jueves, 20 de diciembre de 2018

Indignación popular ante el asesinato de Laura Luelmo



¿Escrito por un policía gaditano..?
Corría el año 1995 cuando a Bernardo Montoya le esperaba un juicio por lesiones graves en el que al susodicho le pintaban bastos, pues una anciana de 81 años se disponía a declarar en su contra. Bernardo decidió entonces asaltar la vivienda de la pobre Cecilia y asestarle varias puñaladas con un machete en la región dorsal y en el cuello. Pensaría Bernardo que para qué tanto juicio ni pollas, si los juzgados están saturados, que ya directamente él ponía el orden en las cosas.
A partir de ahí Bernardo se topa de bruces con un sistema que le da amparo hasta límites incalculables, hasta tal punto que durante el juicio la defensa pide su absolución por "su grave adicción a la cocaína y heroína". Y aunque parezca impensable en un país decente, el pobre Bernardo es condenado pero consigue una atenuante precisamente por eso, por ser un puto yonqui que no ha aportado en su asquerosa y putrefacta vida nada positivo a la sociedad en la que se le ha permitido vivir. Si Bernardo hubiera nacido y vivido en Wyoming, o en Ohio, le hubiera esperado la canina y a otra cosa mariposa. Pero no. A Bernardo se le permitió el derecho a poder reinsertarse en la engranaje social en el que vivimos, independientemente del deseo del propio recluso. Porque a la vista de los hechos el bueno de Bernardo se pasó por el forro de sus cojones gitanos ese derecho que nuestras leyes le otorgaron.

Él y Luciano, su gemelo, formaban una dupla que causaba terror allá donde pisaban con sus execrables pies. Y tanto talento delictivo, al menos en este país, se premia con una palmadita en la espalda y un "pobre gitano, excluido socialmente, qué le habrá hecho la sociedad que le ha abocado a tanta ruindad". Y mientras, Cecilia se pudre criando malvas porque en España somos mucho de olvidarnos de quien está bajo tierra si no se apellida Franco. Y ante esta oportunidad que le brinda la vida y el derecho penal/procesal español, Bernardo decide que dos meses después de salir del talego es hora de poner su sello Montoya de nuevo. Y se encapricha de Laura, y la rapta, y tras ver el resultado de la autopsia acaba con su vida dos días después de secuestrarla, sin poder ni imaginarme lo que hizo con la pobre Laura mientras duró su cautiverio sin que me entren ganas de cagarme en los muertos de todo lo cagable. Y si alguno piensa que a Bernardo se le han acabado los comodines, se equivoca totalmente.

Pero a la indignación vivida estos días por la muerte de Laura se une el hecho de observar ciertas reacciones, sobre todo en ciertos medios afines a diversas tendencias ideológicas, que tratan de hacernos ver que la luna es negra. Por sus cojones benditos. Leía hoy estupefacto el artículo de opinión de un pseudo-periodista llamado Raúl Solís del medio digital lavozdelsur que se titulaba, ojo al dato, "Tú también eres el asesino de Laura". Ni siquiera el lumbreras de Raúl decide hacer uso del plural mayestático para al menos, incluirse también él en la ristra de posibles culpables por la muerte de Laura. A ti, que estás en tu casa lamiéndote las heridas por tal acto atroz, viene el ideológo de Raúl Solís a decirte que tienes parte de culpa por vivir y permitir una estructura política, cultural, económica y estética que legitima los asesinatos de mujeres.
Arsa, y se queda tan pancho. Y yo, periodista de vocación y no de actuación, te diré Raúl Solís, que estamos de acuerdo en que es necesario que desde pequeños se estructure la educación de los niños basándonos en la igualdad, en el respeto y que del mismo modo, es fundamental que se impulsen en todos los ámbitos políticas de igualdad real. Pero Raúl, que decidiste perder la objetividad periodística en pos de caer en gracia a ciertas tendencias ideológicas te contestaré que igual tú, y los tuyos, sois más culpables del asesinato de Laura que áquellos a los que acusas, pues es tu medio afín a la izquierda y tu pluma tendenciosa la que amparó en su momento las más airadas protestas por la aplicación de la prisión permanente revisable. Tú, y los tuyos, sois los que debéis hacer un ejercicio de reflexión para llegar a entender que hasta en las sociedades más avanzadas, más igualitarias en materia de género, se producen actos violentos y crueles contra las mujeres por la sencilla razón de que hay individuos que son seres inmundos, despreciables. 

Y cuánto antes os metáis, tú Raúl Solís, y los tuyos, en vuestra cabecita progresista que vuestro mensaje buenista pone en peligro a Laura, a Cecilia, a tu hermana o a la madre que te parió, antes te darás cuenta que igual la culpa también la tienes tú.

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