martes, 5 de septiembre de 2017

VENEZUELA. TOVAR 2017: CORRIDAS Y COYUNTURA / por Eduardo Soto

Cartel Inaugural del Coliseo El Llano de Tovar
25 Años de Torerías al Pie de la Galera

Cuando se aproxima la Feria de Nuestra Señora de Regla, no cesa la polémica sobre si acudir a las corridas del coso tovareño o si se debiera concretar a su aspecto religioso, en memoria de los que inmolaron sus vidas haciendo frente al brutal accionar del régimen y como muestra de solidaridad con los detenidos, a quienes conculcaron su libertad de manera arbitraria y también con los heridos, los cuales han tenido que ser atendidos subrepticiamente para evitar el feroz zarpazo represivo.



TOVAR 2017: CORRIDAS Y COYUNTURA 

Eduardo Soto Álvarez
Ex Embajador de Venezuela
Cuando se aproxima la Feria de Nuestra Señora de Regla, no cesa la polémica sobre si acudir a las corridas del coso tovareño o si se debiera concretar a su aspecto religioso, en memoria de los que inmolaron sus vidas haciendo frente al brutal accionar del régimen y como muestra de solidaridad con los detenidos, a quienes conculcaron su libertad de manera arbitraria y también con los heridos, los cuales han tenido que ser atendidos subrepticiamente para evitar el feroz zarpazo represivo.

Todos reconocemos el coraje de quienes se atreven a montar espectáculos taurinos en la presente coyuntura, pero ninguno deriva su sustento de esas actividades y lo hacen por afición digna de admirar, aunque por supuesto nadie busca tampoco perder dinero.

Algunos puede que tengan conexiones que le permitan cierto alivio crematístico; otros son insospechables y asumen riesgos basados en su trayectoria, su solvencia y su sólido prestigio en todo el orbe taurino.

El aficionado no es un fanático, como los que adversan la Fiesta Brava, quienes quieren imponer su criterio a rajatabla. Al no ser fanático, es capaz de razonar, no puede caer en posiciones extremas, ni anteponer siempre los toros, a otras consideraciones tanto o más importantes.

Las distintas ferias producen impresiones contrastantes, unas tiene claro regusto chavistoide para desvirtuar el espíritu cívico de un pueblo y mancillar su tradición taurina; pero hay otros casos en que revisten un definido carácter reivindicativo, sin trastiendas gobierneras.

No deberíamos permitir que el régimen pueda utilizar una tradición centenaria para fines políticos y manipular la afición a favor de sus despropósitos, pues no son descartables acciones de cualquier naturaleza, con tal que atraigan público al Coliseo.

He podido leer algunas opiniones que provienen de taurinos de mucho fuste, cuyas juiciosas opiniones siempre he considerado muy valiosas, pero que esta vez abogan por la celebración de espectáculos taurinos en Tovar, con argumentación de corte artificiosos y efectistas. 

Señalan que las corridas no debe mezclase con la religión ni la política; pero lo cierto es que todo tiene su contexto y no pueden celebrarse en el vacío. Desde sus albores la religión ha estado presente en la Fiesta Brava, pues los españoles, de quienes heredamos la afición, llegaron con la espada, la cruz y los toros. Casi todas las ferias tienen nombres religiosos, todos los cosos tiene su capilla y casi todos los toreros hacen allí sus preces antes de arriesgarse en la arena. En muchas de nuestras plazas, los festejos se inician con el paseo de la Patrona, siempre la primera en dar la vuelta al ruedo a hombros de sus cofrades y somos el único país en el mundo que se da el lujo de tener un Cardenal torero.

Por otra parte, los públicos taurinos no pueden hacer abstracción de la política, menos actualmente cuando casi todos sufrimos sus perniciosos efectos en la mayoría de nuestras actividades cotidianas; también más de una vez lo hemos presenciado corear espontáneamente consignas políticas, ahora de lo que se trata es impedir su manipulación por el nefando régimen. 

La tradición taurina tovareña no se hubiese empañado, en modo alguno, si no hay corridas este año, antes bien se hubiera enaltecido; como tampoco perdió lustre el ferial merideño cuando se suspendió hace unos años, por circunstancias quizás no tan acuciantes como las actuales.

El derecho a opinar es intocable, aunque no se esté de acuerdo; pero habría que señalar, con todo respeto, pues no deja de ser reconfortante, que ninguno de los que han escrito a favor de celebrar corridas este año en la Sultana del Mocotíes sea tovareño.

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