domingo, 9 de julio de 2017

4ª de San Fermín en Pamplona. La cogida de Gonzalo Caballero y la oreja que cortó Pepe Moral del más defendible quinto toro de José Escolar, compensaron un espectáculo aburrido e infumable / por J.A. del Moral .



Tarde de toros-toros en cuanto a presencia y gran trapío que no por el juego que dieron salvo el quinto que salvó el honor del ganadero. Un noble animal que Pepe Moral tardó en descubrir hasta lograr lo mejor de la tarde con la muleta y conseguir el único trofeo del por lo demás aburrido festejo en el que lo peor se lo llevó Eugenio de Mora que tuvo que matar tres toros y lo más de lamentar, Gonzalo Caballero que fue cogido y recogido dramáticamente por el tercero al entrarlo a matar, lo que no le impidió terminar con el toro con el descabello, pasando por su pie a la enfermería donde fue atendido de una cornada en el glúteo. Mediada la nublada tarde, empezó a llover dejando a medias los llenos tendidos.

La cogida de Gonzalo Caballero y la oreja que cortó Pepe Moral del más defendible quinto toro de José Escolar, compensaron un espectáculo aburrido e infumable

J.A. del Moral · 09/07/2017
Plaza de toros de Pamplona. Sábado 8 de julio de 2017. Cuarta de feria. Tarde nublada y amenazante con lluvia a partir de la lidia del cuarto toro. Lleno.

Seis toros de José Escolar Gil, de gran presencia y espectacular trapío. Dieron mal juego en distintos grados de manejabilidad salvo el quinto que resultó noble. Apenas aprovechable el primero por el lado derecho y criminal por el izquierdo el primero. Descastado y deslucido el segundo que terminó echándose. Difícil el muy serio tercero. Áspero y al final manejable por el lado derecho el cuarto. Y peligrosísimo el sexto.

Eugenio de Mora (blanco y oro): Pinchazo, estocada y descabello, silencio ruidoso. Estocada trasera, leve petición con saludos. Estocada caída muy habilidosa, palmas de despedida. 
Pepe Moral (tabaco y oro): Dos pinchazos y cinco descabellos, silencio ruidoso. Metisaca accidental y estocada casi entera, aviso y oreja.
Gonzalo Caballero (blanco y plata): Pinchazo, estocada resultando cogido y herido hasta terminar con el toro de tres descabellos, ovación mientras pasó por su pie a la enfermería donde fue atendido de una cornada en el glúteo.

Fue una corrida difícil de ver y de aguantar porque, salvo en los momentos dramáticos de la cogida que sufrió Gonzalo Caballero al entrar a matar al tercero toro y la tardía buena faena, sobre todo cuando toreó por naturales, de Pepe Moral con el quinto, logrando el único trofeo del festejo, lo demás fue una prolija sucesión de nada brillantes aunque meritorios esfuerzos de la terna en sus baldías intenciones de sacar el mayor partido posible de unas reses que solo brillaron por su gran presencia y espectacular trapío.


La gente y no pocos “especialistas” en lo que se ha dado en llamar encierrología habían apostado por el juego que podría dar el cuarto toro que fue el que se quedó solo en el encierro tras salir de los corrales a donde volvió, entrando y saliendo antes de recorrer el trayecto hasta llegar a la plaza gracias a los bueyes y a los pastores. Siempre se hacen apuestas con los toros que se salen de la manada o con los que hieren a varios corredores. Y es verdad que muchos de estos terminaron siendo nobles y posibles en la lidia. No fue el caso del áspero cuarto con el que Eugenio de Mora anduvo muy por encima de su mala condición hasta conseguir que le pasara por el lado derecho al final de su faena. Muy mala suerte tuvo ayer el de Mora de Toledo, ya en su vigésima temporada como matador de toros. Veinte años de lucha sin desmayo y sin perder la moral tienen indudable mérito y más conservase físicamente como podemos comprobar cada vez que le vemos – menos de lo que Eugenio quisiera – en las ocasiones que se le presentan. Por la cogida de Gonzalo Caballero, ayer tuvo que enfrentarse al sexto toro que fue el peor de los peores. Un animal peligrosísimo de imposible lucimiento al que mató con gran habilidad de una solitaria estocada tras pasarlas muy mal.


Pepe Moral llegó a Pamplona con el grato recuerdo de su triunfo con los toros de Miura en la pasada feria de Sevilla. Torero de gran corte clásico, bien aprendido mientras vivió su gran mentor, Manolo Cortés. Le hubiera gustado al de Gines ver triunfar a su pupilo, tanto en Sevilla como ayer en Pamplona, en cuya plaza actuó tantísimas veces, incluso en sus postreros años de decadencia, siempre protegido por los hermanos Ríos Mozo, quienes también gozaron de gran amistad y confianza con los miembros de la Comisión Taurina de la Casa de la Misericordia. Tiempos ya lejanos en los que los mozos de las peñas le cantaban cada vez que hacia el paseíllo, “¡Qué guapo estás Manolo, Manooolo, Manooolo que guapo estás¡”…

Me da pena recordar aquellas peñas que improvisaban cánticos según quien actuara cada tarde y no como últimamente que no salen del consabido “El Rey” y del no menos archirrepetido de “la Chica ye-ye”… Al menos entonces, las peñas compensaban con su humor las corridas aburridas taurinamente hablando.


La en su mayoría mala corrida de ayer, también se salvó en parte como consecuencia de la dramática cogida que padeció el joven y siempre muy serio Gonzalo Caballero. Lo lamentamos sinceramente. Como también lamentamos los intentos de algunos colegas en defender como fuera y como fuese una corrida de toros que, para la mayoría, fue para olvidar.


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