martes, 22 de agosto de 2017

MORANTE Y LA PICASSIANA / por Antolín Castro


El siglo XXI, al parecer, está en este tipo de espectáculo. Prefiero el XX


MORANTE Y LA PICASSIANA

Antolín Castro
Seguramente, y en breves fechas, se han puesto de acuerdo las ideas. De la repentina marcha de Morante de la Puebla a la corrida Picassiana en Málaga no ha transcurrido ni una semana.

‘Crisol’ le llaman al espectáculo montado en Málaga: música, cante por lo flamenco y lo clásico, y en el ruedo un lío de vestimentas, cada uno como quiso. Pero toros no había, sólo un montón de inválidos, aunque resulte que esos son los válidos para este espectáculo que, al decir de algunos, son el futuro de la fiesta.

Y con ese material, nos referimos a los toros, Ponce nos regaló, casi hasta patentó, el modelo de lo que será la fiesta que algunos ven como la buena. O lo que es lo mismo, lo que reivindicaba Morante en el momento de sus adiós. O salen toros escurridos, con las fuerzas justas, o injustas, para hacerles docenas de virguerías o esto no tiene solución… dicen.

Pues va a ser que esto no tiene solución. Media plaza acudió a ver por dónde les camelaban más, por lo que pasa en el ruedo o por lo que se oía desde el escenario. A nosotros nos hubiera gustado que hubiera sido por separado. De ese modo nos habría gustado lo musical por lo menos. Sin toro, aunque eso parezca lo que sale por toriles, no hay toreo, se pongan como se pongan algunos.

Realizar una composición poética y estética no es el toreo. El toreo nace de la emoción y del riesgo y, en último lugar, las formas del torero. Hemos dicho en último lugar, nunca antes. 

Preciosistas al margen, esto no puede ser una pasarela de modelos, ni de vestimentas, ni de posturas. Esto es más serio, y a través de la pasarela sólo han de salir toros íntegros, con fuerzas suficientes como para defenderse y no para que los defiendan; también toreros valientes cuya primera virtud sea la de someter el torrente de fiereza y sangre brava que acumula el bovino y, posteriormente, lucirse a partir de un toreo auténtico.

Morante y Ponce, Conde merece un tratamiento diferente, beben en el mismo manantial de ese querer un toro cuanto más pequeño y tontorrón mejor, y a ser posible con las fuerzas justas. Ya los sujetarán ellos con su técnica aprendida a lo largo de muchísimos años y de matados muchísimos toros así. 

Lo que reclamaba Morante se escenificó a la perfección por Ponce en la Picassiana. Aduladores al margen, eso no es la Fiesta que hay que defender. El Toro ha de ser el protagonista, pero no ese tipo de toro que indultaron por ser máximo colaborador. A los toros hay que indultarlos por otros méritos, ¿verdad Cobradiezmos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario