juego era si Míchel podría entrenar al Madrid… cuando Zidane falte.

En su día, y sólo Dios sabe cómo, Valdano le quitó dos Ligas al Madrid en Tenerife, si bien tuvo la vista de hacerlo con una frase de camiseta que sedujo a Mendoza: “Algún día me gustaría darle al Madrid lo que le he quitado”. Ese día nunca llegó, pero Valdano, durante un tiempo, anduvo por el Madrid como Pedro por su casa. De hecho, la mayor machada de Florentino Pérez fue ganar las elecciones yendo con Valdano.

¡Darle al Madrid lo que se le ha quitado!

¿Podría Míchel, el “Agonías”, aspirar al banquillo del Bernabéu, de haberle quitado, ayer, al Madrid lo que, ganando hace poco al Barcelona, le había dado?

Míchel, además, fue siempre un tío de poner (bananos en el área), no de quitar (ni siquiera se quitó en el córner de Valderrama), si pasamos por alto la vez que en el Bernabéu, contra el Español, harto de los pitos del público, se quitó de en medio.

–Tendríamos que dejar de ganar la Liga, para que sepan lo que vale –fue el comentario de Míchel dirigido a los piperos, cuando a los piperos todavía no se los había inventado Hughes.

Desde la de los records con Mourinho, cuatro Ligas ha dejado de ganar el Madrid: la primera por huelga de la plantilla; la segunda y la tercera por holganza del entrenador; y la cuarta por holganza de la plantilla. Son cosas que suceden cuando no se necesita ser campeón para jugar la Liga de Campeones.

Con cuatro Ligas consecutivas se hizo Cruyff una leyenda, y en realidad sólo ganó la primera, porque luego vinieron la del penalti de Djukic y las dos de Tenerife que para el madridismo llevan los nombres de García de Loza y Gracia Redondo.

–El miércoles anterior al partido, de madrugada, me llamó Míchel para contarme que a Milla le había llamado esa misma noche desde Barcelona un ex compañero del Barça para ofrecerle treinta millones de pesetas por provocar dos tarjetas amarillas y la expulsión.

Si serían de presumidos los culés que creían que el futbolista decisivo del Madrid era Milla. Mas ése es el recuerdo del primer partido en Tenerife que relata Mendoza en sus memorias.

Pero ahora hay que hablar del Florentinato, que ha roto en Zidanato.

El zidanismo es un estado de felicidad casi epicúrea, que consiste en “estar de p… madre” en medio de una sociedad simpática y comiendo únicamente pan seco, como mandaba el maestro, más queso en días festivos.

El resultado ideal en Málaga hubiera sido el empate, pero al Madrid le hacía tanta falta esta Liga que no se pudo aguantar.

Así que, si es usted madridista, diga 33, que es su número de Ligas. Y el del frémito vocal. ¡Es la hora de los rapsodas vestidos de gitanas!



EL MUNDO DE ISCO

El partido lo hizo Modric (“¡mira que fichar a Modric, pudiendo fichar a Cazorlita!”, fue una antigua pena pipera), pero el detalle del partido esta vez no lo tuvo Ramos, sino Isco, que estaba en su pueblo y que va a llegar a Cardiff hecho un Cristo de Velázquez cabreado, como describiera Ruano el genio de Lola Flores, la Faraona. Isco no es lo que se dice un faraón, pero con su detalle (pase muy de Laudrup a Cristiano en el primer gol) salió del campo con más piropos que Amparo Muñoz, quien, sin embargo, tenía mejores andares. Es el mundo de Isco, que le trae suerte a este Real Madrid. Ramos se quedó sin “detalle histórico”, aunque, a cambio, su compadre Talavante hizo el otro día con “Butanero” (nada que ver con García) en Las Ventas su mejor faena como matador. Enhorabuena a todo el mundo.

...a 2017

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