viernes, 26 de octubre de 2018

Victorino, el gran defensor del toreo / Por Juan Miguel Núñez Batlles



Victorino y Frank Cuesta han tenido una confrontación dialéctica minuciosamente preparada por un periodista del diario El Mundo. Un periodista no especializado, profesional de la información generalista, para no viciar el contexto.

Victorino, el gran defensor del toreo

Juan Miguel Núñez Batlles
Triunfa Victorino Martín como defensor de la causa taurina. Porque el argumento de su mensaje es claro y sincero, contundente y absolutamente necesario. Es Victorino el mejor adalid para reivindicar el toreo en la sociedad actual. 

Y digo esto con un reconocimiento atrasado, porque aún sin dejar de creer en él como ganadero de primera fila, sin embargo, no terminaba de verlo al frente de la Fundación del Toro de Lidia, con los vaivenes que se han dado en entidades parecidas en ensayos anteriores. 

Fueron muchos los pretendientes a abogados defensores de algo tan fácil de amar como es el toreo, no obstante, sin saber manejar el discurso apropiado.

Por eso ahora me parece admirable lo de este Victorino, que heredó también de su padre algo fundamental para salir adelante en todas las situaciones por difíciles que se presenten, como es el tesón, el esfuerzo y la entrega sin reservas. 

Victorino  se sale con la suya, y triunfa, con la verdad. No cabe mayor contundencia en su victoria. Porque tiene un juicio muy válido y capacidad para apreciar y distinguir lo bueno de lo otro. Y sabe estar, sin perder los papeles: irrebatible y siempre con muy buena compostura.

Sus tesis o conclusiones son indestructibles, porque además de estar formado, muy bien formado, en la cultura del toro, tiene el ingenio y la listeza que heredó de su padre. Y menudo fue su padre, que estuvo siempre muy encima de él para iluminarle los caminos rectos de la vida. Todo sobre la base del trabajo y con el complemento de los estudios universitarios que el progenitor no pudo tener. 

Por eso el hijo de aquel gran Victorino está al día de las exigencias sociales y de todo tipo que directamente guardan relación con el toreo, y que incluyen cultura e historia, ocio y costumbres, gastronomía, economía y hasta principios morales del mundo actual.

Y con ese bagaje -yo diría incluso que con más, pues siempre lleva en la reserva, por si fuera necesario- se ha ido Victorino a hacerle frente a uno de esos mal llamados animalistas, a quienes mueve el convencimiento de unas tesis que no hay por dónde coger.

Frank Cuesta se llama el hombre en cuestión. Y qué pena. Se trata de un aventurero más en busca de una razón imposible.

La cosa vino cuando el tal Cuesta se enfrascó en un proyecto antitaurino que está tratando de vender en una canal de televisión un sentimiento en contra de nuestras corridas de toros.

Victorino y Cuesta han tenido una confrontación dialéctica minuciosamente preparada por un periodista del diario El Mundo. Un periodista no especializado, profesional de la información generalista, para no viciar el contexto.

Un buen periodista, Eduardo Fernández, que los puso en suerte, uno frente a otro, y les dejó hablar. ¡Se dijeron de todo!

Y qué hábil y aplastante estuvo Victorino, en sus propias exposiciones y en las réplicas. 

Cuesta no supo por dónde se andaba en el debate. 

Victorino habló y contrarrestó, explicando lo que es el indulto de un toro y urgó en la hipocresía del maltrato a los animales domésticos haciendo hincapié en el cinismo que oculta lo que no ve la gente en los mataderos, tan necesario para alimentar a la especie humana.

Hizo hincapié el ganadero en los privilegios del toro bravo, que hasta tiene la potestad de poder matar al torero. 

Y manejó con mucha soltura las cifras oficiales de asistencia a las Plazas de Toros, dejando claro que este tema se presta a la confusión por el uso equivocado e interesado que hacen los antitaurinos de los números, ya que no debe haber discusión al reconocer que el toreo es el segundo espectáculo de masas en España con notable diferencia sobre el tercero.

Muy bien el ganadero que preside la Fundación del Toro de Lidia, que hasta se explayó en una advertencia expresada hace menos de un mes a la izquierda radical, cuando Pablo Iglesias, de Podemos, anunció la intención de hacer un referéndum sobre los toros, sin importarle -dijo Victorino- el hecho de que la tauromaquia es una expresión cultural de extraordinaria relevancia. 

De Victorino Martín García y sus argumentos debemos tener ahora un perfecto manual para defendernos de ataques como los de este Frank Cuesta y los de Pablo Iglesias y algunos de sus correligionarios. Y digo intencionadamente lo de algunos, pues no son todos: en la izquierda hay mucha, mucha gente que ama y defiende también el espectáculo de la corrida como algo extraordinariamente intrínseco del pueblo español. 

Que vayan tomando nota.  

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