sábado, 23 de junio de 2018

Los políticos ignoran el toreo / Por Paco Mora



¡Ay si los aficionados utilizáramos nuestros votos en consecuencia con esa realidad! Quizás otro gallo nos cantaría…

Los políticos ignoran el toreo

Paco Mora
No tenemos ningún derecho a engañarnos a nosotros mismos. El hecho de que Pedro Sánchez nos haya obsequiado con dos ministros seguidos animalistas y enemigos del toreo es pura casualidad. ¿Acaso hay alguien tan ingenuo que crea que un hombre que ha vivido, dormido, soñado y despertado obsesionado con ser presidente del Gobierno de España, durante años, valora si al ministro de Cultura y Deporte que nombra, en su primer Ejecutivo, le gusta la Fiesta o se la trae al pairo? Sería una necedad creer que Sánchez ha perdido siquiera cinco minutos de su valioso tiempo en pensar sobre el particular. Recordemos -conviene tener buena memoria- que recién nombrado Secretario General del PSOE una de sus primeras decisiones fue llamar por teléfono al programa de El Mermelada para dejar claro que ni había pisado nunca una plaza de toros ni la pisaría jamás.

Va siendo hora de que dejemos de perder el tiempo intentando que los mandatarios políticos, sean del color que sean, tengan en cuenta la fiesta de los toros en ninguno de sus aspectos. Lo único que les interesa del toreo es el maldito parné que les cae en las arcas de Hacienda, procedente del mismo, por la vía impositiva. Y ello tanto en lo que afecta a las empresas, a los ganaderos como a los toreros. Pero eso ha sido así tanto en los tiempos de la dictadura como después con la democracia, y se sentara en la poltrona un ucedero, un socialero o un pepero. Buenas palabras, todas. Salir en la foto, cuando convenga. Dejarse querer, siempre que se acerquen las elecciones. Pero después… si te he visto no me acuerdo. Toda la atención que los partidos le han prometido al toreo antes de alcanzar el poder, cuando han llegado a la Moncloa ha quedado en agua de borrajas.

Así es que ya me dirán ustedes si puede importarnos mucho si a Màxim o a Guirao les gusta el toreo, el chinchirrinete o jugar a la peonza. Y a la recíproca, los políticos ignoran la Fiesta más nacional de todas las fiestas. ¡Ay si los aficionados utilizáramos nuestros votos en consecuencia con esa realidad! Quizás otro gallo nos cantaría…

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