miércoles, 12 de diciembre de 2018

El toro entra en la escena política / por Álvaro R. Moral



Las desafortunadas declaraciones de la ministra de Transición Ecológica –aboga por la prohibición de los toros y la caza- han ido parejas a la reivindicación de la Tauromaquia por la cúpula del PP después de comprobar el papel más o menos determinante que podría haber jugado en el auge de VOX.

El toro entra en la escena política

Álvaro R. Moral

DE LA MARISMA A LA MESETA

El toro se ha colado en la política. O quizá sea al revés. El caso es que el tótem ibérico por excelencia ha vuelto a encampanarse con rotundidad en los riscos de Despeñaperros después de las elecciones andaluzas. También lo ha hecho al socaire de las desafortunadas declaraciones de cierta ministra que se ha pasado por el forro la legalidad, la vigencia histórica y el arraigo social de una actividad que, además, constituye una promesa de ecología que nada tiene que ver con el culto al mascotismo. El toro galopará pronto por la meseta –reivindicado por unos, denostado por otros- convirtiéndose en estandarte insospechado de esa ancestral cultura de valores agrarios que ha alzado su voz para decirle a la grey política más profesionalizada que con las cosas de comer no se juega. Hay mucha tela que cortar: VOX, esa fuerza emergente que está poniendo de los nervios a esos que usted sabe, enarboló la bandera de la caza y los toros ante la impasibilidad del tronco del que se desgajó, que a costa de colocarse en el centro sólo ha conseguido ponerse de perfil. Sí, hablamos del PP. Casado, que ha echado sus barbas a remojar, podría haber tomado buena nota. Ahora maneja y proclama cifras y datos que reivindican la importancia económica de la Tauromaquia. Le contestamos con dos refranes: “nunca es tarde si la dicha es buena”. Pero también con ese “a buenas horas, mangas verdes”. Es lo que tiene intentar pescar votos entre los que nunca te darán su apoyo; como hacer misas para los que nunca entrarán en una iglesia o intentar reformar la lidia y el toreo para los que jamás se asomarán a una plaza de toros. Pues eso.

LA OCURRENCIA DE LA MINISTRA

Habíamos hablado de la señora ministra, otra de las ‘miembras’ del gobierno chachi piruli de Pedro Sánchez. El toro –y la caza- reaparecen en la mesa de los políticos. Podría ser para bien a pesar de esas inadecuadas e inaceptables declaraciones de una señora que está al frente de una historia para no dormir llamada “Transición Ecológica”. Y nosotros con estos pelos. La señora Ribera no tuvo empacho en afirmar que, si de ella dependiera, prohibiría los toros y la caza despreciando a miles –o millones- de practicantes y aficionados que participan de dos actividades legales, consolidadas y absolutamente necesarias. No sabemos si –emulando a su señorito- habló como ministra o en nombre propio. Es la moda, consagrada por la vicepresidenta Calvo que, eso sí, presume de buena aficionada. Pues menos mal. El peligro es poner color político a una fiesta que no entiende demasiado de banderas. Quedan lejos aquellos tiempos en los que los líderes del momento no dudaban en retratarse ante la cámara de Alberto Schommer –otro notario gráfico de la transición política- parapetados tras una batería de capotes de brega. Es hora de reivindicar esa constitución cuarentona que consagra la libertad de los españoles. Desgraciadamente para algunos esa libertad depende de sus gustos e imposiciones y empezamos a correr peligro de hacer una España en la una mitad excluye a la otra. La imagen que publicamos sobre estas líneas, tomada en la corrida de la Beneficencia de 1981 es elocuente. El espontáneo Antonio Olmos pintó un “Viva la Constitución” en su muleta. Había sido el año del golpe de Tejero. Ahora hay otros golpes en marcha sin pistolas al aire ni brillo de charol en los tricornios. Seguramente son más peligrosos.

ALGUNAS NOTAS HISPALENSES

Y vamos plegando velas, pero antes haremos mención del nuevo rumbo profesional de Miguel Ángel Perera, que ha escogido a Pedro Rodríguez Tamayo –número dos en el organigrama de la empresa Pagés- y a Santi Ellaury como nuevos apoderados. Lo ha hecho después de despedir la larga etapa de simbiosis e independencia con Fernando Cepeda. La verdad es que el matador extremeño ha logrado sorprender a propios y extraños con este golpe de timón que le acerca a la órbita de los gestores de la plaza de la Maestranza, con los que –ésa es la verdad- no siempre estuvo a partir un piñón. No está de más recordar sus ausencias de las Ferias de Abril de 2009, 2012, 2014 y 2015 en distintas circunstancias. Se les desea suerte a todos en el empeño. Y si hablamos de Sevilla también hay que recordar que los veedores –y el propio Ramón Valencia- andan dando los últimos repasos a los encierros que se lidiarán la próxima temporada en el coso del Baratillo. Ya se sabe que Garcigrande hará doblete en el ciclo abrileño; que El Pilar ya tiene preparada su corrida, lo mismo que Victorino, Miura... el elenco ganadero –que no tardará en ser conocido y publicado- no se alejará demasiado de los esquemas de los últimos años aunque el aficionado –no hablamos de ciertos talibanes- agradecería la cuarentena de algún hierro. Y, ahora sí, bajamos la persiana evocando la memoria y la bonhomía de un personaje que se marchó sin previo aviso. Hablamos de don José Luis García Palacios que deja el recuerdo de su naturalidad choquera y su impresionante trayectoria empresarial. Lo escribieron para la sepultura de Cúchares, pero parece escrito para él: “Dichoso el que sea llorado sin dejar en la tierra un enemigo...”


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