Pedro Sánchez y Pablo Sebastián |
El doctor Sánchez estafó a la Universidad y a la sociedad española haciendo pasar por tesis doctoral un complot de plagios, ‘idées reçues’ y hojarasca con y sin comillas
Arcadi Espada (R).- Ni siquiera hace falta que dimita. Basta con que cada vez que suba a la tribunal del Congreso, Albert Rivera se refiera a él, respetuosamente, en las términos canónicos: “Doctor Sánchez, sus proyectos para España…” Y digo Rivera, porque Pablo Casado ha decidido no hacerse sangre.
La lectura y cotejo de la tesis que ha publicado hoy el diario Abc tienen la consistencia de un hecho. No es opinable.
El doctor Sánchez estafó a la Universidad y a la sociedad española haciendo pasar por tesis doctoral un complot de plagios, idées reçues y hojarasca con y sin comillas. A él le compete la vergüenza primordial y debe abandonar la vida política; pero el tribunal que la juzgó y premió cum laude debe abandonar la vida académica. La corrupción del conocimiento en España es profunda y la peor. Y supone la gran diferencia en términos comparativos con la moralidad pública europea.
La estafa del doctor Sánchez es directamente económica. Una tesis doctoral no es un máster, ni un curso más o menos decorativo. La tesis doctoral supone instalar a su autor en un escalafón donde la vida se ve con una comodidad envidiable. Y para siempre. Por lo demás la sorpresa debe de ser relativa. Como me recordaba esta mañana Jorge Bustos, el doctor Sánchez llegó a la presidencia del Gobierno invocando la falta de ética, personal, personalísima del presidente Rajoy. La falta de escrúpulos que le llevó a aceptar los votos de un prófugo de la Justicia para ser presidente es la misma que puso, negro sobre blanco, en su tesis. La muy citada fama de Quincey: uno empieza asesinando y acaba por no ayudar a cruzar la calle a las viejecitas.
*Escritor y articulista de El Mundo
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